jueves, 27 de agosto de 2009

El Corazón de Venezuela

Realmente el corazón geográfico de nuestro país corresponde al Estado Guárico. Situado en todo el centro de la nación, con el estado Aragua clavado en su territorio como una puñalada, posee la forma abstracta de un corazón que palpita y se desangra sin ver progreso para sus coterráneos. Por él tenemos que pasar aunque sea de refilón sí pretendemos atravesar en cualquier sentido, de norte a sur, de este a oeste, o viceversa, el suelo venezolano.

Los cielos más hermosos de Venezuela son los del estado Guárico, las nubes más blancas, el azul más prístino; la puerta al llano profundo es el estado Guárico; el mejor queso llanero es el del estado Guárico; la comarca con peores vías de comunicación es sin dudas también el estado Guárico.

El estado Guárico con sus 64.968 km2 y una población tan escasa que no alcanza las setecientas mil almas aún metiendo en la cuenta al Ánima del Taguapire, es un estado productor de petróleo al que se le pichirrea hasta la más ínfima gota de brea.

De lejos se lleva el título de Líder en el Campeonato Internacional de Huecos en todas sus versiones: Carreteras, Calles, Avenidas, Calzadas, etc. Todos sus caminos sin excepción, están plagados de huecos, apolillados por la carcoma de la desidia. Y en donde no hay huecos… ¡Hay “policías acostados”!

Pareciera que los recursos para la compra de asfalto destinado a la refacción y al bacheo de las vías, se distrae en la diseminación de obstáculos (eufemísticamente denominados “reductores de velocidad”) que, con un sadismo impresionante han resuelto instalar -o permitir que su establecimiento ocurra- las autoridades del tránsito guariqueño.

Limitando con Carabobo, Aragua, Miranda, Barinas, Cojedes, Apure, Anzoátegui y Bolívar, su tierra feraz es el granero que provee de maíz, arroz, sorgo y leguminosas, de carne y de leche al grueso de la agroindustria criolla. Sin embargo le ha tocado sufrir una estirpe de gobernantes regionales que han sumido a esa entidad en el inframundo del deterioro progresivo y perpetuo.

El llanto de los guariqueños y de los que circunstancialmente tenemos que pasar por allí llena y desborda el embalse de Calabozo. Debería patentarse un adminículo que transformara las arrecheras y las mentadas de madre de los conductores en energía y, sólo gracias a la cuota energética que aportaría el estado Guárico, se acabaría el problema mundial de la contaminación del aire.

Tengo años atravesando el Guárico y con ninguno de los gobernadores de turno -del signo que estos hayan sido- he tenido suerte. No hay manera de hacer la travesía sin que alguna parte de su vehículo sufra las consecuencias de su osadía. La industria más próspera de ese estado debe ser la de los talleres para automóviles.

William Lara es sin lugar a dudas, el más leguleyo de los periodistas venezolanos; su hablar atiplado, de carácter pausado, su acento singular, marcaron la manera vernácula de hacer parlamentarismo. Con la ayuda del Presidente Chávez llegó a la Gobernación de Guárico y se esperaba mucho de él, más aún siendo éste el sucesor de Manuitt “El Destructor”.

Parado en una estación de servicio en Ortiz mientras me arreglaban un caucho que se había estropeado víctima de uno de aquellos ya legendarios boquetes, escuchaba yo la radio y conversaba con los empleados de la cauchera cerca de la media noche y en medio de una oscurana -pues para colmo de males no había electricidad por toda esa sabana-, cuando oí una voz conocida. No era la de Luís Silva ni la de Reynaldo Armas… no, ¡Era la voz de William Lara!

Hablaba el gobernador con su jerga clásica, mencionaba artículos, citaba la Ley de Tránsito, aludía al Código Penal y yo me dije: ¡Carajo, tengo que pararle bolas a Lara!

Mientras esperaba que repitieran por la radio la perorata de William, me enteré de boca de los caucheros, personas autóctonas de la zona, que al mandatario regional lo apodaban “Dos Kilómetros” y, socarronamente pregunté el por qué de semejante apodo, apresurándome a pensar que la causa venía por otro lado.

Con el cantaíto típico del hombre de llano adentro, obtuve por respuesta un: “¡Gua por qué más va’sé pariente!, ¡Por qué’se hombre na’más anuncia arreglos de carretera que no alcanzan un porción de 2 kilómetros je je je!”

Intrigado por el recuerdo de las palabras de William -hombre siempre tan enterado de las interioridades de las leyes- y, aguijoneado por la curiosidad pues esa noche por los apagones constantes no alcancé a escuchar nuevamente la bendita propaganda, no más llegar a casita me fui derechito a internet a buscar la ley de tránsito.

Ciertamente, de las palabras de Lara se desprendía que la obstaculización de las vías nacionales es un delito que puede ser sancionado con multa o prisión según lo contemplado en el Código Penal venezolano.

Y yo pensé leyendo el articulado: ¡Qué bolas tiene William!, ¡Se me acaba de escoñetar el carro pasando por su jurisdicción y el tiene las santas bolas de acusar y amenazar a las personas que pone obstáculos sobre la carretera!, ¿Es qué acaso los huecos no son obstáculos?, ¿Es qué acaso los “reductores de velocidad” no impiden el libre tránsito?

Descubrí gracias a Lara ciertas cosas que son muy interesantes. Por ejemplo, el Artículo 5 de la referida ley dice que “Es de la competencia del Poder Público Estadal… la conservación, administración y aprovechamiento de las carreteras…”; el Artículo 55 menciona que: “Las autoridades administrativas del tránsito terrestre competentes, en el ámbito de su circunscripción, quedan facultadas para remover los obstáculos… que obstaculicen el normal desarrollo de la circulación vehículos y peatones.”; y a su vez el Artículo 59 apunta textualmente que: “Los usuarios de las vías públicas de uso permanente o casual tienen derecho a circular libremente, en condiciones idóneas de transitabilidad y seguridad, y a ser resarcidos por quienes tengan la responsabilidad de administrarlos, por los daños personales y materiales imputados al mal estado de la vialidad.

Dime tú, William Lara, ¿Quién me resarcirá los daños ocasionados por la caída involuntaria e inevitable en alguno de los cráteres que con tanto esmero han ido estableciendo y/o consolidando a través de tu gestión?, ¿No eras tú el que con su vocecita inconfundible, amenazaba a través de la radio con sancionar penalmente a los ciudadanos que obstaculizaran el libre transito de vehículos o personas por las vías de tu estado?

Te recuerdo William Lara que el artículo 51 de la Ley de Tránsito reza que: “Las autoridades administrativas competentes, en el ámbito de sus respectivas circunscripciones, garantizarán que la circulación peatonal y vehicular por las vías públicas, se realice de manera fluida, conveniente, segura y sin impedimentos de ninguna especie.”, y que tú eres una “autoridad competente”.

William, dime ¡Es qué acaso tú no utilizas nunca la carretera entre Ortiz y San Juan de Los Morros?, ¿Nunca viajas tú William, entre San Juan y Villa de Cura?, ¿Qué tipo de carro usas tú William Lara que, tu fundillo no percibe los impactos tenaces que producen las decenas de “policías Acostados” esparcidos por esas vías?.

Tenías razón William Lara, en el Código Orgánico Procesal Penal como realmente se denomina el artilugio en su Capítulo II De los delitos contra la seguridad de los medios de transporte y comunicación, Artículo 357, señala que “Quien ponga obstáculos en una vía de circulación de cualquier medio de transporte, abra o cierre las comunicaciones de esas vías, haga falsas señales o realice cualquier otro acto con el objeto de preparar el peligro de un siniestro, será castigado con pena de prisión de cuatro años a ocho años.”

¿No eres tú William Lara, la autoridad competente encargada de remover obstáculos que impidan el tránsito fluido y seguro de los ciudadanos por las carreteras de tu estado?

Ve buscándote un buen abogado porque gracias a tus propios argumentos, los cuantiosos afectados por tu negligencia hoy tenemos armas con las que acusarte y leyes por la cuales serás sancionado.

Por ningún motivo puede impedirse el libre tránsito de vehículos o peatones en una vía pública. Yo sé que tú te referías en tus comentarios a los ciudadanos que aspiraban con o sin razón a manifestar, y que sin previa obtención de la autorización emanada de la autoridad competente, querían hacer uso de su derecho a manifestar, sin darse cuenta que con ello afectan, obstruyendo o impidiendo el libre tránsito de las personas y de sus vehículos. Pero esto no te exime de culpas.

La pobre Francisca Duarte -el Ánima del Taguaipire-, en su infinita bondad debería halarle las sábanas a quien le competa el mantenimiento de la vialidad a ver si resuelve algún día la “autoridad competente”, iniciar su trabajo.

miércoles, 26 de agosto de 2009

El Ruleteo

Práctica inveterada esta que, sufren muchos pacientes en Venezuela y que al parecer no se extinguirá tan fácilmente.

Heredada seguramente de la cuarta, pero con raíces profundas, tan antiguas que me atrevo a decir que son quizás, precolombinas.

Históricamente, la cosa comenzó muy mal para la salud en nuestro continente, y aún hoy padecemos de las carencias, corrupción, negligencia y abandono que se han ido acumulando a lo largo de los siglos. Desde la primera expedición de Colón para acá, se empezaron a incumplir las normas sanitarias en la misma medida en que estas aparecían y esto no ha parado de ocurrir hasta nuestros días.

En su primer viaje a nuestras tierras y por disposición de sus Majestades, el Almirante debió abandonar el Puerto de Palos incluyendo entre los miembros de su tripulación -como todas las naos que zarparan de aquel atracadero-, a tres individuos que, constituirían lo que se consideraba el personal médico imprescindible para que una expedición marítima estuviera en regla.

Un médico, un físico -el equivalente a un cirujano actual- y un herbolario -es decir, un farmacéutico- integraban el trío que debería asegurarse de preservar la salud de los tripulantes de aquellas embarcaciones.

Sin embargo, y hasta donde he podido llegar con mis lecturas, de los tres sólo el físico acudió a la histórica travesía, estrenándose en sus labores quirúrgicas en Puerto Flechado, nombre muy apropiado con el que bautizaron los barbudos invasores a la caleta hoy conocida como Chichiriviche, en donde fueron recibidos los expedicionarios con una lluvia de flechas, lo que motivó el curioso y oportuno nombrecillo.

Tan mala era la situación sanitaria en aquel tiempo de expediciones (pues nadie con formación y renombre, se quería arriesgar a emprender viaje en compañía de semejante caterva compuesta de una mixtura explosiva de atorrantes, rufianes, mercenarios, forajidos y facinerosos) que, las autoridades españolas no en muy pocas oportunidades, acudieron al reclutamiento forzoso de gitanas y adivinadoras a quienes embarcaron en contra de su voluntad, para suplir la falta de médicos. Uno de los nombres de aquellas (literalmente) encantadoras damas que en este momento recuerdo (estoy fuera de casa y acudo a la siempre frágil memoria) es el de “La Fundimenta”, mujer por demás atravesada quien, para evitar las agresiones físicas y los abusos sexuales de parte de sus compañeros conquistadores, los amenazaba con embrujarlos si osaban meterse con ella.

Cuenta el historiador Pedro Archila que la formación del piache o moján, además de ser excesivamente exigente física e intelectualmente, era sumamente costosa, y el aprendiz debía cancelar por adelantado ciertos emolumentos a su instructor, para que este lo aceptara y le cediera sus conocimientos acerca de las enfermedades y las curas ceremonias y conjuros que debería aprender para combatirlas y así consagrarse como curandero.

Pese a la precariedad que podríamos suponer tenían los conocimientos médicos aborígenes, más fue lo que los españoles aprendieron de estos que viceversa. El maletín del herbolario se colmó de nuevos remedios y, en muchas de las incursiones hacia el interior de las Indias Occidentales, la única fuente confiable de atención sanitaria con la que contaron los exploradores españoles, fue con la presencia de un curandero indígena.

Bien, con esos inicios es fácil comprender lo valioso que ha sido un médico desde siempre para los habitantes de la zona tórrida.

La escasez de profesionales de la medicina se vio suplida desde entonces cubriendo las vacantes con médicos extranjeros y aceptando la presencia de charlatanes, curiosos y falsos facultativos que, hacían del intrusismo médico su modo de vida. Las poblaciones interioranas quedaron siempre, deficientes con el reparto y desde aquellos tiempos el peregrinaje hacia la Metrópoli en busca de salud se convirtió en requisito “de vida o muerte”.

La pugna por contar con galenos que cubrieran las plazas vacantes en las ciudades del interior, llevó a la rápida aparición en nuestras tierras del protomedicato y a la formación de la Universidad de Caracas y a la constitución del Seminario de San Buenaventura en la Mérida serrana, germen este último de la Universidad de Los Andes.

Con el advenimiento del petróleo, contingentes humanos cuya esperanza de vida no rebasaba los 35 años, se animaron a viajar a las ciudades dando origen a los groseros cinturones de miseria que hoy vemos con asombro. Estas personas carentes de recursos para procurarse una buena atención médica con sus propios medios, ha dependido desde siempre de la magnanimidad del Estado para resolver sus apremiantes problemas de salud.

Estos ciudadanos, empujados por la desesperación y victimas de su propia ignorancia, han dejado hasta lo que no tienen al pie de los altares que rinden tributo a los dioses del olimpo médico. Los templos erigidos en nombre de Asclepios acá en el trópico, tienen nombres de clínicas privadas, son sitios en donde usted no es bien recibido si no cuenta con suficiente dinero.

Luego de cubrir el ingreso a las universidades públicas nacionales con los integrantes de una casta médica con raigambre y abolengo, las vacantes que quedaron fueron asignadas a los hijos de vecina que soñaron con seguir los pasos del centauro Quirón. Vaya criterio de selección.

Malo malo. Producto de este vicioso enfoque educativo, la mayoría de las personitas que vestían batas blancas y no eran hijos o familiares de médicos, tuvieron en sus cabecitas una sola aspiración: ganar el dinero suficiente para no regresar jamás a aquella vida que ya no era la de ellos, así sus padres, su familia, sus amigos permanecieran aún allá en el bario, allá en la pata del cerro.

Consecuencia de todo esto: al egresar como flamantes galenos, los soñadores de otrora jamás regresaron a donde más se les necesitaba, es decir a sus comunidades y obviamente, para obtener el dinero que les hiciera adquirir las cosas que, la misma sociedad les indica son inherentes a su investidura -de semidiós o semidiosa según sea el caso que nos ocupe-, comenzaron a engrosar las nóminas médicas de las grandes clínicas.

Jamás volvieron a ser los de antes.

Recuerdo alguna oportunidad cuando en el siglo pasado nos ocupábamos en resolver los problemas de los pacientes que acudían a consulta en algún hospital de provincia y tuve que refrescarle la memoria a alguno de los directivos de la hoy agonizante Federación Médica Venezolana que nos visitaba diciéndole que, si en los hospitales en ese momento no había equipos con qué trabajar era por que ellos se los habían llevado antes para sus clínicas, porque a nosotros, a los médicos de nuestra generación, nos había tocado llevar nuestro propio tensiómetro, nuestro propio estetoscopio, ¡Nuestro propio termómetro!, para poder atender a quien nos tocara socorrer.

Es prácticamente incompatible en la actualidad el ejercicio de la medicina pública y la privada al unísono. Los niveles de corrupción, el mal ejemplo han permeado tan dramáticamente la conciencia de los galenos que, han dado origen a términos ignominiosos como el de ruleteo, carreteo, acarreo, enfriamiento, etc.

Ruleteo, es la acción de rebotar indefinidamente a un paciente de centro en centro asistencial hasta que este desiste de ese servicio y acude a una clínica privada por su cuenta y riesgo. Carreteo, es la incitación por parte de algún especialista hacia el paciente para que lo busque en su clínica en donde si le puede resolver su problema de salud inmediatamente. Acarreo es el acto que ejecuta algún médico general o residente en contubernio con un especialista para trasladar a un paciente desde un centro público hacia uno privado con la finalidad de operarlo, siendo aquel -el médico bisoño- el ayudante en el procedimiento quirúrgico. El enfriamiento, es la práctica mediante la cual el médico que recibe al paciente en el instituto público “enfría” el padecimiento del paciente mientras el especialista que debe atenderlo, trabaja en el medio privado, son conductas que se repiten a diario en nuestros hospitales por que nadie quiere ponerle la cascabel al gato.

Por más chavista que declare ser el director de turno de cualquiera de nuestros hospitales, teme proceder contra el médico que incumple con sus obligaciones. Una red de compadrazgos, sumada a un entramado de complicidades, entierran bajo toneladas de favores la moral del funcionario, a quien de paso le recuerdan día tras día que, cuando salga del cargo va a volver a estar a merced de los infractores que generalmente son “vacas sagradas”.

Por estas circunstancias el apelativo de Revolucionario -confirmado por el tiempo y por su comportamiento alejado de los principios socialistas-, les queda realmente ajeno, lejano, grande e inconveniente a estos señores directivos que han pasado hasta el momento por los diversos hospitales que conozco.

Estas consideraciones pueden ayudar a quien le competa, a aclarar el origen del flagelo que hoy le quita el sueño al señor Presidente. Y al Presidente mismo también le pudiera interesar esculcar en estas notas ya que siempre ha manifestado su apego por el recuerdo y la indagación en nuestros orígenes.

He allí algunas claves acerca de nuestros vicios.

jueves, 20 de agosto de 2009

Viaje al atardecer

Viajar a través del país siempre representa un cocktail de emociones antagónicas. Sensaciones adversas, contrapuestas, sentimientos encontrados.

Cruzar sólo trece de los 24 estados (incluyendo Distrito Capital) puede haber sido una especie de mensaje premonitorio.

Satisfacciones y desencantos se mezclaban al recorrer kilómetro tras kilómetro, desilusiones y desengaños aparecían al avanzar pueblo tras pueblo, caserío tras caserío. Como anuncia una poética señal de transito antes de llegar a las apolilladas calles de El Tigre -tierra del bardo Tareck Willians Saab-, para comentar las condiciones del asfalto: “Depresiones y Sobresaltos”.

De viajes anteriores hacia la Gran Sabana, tuve siempre como razón para vanagloriarme, el tener que alagar el aspecto de las carreteras del estado Bolívar. Era digno de elogio para quién lo hubiese logrado -porque de ese estado irreal ha ya varios años-, el sentir la uniformidad del asfaltado bolivarense; más aún, luego de haber pasado por Anzoátegui y Guárico.

De Guárico siempre pensé que, por ser el Gobernador Manuitt, él jamás se daría cuenta de lo malo que estaba el trazado vial, pues su cara y el asfalto guariqueño tenían la misma tersura. Es cierto, Manuitt que se asomaba al espejo y veía su rostro víctima de un persistente acné juvenil, luego salía a la calle y veía la huecamentazón que algún gracioso plasmó al trocar un aviso que daba la bienvenida a ese estado llanero haciéndolo decir: “BIENVENIDOS AL ESTADO GÜEQUIRO”.

De Anzoátegui me sorprendió la labor ejecutada por el gobernador Saab en sus primeros años y esperanzado soñé con ese estado, por demás petrolero, libre de huecos.

Pero la condición actual de las carreteras de esos parajes del centro, oriente y sur del país desmienten la añoranza.

De Rangel Gómez desconocía casi hasta su nombre, sólo recuerdo que Chávez le levantó la mano, pero con la cantidad de huecos que tuve que esquivar y los otros tantos en los que irremisiblemente caí, me han hecho un retrato de la eficiencia de este caballero para resolver los problemas más sencillos de su comarca, que será difícil de olvidar.

Ni siquiera tuvieron que hacer campaña para lograr sus respectivas gobernaciones, pues con la segunda que les hizo el Presidente Chávez arrimándoles un caudaloso río de votos para sus correspondientes aspiraciones, les fue muy sencillo llegar a donde están. Pero son incapaces, más aún inútiles, para mantener una vialidad que ya tenían levantada.

No importa que contraviniendo la orden del Presidente, persistan en cobrar peaje a transportistas y camioneros, aunque no sé si producto del artículo anterior que escribimos aquí en APORREA, al menos en los últimos días han perdonado del pago del tributo a los que conducimos vehículos particulares.

Sin embargo, ellos ni por gratitud ni por vergüenza han hecho nada para lograr ser bien recordados.

Los visitantes, lo sentimos sólo de pasadita, pero los locales lastimosamente se los tienen que calar hasta el final de sus mandatos. No importa cuan lejana esté la población en donde usted pregunte, la respuesta parece ensayada: “¿Por qué el Presidente Chávez no se encarga de este asunto?”

Y yo les respondía a mis contertulios: ¿Y qué carajo va a saber el Presidente que ustedes tienen tal o cuál problema, si para eso ustedes eligieron a éste fulano como gobernador de su estado? ¿O a mengano cómo su flamante alcalde?

Ya algunos de estos inútiles tienen sus dos periodos cumplidos y no sé con qué rostro le irán a solicitar nuevamente el voto a sus paisanos, porque de aspiraciones ellos si que saben. Otros, con lo mal que lo están haciendo no creo que tengan cara para ir a pedir cacao.

Al menos el viaje por esos paisajes, el contacto con la gente, los atardeceres que nos han deslumbrado, han valido la pena.

jueves, 13 de agosto de 2009

La Mamá del Presidente

I

Ya el 25 de abril de 2003, Felipe Mujica mirando de frente a las cámaras de Televen, le lanzó tremenda mentada de madre al Presidente. Esa vez no ocurrió nada.
En aquella ocasión quiso el agraviante (Felipe Mujica) dárselas de vivo, pues él conocía que -para esos días-, se encontraba en Venezuela una delegación de la Sociedad Interamericana de Prensa. Con su magistral jugada, ponía en jaque al Gobierno, pues si este actuaba contra él se la ponían bombita a los representantes de la SIP, que tendrían el argumento para acusarnos de “haber acabado con la Libertad de Expresión” y si no hacía nada, Mujica quedaría como hombre cuatriborleado que, se atreve a insultar al Presidente en su propia cara.
¡Qué arrecho soy! Podría haber exclamado Felipe, ya que ésta “acción” elevaría su tasación dentro del ranking opositor, subiría su cotización en el mercado de valores perecederos que ha resultado en este comienzo de siglo, la oposición Venezolana.
“¡No contaban con mi astucia!”, parece haber exclamado el chapulín bigotudo, pelón y anaranjado levantando el puño izquierdo con el chipote chillón agarrado.
Pero a Chávez le supo a soda y el asunto murió en algún rincón oscuro en el que terminan casi todos los inventos de la oposición venezolana.
El mes pasado, el miércoles 08 de julio a las 8:38 am para ser exactos, una mujer -no sé si dama-, quién se identificó como “La Negra” Rosaura Sanz, dirigente de Alianza Bravo Pueblo (ABP), al declarar desde el interior de la sede de la OEA a favor de Ledezma -mientras éste aparentaba desfallecer de hambre-, al borde del paroxismo mediático, le sacó la madre nuevamente al Presidente sin que esto trajera mayores consecuencias.
El programa en el que se hizo pública esa tremendura por la emisora 93.5 FM Melodía Stereo, es el conducido -no podríamos decir que moderado-, por el jamás bien ponderado Eduardo Semtei otrora motivo de burlas opositoras por aquello de: “¡El 28!, ¡El 28!” y por el inefable Carlos Melo, blanco también de la sorna oposicionista, ahora ambos líderes indiscutibles de esa misma descarriada oposición .
¡Qué ironía! La concesión para el libre funcionamiento de esa emisora fue otorgada (como a otras tantas) por este Gobierno, del que se dice a los cuatro vientos que es dictatorial represor y autoritario, ¡Qué atenta contra la libertad de expresión!.
En Venezuela una de las cosas por las que usted podría fácilmente amanecer con el mosquero en la boca es, precisamente, el mentarle la madre a alguien. Esto es considerado una ofensa de las más graves, una expresión excesivamente vulgar e inaceptable, si se la ha pronunciado en privado. Ahora imagínense si la afrenta se ha realizado públicamente, en vivo y en directo a través de un medio de comunicación masivo de tanta penetración como lo son la televisión o la radio.

Incluso, una agresión verbal de ese calibre pronunciada contra la progenitora de cualquier ciudadano o ciudadana es, en el mejor de los casos, causal de sanción penal a la emisora o estación que la transmite y por supuesto que para quien la haya proferido.

II

Esto sucede en un país que es un desmadre. Hace algunas semanas atrás iba yo manejando por la autopista Caracas Valencia y escuchaba al Presidente Chávez en su programa dominical cogiendo una soberana arrechera al enterarse de que muy a pesar suyo, en Venezuela se seguía cobrando peaje. A quienes transitaban por esa vía lo bajaban den cuadrúpedo y no había con quien quejarse. De inmediato preguntó qué pasaba y unos zagaletones presuntamente estudiantes y supuestamente revolucionarios, le explicaron que ellos -¡Qué cagada!-, habían constituido una cooperativa y con el dinero recolectado becaban a estudiantes de bajos recursos, ¡Qué tal!, ¡Un Paraestado funcionando!, ¡Una trampajaula atendida por sus propios dueños!. Y ¿Qué pasó?... ¡Nada!. No hay culpables, ni un solo detenido, ni idea de donde fueron a parar los fondos hasta ese día recaudados.

¿De que sirvió la calentera del Jefe de Estado?. No creo que de mucho, pues ahora que ando nuevamente en carretera, he podido comprobar que en estados en donde el gobierno regional depende de bolivarianos, la odiosa práctica de cobrar peaje se continúa efectuando.

¡No me vengan a decir que no!, ¡tengo en mi poder los recibos y puedo mostrarlos!. En el peaje de Palo Negro en el estado Aragua en donde creo que es gobernador un tal Rafael Isea me cobraron peaje para entrar a Maracay y en horas de la noche hicieron lo mismo en dos ocasiones en el estado Anzoátegui en donde me parece que gobierna Tarek Willians Saab, ¿No es verdad Tarek?.

Diga lo que Usted diga Presidente, aquí al parecer nadie le para bolas a sus órdenes. Háganle lo que le hagan, no va a haber órgano de justicia que haga valer sus derechos como ciudadano o como Jefe de Estado.

III

Desde que era un niño, he estado escuchando que se le asignaron recursos a la Autopista de Oriente y desde aquel remoto tiempo sigo año tras año, haciendo la travesía por una carretera que da lástima recorrer. Pasaron todos los gobiernos de la IV y no la terminaron. ¡Canallas, ladrones, desgraciados!, llegamos nosotros, el gobernador es Diosdado, el Ministro de Infraestructura es Cabello, su hermano; el Presidente es bembón igual que nosotros, !Ahora si la pegamos!.

Pasó Diosdado, se fue su hermano, llegó Capriles Ratonski y no sé si será por el color de su piel pero los habitantes de esas costas, de esa zona fructífera en cacao, siguen esperando el milagro que al parecer llegará cuando agache el dedo San Juan, su patrono adorado.

El colmo es que estos señores ni siquiera justifican el el retraso o la falta de culminación de las obras o el cobro de esos reales en los peajes malhadados. Pueden preguntar a los que transitan por las carreteras de Anzoátegui si ellos han visto que -con el dinero de su aporte obligatorio- se haya mejorado en algo la vialidad de ese estado. ¿Disculpe señor gobernador Tarek Willians Saab, usted ha manejado recientemente por las carreteras de su estado?, ¿Sabe usted que carajos es un “ojo de gato” o para que se implementó el rayado de las carreteras?.

Señor gobernador Rafael Isea: ¿Sabe usted que no más al pasar el peaje de Palo Negro la huecamentazón en la vía es tan grande que por los alrededores proliferan los talleres mecánicos?

Señores gobernadores de estado afectos al Proceso Revolucionario: ¿Alguna vez escuchan el programa Aló Presidente?

¡Entonces por qué carajo ustedes siguen permitiendo el cobro de peaje en sus respectivas jurisdicciones si el Presidente abolió el cobro de los mismos?, ¿Por qué lo siguen cobrando si los recursos obtenidos ni siquiera garantizan un buen servicio para el usuario, que en la mayoría de los casos expone su vida y la de sus familiares al transitar por esos purgatorios que ustedes llaman carreteras?

Señor Presidente, peor que las mentadas de madre, más grave aún que el haber sido mandado a callar por “el rey de España”, lo más infame que a Usted le está sucediendo es que la mayoría de sus colaboradores no le paran ni media bola.

¡Qué contraloría social ni que ocho cuartos!, ¡Póngase las pilas y recorra la nación de incognito, sin aviso previo sobre cuál será su itinerario!

Al igual que nosotros el resto de los venezolanos comunes y corrientes, se va a llevar unas cuantas no muy agradables sorpresas. Señor Presidente, sus mismos “colaboradores” lo están desgastando.

Si siguen las cosas así su señora madre seguirá siendo el blanco.

viernes, 7 de agosto de 2009

Balada para AD Lina

I

Nunca me gustó -por melosa- esa canción. Aunque compuesta por Paul de Senneville, fue empavada para toda la eternidad por el más kitsch de todos los pianistas contemporáneos, el francés Richard Clayderman. Y aunque hasta donde recuerdo, la tonadilla se convirtió en un verdadero éxito que incluso llegó a vender más de 22 millones de copias, en serio más que una balada era realmente una ba”ladilla”.

La semblanza de esta pieza musical resulta extremadamente particular, una historia fabulada: Un compositor -Senneville- que tiene una hija –Adelina-, le compone una canción -la balada en ciernes-y, un perfecto desconocido -Clayderman- se hace famoso interpretándola.

Si sustituimos los nombres de los personajes tendremos una trama similar pero aplicada a otro asunto, quizás más peliagudo que el hit parade y sus interioridades: Un compositor –Chávez-, que tiene una hija -la Revolución Bolivariana-, le escribe unos fundamentos -Socialismo del S. XXI- y, una perfecta desconocida -Lina Ninette Ron Pereira- se hace famosa interpretándola.

II

Los primeros llamados de atención por mi conducta izquierdosa, los recibí no como cabría esperarse de mis padres o de la policía, si no de parte de los cabilleros de Acción Democrática. Finalizaba ya la década de los 70’s, Carlos Andrés Pérez I era presidente y yo, estaba comenzando el bachillerato.

Rescoldos de la insurgencia guerrillera ardían por todo el territorio venezolano y el “Liceo LEER” ubicado en la avenida La Patria de San Felipe -a menos de una cuadra arriba del cuartel de la Guardia Nacional-, servía de mampara para que, de manos de los más avezados y aguerridos profesores de bachillerato, nos iniciáramos en el conocimiento y el estudio de las bases teóricas de las doctrinas de avanzada.

De allí debe provenir la reticencia con la que muchos de nuestros contemporáneos miraban, a los adecos y después a los copeyanos, en esa eterna cadencia que produjo en Punto Fijo el pacto lapidario que cayó sobre todos los venezolanos.

El comportamiento típico de esas toldas políticas era pues, el de una “dirigencia” que disfrutaba de los cargos y del enriquecimiento ilícito (hurgando en las arcas del erario público), que aparecía ante los medios vistiéndose con el ropaje democrático y unos grupos de choque organizados, financiados y azuzados por aquellos, constituidos por sujetos de todas las calañas que, como tropas de asalto, irrumpían en las manifestaciones estudiantiles, en las reuniones de centros de estudiantes, e incluso hasta en las casas de particulares, en donde las células incipientes de una revolución idealizada se armaban de sueños y de argumentos para el mañana.

III

Alias Rosa es la versión de aquel monstruo que hoy nos acompaña.

Transgénico de la IV República, ha sabido sobrevivir adaptándose a los requerimientos que el ambiente político le ha planteado.

Subproducto de este experimento llamado Revolución, que trata de llevar “la mayor suma de felicidad al pueblo venezolano”, esta cepa catira y virulenta se nos ha escapado de las manos.

No crean que su ira espasmódica y descontrolada es producto de una intoxicación por agua oxigenada o por el uso y abuso tópico de cualquier otro tipo de sustancia conocida, que se use como decolorante.

¡No!, la criatura nació con pedigrí, hija de dirigente de la IV, hermana de una militante con cargo dentro del esquema gubernamental, se hizo cabecilla de los grupos más hostiles del protochavismo.

El virus Ron colonizó con éxito el espacio en donde el guapo y apoyao, el más alzao pues, es quien asume el mando. Y con la misma cautela con la que cualquier germen parasita el organismo, esta señora que le dice adiós a la cuarta década de su vida, usó las estrategias heredadas y las aprendidas, para engatusar y seducir al Presidente mesmo.

Pensó Chávez como el Dr. Victor Frankenstein que, el engendro al que le había impartido el halito vital le iba a obedecer ciegamente, pero al igual que con el monstruo creado por la imaginación de Mary Shelley, ella se le escapó de las manos.

Lina no es tonta. Además de audaz, es habilidosa y evidentemente tiene su propia agenda.

Ella sabe muy bien que se aproximan las elecciones de representantes a la Asamblea Nacional. Ella conoce los pormenores de las modificaciones que sufrirá la ley electoral. Ella sacó muy bien sus cuentas. Ella asume que proyectando esa imagen virulenta hacia los opositores y servil al Presidente, aglutinará al segmento más chavista de los seguidores del presi, y con sus votos tendrá asegurado un puesto en el hemiciclo.

IV

Lina es intuitiva y jugó su mano con destreza. Por cualquiera de sus costados estaba blindada con esta movida. Atacando a Globovisión se aseguraba el ataque feroz, encarnizado diría yo de todos los medios opositores al Gobierno, y esto le representa el acaparamiento de los titulares de todos los periódicos por unos cuantos días, quizás semanas; significa monopolizar la preocupación de todos los “sesudos” analistas que pululan por los programas de opinión de las televisoras controladas por la “Oligarquía Mediática”.

Reprendida por el Presidente se convierte en mártir de la Revolución, en la oveja negra descarriada, en la incomprendida por el Gobierno, en la quintaescencia de la dignidad revolucionaria vapuleada por sus mismos conmilitones de la manera más injusta. Pobrecita Lina.

V

No culpo a la catira, ella comprobó lo sabroso que es estar en la cúspide del empíreo revolucionario.

Ella posee oculto su propio cuaderno de bitácora, escrito a pulso pateando las calles, calándose el smog zigzagueando entre los carros encaramada en una Vera enduro de 150cc de cilindrada, mientras el resto de los personeros del gobierno desfilan en sendas naves por las calles de Caracas. Ella ha tenido que aguantar todo este tiempo las conversaciones vacías, los piropos desalmados y el comportamiento procaz de sus ángeles motorizados, mientras los compañeritos se codean con los Excelentísimos Visitantes que vienen a agasajarnos para plantear negocios multimillonarios. Ella ha tenido que saborear todos estos años el regusto grasiento de los perros calientes de Plaza Venezuela y la carga de colesterol del malo que viene con el relleno de las areperas de La Candelaria, mientras los camaradas del establishment comen light y gourmet en el repudiable este capitalino. Ella arrea megáfono en mano al grueso de los que engordan las marchas en apoyo al Presidente de Estado mientras los compañeros jerarcas arengan con el micrófono cómodamente subidos en la tarima principal del acto.

Carente de una sólida formación política revolucionaria, la catira aspira -como casi todos los que han desfilado por los cargos públicos a lo largo de estos años- a llenarse, a ponerse buchona, a salir de abajo.

VI

Y bueno, ¡se acabó el mito!, la leyenda de la intocable camarada que irrumpía precedida por el rugir de las motos, la de la rebelde melena amarilla olorosa a aceite 2 tiempos, la mujer de la voz ronca y del verbo incendiario, la que perdió su figura detrás de un pantalón verde oliva y una chamarra camuflada, parece haber llegado a su ocaso. Salida de madre es más peligrosa que una obstrucción de rama izquierda de la arteria coronaria, que en cualquier momento te infarta.

Al parecer por el abuso constante, perdió el favor presidencial que, evidentemente tiene que entender -el jefe digo- que no se puede hacer una revolución con el constante apremio de un grupo descabellado de anárquicos.

Lástima por ti camarada Lina, tus acciones indigestan el proceso revolucionario. Tu indisciplina oxigena la perorata “anti-régimen” de los propietarios del latifundio mediático. Tú, sin querer queriendo, has dado luz al presidente acerca de qué hacer con los compañeros descontrolados que piensan con las vísceras sin medir los alcances de su accionar alocado.

Más que una balada, escucho al fondo de esta historia la letanía de un Requiem, el principio de un servicio litúrgico que conduce a la catira derechito al cadalso.

Garrote vil no recibirá, aunque no pretenderá fallecer a sombrerazos. Lina no te juzgo ni te absuelvo, tu eres el producto de la improvisación vernácula para estos casos.

martes, 4 de agosto de 2009

¿Quién entiende a Luís Ugalde?

“La economía capitalista es extraordinariamente eficaz para producir bienes en abundancia; con ella miles de millones se han liberado de la pobreza tradicional”. Con estas líneas comienza un artículo firmado por el sacerdote Luís Ugalde, aparecido el domingo 26 de julio de este año en la página 8 del encartado Iglesia que circuló incluido en el diario El Nacional. Tal vez tenga razón el cura, y con la ideología capitalista millones de personas se hayan liberado de la “pobreza tradicional”, pero para caer atrapadas en otros novedosos y más sutiles tipos de pobreza, dependencia y esclavitud.

Pone de ejemplos Ugalde a China e India, en donde “gracias a los avances del capitalismo que aplica con éxito la tecnología a la revolución productiva” en los próximos años millones de individuos dejarán atrás la pobreza. Y el representante de Cristo en la tierra se desentiende olímpicamente, de la despiadada explotación del hombre por el hombre que sufren esos pueblos; se olvida de la existencia de las maquilas, industrias en donde se consumen año a año ejércitos de niños -la más barata y desprotegida mano de obra-, ganando míseros salarios que, perderán minutos después en adquirir los alimentos mínimos para su subsistencia, infantes que en vez de jugar y soñar, son explotados literalmente hasta su muerte. Intenta el párroco borrar de nuestra memoria, el sistemático abuso sexual que sufren las niñas en esas naciones, para complacer a los visitantes llegados de los países capitalistas en tours de pederastia, desviación esa por cierto a la que son muy proclives los religiosos.

Sincero, argumenta el Vicario de Dios -es decir el “Padre” Luís Ugalde- que: “La economía capitalista utiliza el individualismo y la búsqueda del ‘interés propio’ como una poderosa fuerza motora creativa…” y para él -entiendo-, eso está muy pero muy bien. O sea, ¡Al carajo la solidaridad que predica la Iglesia católica!, ¡Majaderías de nuestro Señor eso de ayudar al prójimo!, ¡Pamplinas aquello que Jesucristo dijo acerca de que: “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al Reino de los Cielos”!, ¡Pura paja de Mateo* escribiendo borracho el Nuevo Testamento!

Deslumbradas por la espiral del consumo, las personas redimidas por el capital, comenzarán su loca carrera por adquirir la infinidad de cosas, inútiles la mayoría, que el Mercado les ofrece. Entrarán definitivamente, en la etérea esclavitud de los préstamos, las hipotecas y el derroche. Serán las nuevas almas tristes a quienes la iglesia -en su santa bondad-, tratará de alejar después, de las garras de la depresión, el alcohol, la frustración, las drogas, el suicidio y el Prozac.

Pero el Canónigo Ugalde luego de dar loas al Capitalismo, trata de confundirnos y -tal vez arrepentido de haber mostrado tanto afecto por el becerro dorado-, se contradice y reconoce: “pero el ser humano no es puro individualismo y egoísmo, sino también solidaridad y amor”.

El excelentísimo Luis Ugalde vuelve a acomodar de inmediato el discurso y escribe: “No somos lobos unos contra otros, sino también hermanos unos contra otros. Dos fuentes irreductibles de identidad humana, que requieren fuerza suficiente para complementarse, hacerse contrapeso y corregirse mutuamente…”. Tal vez Luís, reconociendo esta falla en el comportamiento humano que nos acerca a la manada deberíamos, apuntar al contexto en el cual nos desplazamos, a la construcción de un Proceso Socialista en Democracia, en dónde el rescate y la exaltación del ser humano más allá de cualquier embrollo ideoléxico, constituya el motivo principal de las preocupaciones del Estado y no como se pretende desde la oposición, el desvelarse por la salud aparente de un Mercado que, en definitiva va a tender siempre hacia la acumulación ociosa del dinero, propiedades o cualquiera de sus equivalentes, generando las desigualdades que hasta ahora, hemos tenido que soportar.

“El mercado sólo no pone la economía próspera al alcance de los pueblos; se requiere desarrollo espiritual, con convicciones éticas vigorosas que inspiren y modelen la conducta humana, le den valor y sentido a la vida…” Con estas palabras, suena el clérigo un tanto confundido, como atrapado entre dos aguas. Por un lado lo halan las bases más sólidas del pensamiento cristiano, el amor por el prójimo, el darle valor y sentido a la vida; por otro lado lo empuja su círculo social, el que le ha enseñado a erigirse sobre el dolor ajeno, el que le ha vuelto fofas las carnes y endurecido el corazón.

Sin convicción le otorga su verdadero sitial a la vida, y exclama: “El capitalismo es unilateral, antihumano y destructivo, si no va acompañado del otro principio de la dignidad humana, del amor y la solidaridad…” Al parecer el prelado se nos volvió Chavista pero, despreocúpense, nadie puede vivir eternamente asumiendo una pose, simulando una postura ante la vida en la cual no cree, por eso inmediatamente dice: “… es una necesidad y bendición si el interés propio y las fuerzas del mercado son orientadas por leyes e instituciones hacia un nuevo humanismo…” No podía ser de otra manera, así vuelve la burra al trigo.

Como Ugalde lo que pretende es confundirnos asegura: “No hay ley económica, ni marxista, ni capitalista, que pueda evitar el desastre, si no la conciencia humana con sus valores de amor y de solidaridad…” Lindo lo que dice Luís, pero enseguida rectifica para recomendar que nos pongamos en manos “… del instinto de conservación inteligente, que ordena la economía como parte de una civilización para la vida humana global y personal.”

Quedar bien con Dios y con el diablo. Este Ministro del Señor lo intenta y hasta cierto punto lo logra, quizás pueda argumentar algún día cuando esté en presencia de Cristo: “Pero señor tu mismo tuviste que cuidarte de hablar mal de los ricos, tú no le pegaste a tu propia familia. Acuérdate Señor de tu tío José de Arimatea, que te financió incluso hasta la Última Cena y tú no dijiste ni pío contra él. ¿Entonces Señor, cómo pretendes que yo me meta con los poderosos?, ¿Señor, con los que nos mantienen alejados de la pobreza en la que tú sucumbiste?”

Trato de entender a este sufrido religioso que sólo invoca “una lógica distinta y complementaria a la del Mercado”, pero lamentablemente para él, es difícil de lograr. Debe ser porque estamos en el tiempo de las definiciones y las medias tintas dan lugar a desatinos.

No Luís, no puedes estar bien con Dios y con el demonio. Recuerdo en este momento una parodia que vi en un programa de la televisión inglesa, en donde de pronto se presenta sudoroso un cura delante del Papa y le comenta: “¡Su Santidad, Jesús ha regresado!”

Y el Papa saliendo del sopor replica: “¿Cuál Jesús, de quien me hablas?”

El religioso contesta: “¡De quién va a ser pues, de Jesús… Cristo!”

Entonces el Papa se levanta de su trono de oro puro y a viva voz responde: “¿Mier… ese Jesús?, ¡Rápido, esconde los anillos, descuelga las cortinas, quítame estas ropas!, ¡Vende el papamóvil y compra un Volkswagen!, ¡Que parezca que somos pobres que yo no quiero peos con ese señor!”

Definitivamente Luís, no se puede quedar bien con todos, más cuando sus intereses son contrapuestos. No se puede simular por mucho tiempo con hermosas palabras algo distinto a lo que en verdad se lleva en el alma. No se puede padre Ugalde, estar de parte de los oprimidos -por los que Cristo tanto abogó-, y a la vez compartir los principios morales de quienes los explotan. Para usted es lamentable.
*Nuevo Testamento. Mateo (19:24).

sábado, 18 de julio de 2009

Los Asientos Azules

Es un vacilón andar en el Metro. Mientras a los caraqueños les parece un suplicio, un viaje hacia el infierno cualquier acercamiento a las fauces del subterráneo, a los que venimos del interior y/o para quienes el caos vehicular de la superficie resulta insoportable, el recorrido por las profundidades de la tierra parece cuando menos exótico. Eso sí, daría lo que fuera por ver que se realice un Aló Presidente desde un vagón del Metro seleccionado al azar.
Es una especie de lotería diaria eso de cabalgar por las entrañas de la tierra desde el vientre de la serpiente metálica. Nadie sabe cuánto demorará en llegar el tren, todos ignoran si habrá el más mínimo espacio para entrar, se desconoce si estará funcionando o no el aire acondicionado, etc. Sin embargo, es un viaje rápido, seguro y si se viaja en sentido contrario a la migración humana diaria, puede ser… confortable!. En lo particular, me resulta un recorrido interesante.
Cientos de historias se podrían escribir sólo con las cosas que se escuchan -sin querer queriendo- de boca de nuestros forzados compañeros de viaje. Desde triviales acontecimientos domésticos hasta las más desgarradoras desgracias personales. Desde dramáticos recuentos del último asalto que han sufrido hasta el más irracional comentario acerca de la suerte que desean para Chávez.
Es un viaje que deberían realizar (de incógnita, pos supuesto) los miembros de cualquier comisión internacional de esas que tan a menudo nos visitan, preocupados por la suerte de nuestros derechos fundamentales.
Libertad de expresión igualdad y democracia parecen ser moneda común y de curso legal en este suburbio underground.
Para llegar al Metro tenemos que recorrer ciertos tramos a ras de tierra y para efectuar esos trayectos nada mejor que el Metrobus.
Al sector en donde circunstancialmente habito, llega con puntualidad inglesa el famoso aparato verde con el arcoíris desleído a los costados y dentro de él cómodamente día tras día se desplazan cientos de personas que, a falta de más información, intuimos llegan tan temprano a esa zona a cumplir seguramente labores domésticas en casa de sus acaudalados empleadores, pues estamos hablando de San Luis, El Cafetal y Santa Paula.
En dirección contraria salen de esas urbanizaciones ciudadanos que, a falta de vehículo propio o por el interés ecológico de no sumar más smog al cielo ya contaminado, prescinden de sus autos y se encaraman al Metrobus afianzando los principios y las bondades de las propiedades colectivas o sociales.
Guachimanes, enfermeras particulares, entrenadores personales, chamos que se dirigen a sus liceos o universidades, integrantes de la clase media que invirtieron sus ahorros y sus vidas en pagar “una vivienda bien ubicada”, forman también el grueso de esta manada que migra todas las madrugadas y todos los atardeceres.
El Metrobus posee sus encantos: ventanas panorámicas, pasillos anchos y limpios, unos hasta aire acondicionado tienen y los que no, sus ventanas abren; cuentan con amplios asientos, algunos de ellos fácilmente reconocibles puesto que a diferencia del resto, fueron construidos con un plástico azul que los identifica como preferenciales, destinados a mujeres embarazadas, discapacitados y ancianos.
Este último subgrupo de personas de manera sistemática rehúye los mencionados asientos, pienso que por no sentirse aludidos con eso de que son asientos “para ancianos”. Suelen las cabecitas blancas preferir lugares de acceso incomodo, dando muestras de destrezas que ya se encuentra en el ocaso de sus posibilidades. Y las butacas azules permanecen vacías por largos periodos mientras el bus se va llenando.
Es frecuente ver que, esas mismas personas con sus facciones ajadas, vestidos para la ocasión, perfumaditas y entalcadas, al descender al subterráneo reclaman la falta de cultura de los que se encuentran dentro de los vagones y que no se paran de inmediato para cederles el puesto si les toca ir parados.
De ese grupo de ciudadanos adultos mayores, generalmente se escuchan las oraciones más enconadas en contra del gobierno, que siempre rematan anhelando los gobiernos adecos y copeyanos en donde ellos si fueron felices por eso de que “robaban pero dejaban robar”.
Su moral es muy flexible, parece ser que es uno de los últimos reductos que la arterioesclerosis no les ha tocado.
Esa flexibilidad de principios les permite al igual que con los asientos, emplear la norma a conveniencia y cuando a ellos les dé la gana.
Entonces en esta época de turbulencias Hondureñas, a estas personas les parecen buenos los Golpes de Estado. No encuentran reparos en la sedición ni en la injerencia de la política Norteamericana que desde siempre le ha tenido clavado el colmillo al istmo Centroamericano.
Pero a su vez, critican que el Gobierno de Venezuela lleve adelante una cruzada diplomática para tratar de restituir la legalidad y encauzar nuevamente por la senda democrática al pueblo de Tegucigalpa.
Se ríen del peregrinar de Selaya tocando las puertas de cuanto Organización Multilateral tenga sede en este mundo, pero piensan que las payasadas de Ledezma simulando pasar hambre frente a las oficinas de la OEA, están plenamente justificadas.
Piensan que el socialismo europeo es bueno pero que el venezolano es malo. Desdicen de la calidad de los productos que el Gobierno gestiona con China comunista pero sus hogares están plagados de electrodomésticos que, al darles la vuelta, muestran en el envés el consabido cartelito “Made in China”.
Reniegan de la red Barrio Adentro pero anhelan la Seguridad Social española, por demás muy socialista ella.
Hoy, cuando retornaba a casa, se escuchaba a full volumen por los altoparlantes del Metrobus el programa de Nelson Bocaranda, hablaban -él y el conductor del programa “El Radar de los Barrios”- del “cierre que este Régimen Despótico había ordenado para acallar las voces equilibradas de las emisoras de radio” no afectas al Gobierno.
El racismo patente en las frases de ambos periodistas, incluían comentarios acerca del color del “amo” (Chávez) y del “muchacho de mandado” (Diosdado Cabello) escogido para ejecutar las órdenes antidemocráticas de cierre de emisoras que se encuentran desde hace rato al margen de la ley. Pusieron en duda la integridad corporal del presidente, al comentar que le hacían falta parte de sus genitales externos para asumir el mismo esa jugada.
Pero lo más insólito fue escuchar a estos dos personeros, asalariados de lujo de la Derecha Reaccionaria -además de autoalabarse-, quejándose del Régimen por coartarles su libertad de expresión, mientras insultaban y difamaban al Presidente. Nada más.
Frases de doble sentido como las de “el mico mandante”, acusaciones sin soporte como las del enriquecimiento ilícito -que no dudo los haya, pero hay que probarlo- de grandes dirigentes de éste proceso revolucionario, se dejaron escuchar a lo largo del trayecto dentro de un vehículo propiedad del Estado, sin que hubiese la más remota posibilidad de pedir por clemencia, que cambiaran de emisora, que pusieran musiquita, ¡que sonara un reguetón! y sin embargo unos cuantos de los viandantes repetían como loritos que en este país ya no había libertad de expresión.
Venía yo pues, en silencio, concentrado, escuchando todas esas barbaridades y dándole forma mental a este escrito, cuando de pronto unos gritos en la parte de adelante llamaron mi atención.
Era un señor no tan mayor, digamos un pavosaurio que, reclamaba aireadamente al chofer de la unidad su derecho a viajar gratuitamente como un miembro del creciente grupo de la Tercera Edad, pero que sin embargo, el mismo señor refunfuñón, al pasar por un lado de los asientos azules, los miró con desdén y se encaramó presuroso en uno de los puestos que quedan justo sobre las ruedas del autobús, los más difíciles de alcanzar.
¿Contradictorio no?

miércoles, 8 de julio de 2009

Mirarse al Ombligo

“No es la primera vez que un Gobierno autoritario ignora la voluntad de los electores…”
“No es la primera vez que un Gobierno autoritario sale a reprimir a la oposición y la acusa de ser manipulada desde el extranjero.”
“No es la primera vez que un Gobierno autoritario ignora los cambios sociales que han ocurrido…”
“No es la primera vez que un Gobierno autoritario disfraza con la retórica de la unidad sus propias divisiones internas.”
Son trozos extraídos de un artículo de Carlos Fuentes titulado “Ayatolá, lindísimo Ayatolá”, aparecido hoy -08 de julio- en la versión digital del madrileño diario El País (
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Ayatola/lindisimo/ayatola/elpepuopi/20090708elpepiopi_4/Tes).
Este octogenario escritor de origen panameño pero de nacionalidad mexicana, otrora militante de las ideas de vanguardia, ahora, ablandado por los años, ha amoldado su conciencia al mullido estilo de vida de las personas que, han luchado toda la vida por permanecer muy cercanas al poder. Ahora, como un Pokemon, ha evolucionado trasmutándose en una especie de oráculo, defensor a ultranza del empresariado, de las andanzas del capital, de las tropelías el libre mercado.
Se faja Fuentes -percibo que precipitado-, a analizar las consecuencias desatadas por los eventos franceses de mayo del ’68. Para él, el mayo parisino puso al descubierto las apetencias de una clase media hasta ese momento sometida a férreas ataduras partidistas, y que ahora absuelta de la condena ideológica, dedica sus mejores esfuerzos al consumo desaforado y a dar rienda suelta al individualismo, la libertad, al nomedalaganismo y a la mezquindad pequeño-burguesa.
Apunta Fuentes las contradicciones entre la tradición autoritaria y el impulso democrático que se observan entre los vestigios de la ex Unión Soviética. Rememora los esfuerzos que realizó el rancio y autoritario PRI mexicano a través de casi toda la primera mitad del siglo pasado, por perpetuar su supremacía más allá de los tiempos. La ceguera del poder ante las transformaciones engendradas en su propio seno, desembocaron en la masacre de Tlatelolco en 1968, en donde la juventud fue inmolada por el propio absolutismo democrático.
Todo esto lo recuerda el mexicano para desembocar en una critica al gobierno iraní o mejor dicho, a la victoria alcanzada con el 63% de la votación a su favor por Mahmud Ahmadinejad.
Piensa en los eventos de protesta callejera iraní como la respuesta gubernamental “…contra una oposición surgida, al cabo, del propio poder...”.
“A primera vista, ésta sería una guerra de facciones internas al propio régimen, como sucedió, digamos, en México entre Carranza y Obregón o entre Obregón y De la Huerta, o en Argentina entre facciones peronistas”, continúa diciendo Fuentes para interrogarse luego candoroso: “¿Puede esta complejidad social y sus evidentes ambiciones, puede, sin más, un número tan abrumador de ciudadanos, ser manipulado desde el extranjero, por Gran Bretaña o por Estados Unidos?”; a esa ingenuidad casi infantil, contesta el mismo escritor con inocencia “… el movimiento de la sociedad iraní es tan vasto que no lo puede dirigir ninguna potencia exterior.”
Extraña muestra de puerilidad esa viniendo de un “intelectual” de la “estatura” de Fuentes, por demás siempre muy bien dateado. Para él la injerencia norteamericana no existe, el coloniaje de las superpotencias no es -aún en este naciente siglo- una realidad.
Lo que persigue el gobierno iraní cuando trata de reestablecer el orden desestabilizado por grupos insurgentes de esa clase media que desestima la condición de seres humanos que tienen todos los demás, es el sometimiento: “La fuerza pública, los grupos represivos del régimen, el gas, las bazukas, los jóvenes muertos, han disipado el movimiento.”
“No es la primera vez…” es verdad, que el casi 70% de la población de una nación se pronuncia a favor de un candidato y luego su voluntad quiere ser torcida por minúsculos grupos de radicales disociados que pretenden adulterar la realidad colocándola de su lado. Es una receta calcada y aplicada en muchos puntos del orbe en donde las personas pretenden darse gobiernos progresistas, preocupados por el bienestar de sus conciudadanos y no por perpetuar la hegemonía extranjera dentro de su suelo y estos sueños son dinamitados.
Pero el reputado Carlos Fuentes no mira para los lados. No observa ni toma en cuenta los eventos que ocurren en su vecindario. La intervención descarada de los servicios de inteligencia del gobierno norteamericano, pasan desapercibidos a su inquisitiva mirada de águila imperial. Su vuelo deja fuera del alcance de sus desvelos los casos, como el de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba o Nicaragua que, aportan datos interesantes.
Para Fuentes, lo que ocurre en Honduras es tan sólo un holograma.
Indignos de que gaste preciosos minutos de su tiempo y, aunque en ellos se observe la mano peluda del Imperio, Fuentes desestima estos sucesos en donde “La fuerza pública, los grupos represivos del régimen, el gas, las bazukas, los jóvenes muertos…” han querido disipar cualquier movimiento que se pronuncie a favor de restituir el orden constitucional de la nación centroamericana.
Al igual que en Irán en donde los hechos apuntan al temor de los Estados Unidos por el desarrollo de una tecnología islámica de avanzada, los sucesos de Bolivia, Ecuador, Venezuela y ahora de Honduras, muestran el desempeño tramposo de una superpotencia que se ve a sí misma como el Gendarme Universal.
Sus intereses, los norteamericanos “of course”, son la prioridad por delante de vocablos tantas veces pronunciados como: Libertad y Democracia.
Aunque Barack Obama haya condenado la represión iraní y con respecto a los acontecimientos de Honduras haya dicho categóricamente "Sólo hay un presidente de EE UU y soy yo", el verdadero Poder, el de los grandes Holdings Económicos, consorcios que mueven los tentáculos de los aparatos de Inteligencia para proyectar su influencia sobre los países subdesarrollados, son los que apuntalan o destruyen el andamio institucional que sostiene a un Estado.
Jugando así y con defensores de peso como Carlos Fuentes las Colonias seguirán debiéndole su existencia “Democrática” al Imperio Mesmo!
Si el presidente de Irán fuese incondicional del gobierno norteamericano no importaría la lapidación de las mujeres que todavía ocurre en los países islámicos. Si el presidente Venezolano fuese complaciente con la Oligarquía y con el Imperialismo Yankee, no importarían tanto su verruga, el color de su piel o su bemba colorá. Si Evo no se opusiera a la intromisión armada de los gringos en territorio Boliviano, se verían menos aborígenes su nariz y su cabello. En fin si Selaya dejara de ser suspicaz y de andar metiendo sus narices en los asuntos Estadounidenses en suelo Hondureño, se vería menos charro, no importarían para nada su bigote, su sombrero ni su hablar campechano.
De la noche a la mañana trasmutarían cada uno de ellos de execrables sapos, gorilas, micos latinoamericanos a esplendidos candidatos a ser el novio de la Barbie, sin que para nadie más resultaran incomodas o enojosas sus políticas de bienestar social ni sus posturas de corte revolucionario. Punto final.

martes, 30 de junio de 2009

El Monstruo de La Candelaria

Si usted se toma la molestia de escudriñar en Google Earth, buscador que muestra imágenes satelitales de todo el orbe y coloca como coordenadas: La Candelaria, Caracas, Venezuela, verá con cierta nostalgia -si es nacido y/o criado en la capital- y con extrañeza -si usted como yo recorre estas latitudes con la cara de asombro que nos regalan junto con el boleto de autobús que nos trae a La Bandera-, la presencia en el corazón de esta parroquia, de un gran estacionamiento ahora inexistente. ¿Qué se hizo ese gran baldío que pudo haberse empleado para la reorganización de una zona tan concurrida?

Como un cáncer que se apropia de las entrañas de la ciudad, surgió impúdico, impasible, ante la mirada de todos -transeúntes y habitantes del sector-, una mole de concreto destinada a convertirse en La Meca del consumo, en templo del despilfarro. Otro Sambil ha nacido: ¡El de Sambil de La Candelaria!

Cuentan antiguas crónicas, rememoran los ancianos que todavía se sientan en los bancos de isla central de la avenida Volmer, que allí quedó quien sabe cuando la Cervecería Caracas.

Los muros de ladrillo y granito, los grandes frontis en azul, no lucen en sus cornisas gárgolas que los custodien como si las tienen para su protección otros templos, como el de Nortre Dame por ejemplo, no las necesitan. Tuvieron si, en su momento, algunos cuantos ángeles burócratas, querubines protectores que permisaron su construcción. Serafines emplumados con billetes de cien dólares.

El ordenamiento municipal les supo a soda tanto a los promotores como a los encargados de velar por el orden parroquial. Así, ese pedazo de Caracas con nombre de franca reminiscencia ibérica y fundación centenaria, hasta ahora pasaje gastronómico por excelencia, y otrora epicentro histórico de la venezolanidad (recordemos que en sus predios nace el Padre de la Patria, que allí se incubaron las ideas libertarias, que en sus feudos se firmó el Acta de Independencia, palabra esa que regaría el fuego de la Libertad por el resto de nuestra América), ¡Será ahora asiento de un Mall!
Esa construcción, que es la encarnación de la impunidad, la representación de la voracidad terrófaga propia del capital, suplantará las fondas, los bares de tapas y los restaurantes españoles -cálidos, acogedores, propicios para la conversa y la socialización-, por comercios de comida rápida despersonalizados e insalubres, no por que no cumplan con las medidas sanitarias básicas para su funcionamiento, sino porque lo que venden atenta contra la salud de sus consumidores; Mc Donald’s, KFC’s, Burger King o Arturo’s, atraerán ahora a los comensales de la zona que, se atragantarán de carbohidratos y grasas saturadas sin disfrutar siquiera de saber quién es la persona que eventualmente comparte su mesa.

No tuvieron reservas sus constructores, ni se preocuparon por los efectos negativos que provocarán sus acciones. La calidad de vida de los habitantes de una ciudad por sí caótica, se verá aún más comprometida con la presencia siniestra de esta gran estructura que, según sus promotores, poseerá 300 locales comerciales, 10 salas de cine, restaurantes y bancos, 4300 m2 de oficinas, un centro de convenciones con capacidad para 2000 asistentes y otras cuantas cosas.

Atrapado en una tranca vial descomunal justo a un lado del dichoso Mall, llegaron a nuestro pensamiento recuerdos de un nombre emblemático dentro del género macabro de nuestra historia contemporánea, el Distinguido Ledezma, El Monstruo de Mamera. Él por sus celos puso fin a la vida de varios muchachos que según imaginó, rondaban con lascivia a su querida Chena, inmortalizada por el cine vernáculo como “Macu, la mujer del Policía”, y así fueron apareciendo reminiscencias rimbombantes, El Monstruo de Garenas, El monstruo de Carayaca, El monstruo de Santa Bárbara, El Monstruo de Tinaquillo, etc.

Ledezma -el Distinguido, no su antónimo Ledezma-, se ganó el mote por la forma fría, calculada y despiadada como se deshizo de sus rivales amorosos.

Este Megacentro Comercial va a despachar de la misma manera a todos sus contrincantes. Todos los comerciantes establecidos en el perímetro de la Candelaria, Bellas Artes, San Bernardino, Sarria, Los Caobos, San José y demás lugares circunvecinos, se verán asfixiados, ahorcados, asesinados por las actividades de este nuevo engendro: ¡El Monstruo de La Candelaria!

Su propósito es expandirse, sin importar el caos que con ello nos provoque.

Sin embargo, al desahogarse un poco el tráfico infernal de esa zona y avanzar el auto -eso fue el viernes pasado en horas de la tarde-, tuve noticias de primera mano acerca de uno de los ingredientes que agriaba la tarde de todos los que, cansados de una larga jornada teníamos que pasar por enfrente del Monstruo de La Candelaria para volver a nuestros hogares. De un lado de la calle, simpatizantes del Proceso enarbolaban pancartas en donde dejaban plasmadas sus quejas y sus razones para oponerse al funcionamiento del engendro comercial, mientras que en la acera del frente carteles improvisados voceaban los argumentos de un grupo de ciudadanos que se identifican con la desmesurada construcción y de paso comulgan con la oposición.

Coincido con el Proceso -no es un secreto- y por ende con la cruzada de los que se niegan a la entrega sin luchar, de los espacios ciudadanos al apetito voraz de los destructores de la memoria urbana.

Por eso me parecieron tan fútiles los argumentos que coreaban los oposicionistas. Hablaban de la incorporación de 2000 puestos de estacionamiento como si ellos fuesen a disfrutar sin pagar de la utilización de los mismos; no se detuvieron ni por un momento a pensar que esos dos mil puestos iban a incorporar a la zona idéntica cantidad de vehículos que antes de acceder al Mall iban a inundar las calles y avenidas de toda la parroquia.

Argumentaban acerca de los puestos de trabajo que se iban a generar, y no pensaron en la calidad de los mismos; un ejército de aseadores, limpiadores de baños, dependientes de negocios, vendedoras de oficio que sólo cobrarán salario mínimo y que no servirán para redimir ni a uno solo de los malandros del Barrio Los Erazos, pues ellos preferirán ante tan oscuro futuro, apostarse en la periferia del Centro Comercial a hacer de las suyas asaltando transeúntes y desvalijando los vehículos que sus dueños dejen pagando.

Oleadas de trabajadores emergiendo por las bocas del Metro en la estación de Bellas Artes, ingentes cantidades de mendigos por necesidad y de malvivientes por obligación pululando por los alrededores, atascos viales incontrolables. Dificultades titánicas para quienes pretendan acceder a los incontables centros de atención hospitalaria a la hora de llevar a un enfermo en gravedad o a un familiar convaleciente.

Nada de eso pensaron mis estimados compatriotas defensores de las “libertades económicas”, victimas ciegas, cooperantes espontáneos de la destrucción de su entorno.

El odio visceral que sienten por todo lo que representa este Gobierno y por cualquier iniciativa que se plantee dentro del marco revolucionario, los hace inmolarse defendiendo lo indefendible.

Ese día ya se hablaba de los sucesos hondureños, y los seguidores de la oposición pedían a gritos la importación a Venezuela de militares del istmo centroamericano con, según ellos, bolas suficientes para retomar la senda golpista necesaria para salir de Chávez. ¿Cómo la ven?

Pedían a gritos un Tirano “para salir del Tirano”.

El nuestro es un país destructor de su propia memoria, de una arquitectura ciega y castrante del ciudadano, que copia a cortapisas los modelos foráneos, derrochadores de energía, ávidos de electricidad para poder mantener su propio microclima encerrados como nacen -cubos de hormigón y cristal-, que se lleva por delante el escaso remanente de nuestra herencia colonial e independentista sin velar siquiera por sus despojos.

Nuestros compatriotas sin una cultura verdadera de reciclaje disponen la basura como, cuando y de la manera que quieren.

Con el incremento de la densidad poblacional que experimentará la zona de La Candelaria, ¿Alguno de sus vecinos se ha detenido a pensar en las consecuencias que sobre los servicios -agua, luz, transporte, recolección de basura-, tendrá la instalación del Monstruo de La Candelaria?

Alguien sabiamente comparó este Mall con los Agujeros Negros. Todo lo que tienen cerca en su vecindario sideral es tragado por ellos, pues la fuerza de atracción que ellos ejercen es tal que, su acción devastadora destruirá estructuras aún tan grandes como las Galaxias. Eso sin ánimos de ser vidente o adivinador, ocurrirá si el Gobierno para enmendar la catastrófica decisión tomada por el Burgomaestre anterior, no interviene y limita hasta donde pueda, el daño ocasionado ya por la presencia de esa mole destructora, El Monstruo de La Candelaria.

Haber concedido el permiso fue una irresponsabilidad por parte de las autoridades de la Alcaldía del municipio Libertador, ahora es el momento en el que el Gobierno debe detener las actividades económicas previstas para ese Centro Comercial hasta tanto no sean resueltos de forma efectiva y eficiente los problemas detectados y expuestos arriba. Por supuesto que para conseguir un arreglo satisfactorio para la mayoría, se debe consultar a la comunidad, pero antes debe emprenderse la tarea de concientizar a los habitantes que, envenenados hasta lo más profundo de sus almas por el constante adoctrinamiento mediático, serían capases de inmolarse para impedir que la iniciativa gubernamental de los frutos deseados.

lunes, 15 de junio de 2009

Zero

Realmente no soy muy proclive que digamos a creer en cierto tipo de mensajes que -en la mayoría de los casos-, de muy buena fe ponen a circular determinadas personas vía correo electrónico, logrando atapuzar las bandejas de unos cuantos servidores con los denominados correos basura y que, en muchas oportunidades, nadie se molesta tan siquiera en abrir, mucho menos en leer.

Advertencias acerca del último virus que circula por la web, alertas sobre el más malvado de los hackers que habita sobre la faz de la tierra y que, en su afán por arruinar el orden electrónico mundial, encripta programas autodestructores de software que descocan las computadoras de todo aquel que ose pararle bolas; informaciones alarmistas sobre la más novedosa estrategia hamponil para bajarnos del carro y de la mula en medio del tráfico o acerca de la nueva técnica empleada por los antisociales para tomarnos desprevenidos dentro de nuestros domicilios y secuestrarnos, duermen el sueño de los justos en quien sabe que botadero de basura del ciberespacio, pues si a ver vamos nadie, así los lea termina por pararle pelotas.

Sin embargo por decencia -y por condescendencia-, los leo así sea muy superficialmente pues, si una persona a quien estimo se toma la molestia de enviármelo, es lo más respetuoso que puedo hacer antes de apretar “Delete”.

Es así, cómo hace meses me enteré del lanzamiento de una nueva versión de cola negra dietética y de la alharaca que se había formado en los Estados Unidos, por qué grupos de consumidores habían protestado la inclusión dentro de la fórmula del refresco, de un ingrediente con probable potencial cancerígeno dentro de su composición (1).

Luego, específicamente el 10 de abril de este año el camarada Raúl Bracho -persona a quién no conozco personalmente pero que, me parece muy preocupado, organizado y sincero-, produjo un texto en dónde a su manera, exploraba diversas aristas de esa misma información (2). Leí, ahora sí, con mucho interés las apreciaciones de Raúl y me comprometí en ahondar acerca del tema.

No es la primera vez que la Empresa Farmacéutica le echa una vaina a toda la humanidad en su afán por recuperar la inversión que ellos realizaran para desarrollar alguna de las sustancias que pretenden emplear como medicamentos. Fue así como a mediados de la década del 50 y a principios de los 60’s, se desarrolló, una droga denominada Talidomida; la misma fue comercializada como sedante y como calmante de la hiperemésis gravídica, en cristiano: se empleaba en las mujeres embarazadas durante el primer trimestre de embarazo -o sea, cuando el embrión estaba formando todos sus órganos-, para contrarrestar las nauseas, la ansiedad, el insomnio y los vómitos producidos por su condición de preñez.

Este medicamento, adelantado por Ciba (Suiza) y producido finalmente por Chemie Grünenthal (Alemania), provocó miles de nacimientos de bebés con focomelia, una rarísima anomalía congénita caracterizada por la carencia parcial o total de las extremidades. Los bebés que lograban nacer debido al carácter teratogénico de la sustancia, nacían sin brazos ni piernas.

No fue sino hasta casi cinco años despúes del inicio de sus ventas, cuando un obstetra australiano llamado William Mc Bride, se percató de que algo andaba mal. Malformaciones poco visibles en décadas completas, comenzaban a aparecer con mucha regularidad. La frecuencia se salía de lo normal, y siempre la aparición de estas alteraciones estaba asociada al consumo de Talidomida.

Cuando la relación se hizo evidente y ya más de 15.000 niños habían nacido con malformaciones congénitas, los científicos se encararon a la Transnacional Farmacéutica, ¿Y qué hizo la Compañía?: ¡Tratar de desacreditar a los que advertían acerca del peligro real de usar la Talidomida y proceder a desprestigiar o a minimizar los argumentos esgrimidos por estos hombres de ciencia!. No les importó para nada el daño ocasionado por su medicamento.

Desde que se inició el frívolo y hedonista culto al cuerpo que caracteriza la postmodernidad, la disminución en el consumo de calorías sin privarse de los dulces, abrió un nuevo filón para la Industria Farmacéutica, y llevó al desarrollo de los famosos edulcorantes, compuestos químicos que prometen endulzar sin engordar. Palabras tales como Sacarina, Aspárteme, Acesulfame, Sucralosa y Ciclamato, se incorporaron a nuestro vocabulario y a nuestra dieta.

Del Aspárteme se ha advertido desde hace tiempo de su papel en la aparición temprana de Alzheimer, Enfermedad de Graves, Lupus Eritematoso, Esclerosis Múltiple, Infartos, Cáncer de páncreas, mama y cuello uterino, Tumores cerebrales, además de Fatiga Crónica y Desordenes Mentales, pero nadie le ha parado. El poder del dinero y la debilidad de conciencia de los gobiernos se han combinado hasta ahora gracias a la amalgama del dinero, para atentar contra la salud de nuestros pueblos; y en este punto todo se reduce como apunta Raúl Bracho a un asunto de dinero. Si bien con el Aspárteme ya estaba en peligro la salud de los consumidores, para abaratar los costos de producción, se incorpora el Ciclamato de potasio, edulcorante más económico y más potente que, estará prohibido en los Estados Unidos, Canadá y Europa, pero que queda con las puertas abiertas en el resto de la bolita del mundo para que sin contemplaciones ni frenos morales, sea probado en el resto de los mortales “Subdesarrollados”, quienes por ignorancia, por terquedad o por negligencia, consumen esas porquerías que los Vecinos del Norte vierten hacia su “patio trasero”.

Tomo una frase de Alberto Müler Rojas, “el complejo médico-industrial de la salud” (3) cierra posiciones con los productores de venenos que afectan la salud de los consumidores a escala planetaria y pese a que el río suena, buena parte de la información que se produce en torno a estos temas, que son de verdad de vital importancia, es silenciado. Por eso me causó la más grata sorpresa el que el propio Ministro del ramo de la Salud se ocupara ¡Al fin!, de ponerle la cascabel al gato (4)(5).
Luego cuando YVKE Mundial, rebota una información aparecida en el Diario El Universal de México el 10 de junio (6) en donde comunica la presencia de ciclamato de sodio en la Coca-Cola Zero y da cuenta también de la prohibición que impuso la FDA para “la utilización de la referida sustancia en alimentos, bebidas y suplementos alimenticios” de consumo humano, refieren allí también que, en un escrito fechado el 27 de agosto de 2007, Héctor Molina -me imagino que uno de los periodistas de ese tabloide-, advertía ya para esa fecha sobre esa situación peligrosa e irregular.

Afortunadamente, para quienes quieran reconocerlo y para quienes no, existe en Venezuela un Gobierno preocupado por la defensa de la salud del pueblo y por el incremento del bienestar social de sus conciudadanos, y si bien es cierto que todavía subsisten muchas fallas, sin duda alguna el esfuerzo que se viene realizando se ve cristalizado en resultados tan halagüeños como el que hasta ahora se ha obtenido -para despecho de algunos kamikazes- en el control interno de la propagación de la pandemia producida por el virus AH1N1, o como en este caso, frenando la utilización de sustancias con las cuales no están claras todavía las consecuencias futuras de su uso.

Mientras tanto desde la oposición se sigue escuchando un grito profundo que parece venir también de los años 60’s cuando se entretenían las tardes infantiles con los capítulos de un dibujo animado japonés llamado Fantasmagórico en donde su némesis le gritaba desafiante, como cualquier líder opositor enfurecido, al héroe que los tiene locos: ¡ZEEEEEROOOOO!


(1): http://www.aspartamesafety.com/Espanol.htm
(2):(http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?t=22670&postdays=0&postorder=desc&start=30).
(3):
http://www.aporrea.org/tiburon/a79910.html
(4):http://elobservador.rctv.net/Noticias/VerNoticia.aspx?NoticiaId=261659&Tipo=32
(5):http://www.rnv.gov.ve/noticias/?act=ST&f=&t=99958

sábado, 16 de mayo de 2009

Hablando del 6% y del verdadero valor de las universidades

Desde el mismo momento en que el Ejecutivo Nacional anunció la implementación de un conjunto de acciones anticrisis para afrontar el embate de la debacle financiera mundial y disminuir su impacto sobre nuestra economía, voces agoreras de todas las tendencias oposicionistas comenzaron a expresar su descontento y desconfianza hacia esas iniciativas.

Una de las disposiciones que con más virulencia ha sido criticada, ha sido la correspondiente al recorte presupuestario del 6% que se les aplicó a los recursos asignados previamente a todas las instituciones de Educación Superior de nuestro país.

Como medida de austeridad que, dicho sea de paso, se hace extensiva a todos los organismos públicos, este recorte no afecta en ningún momento las asignaciones destinadas a pago de sueldos y salarios, a los desembolsos consagrados a los servicios estudiantiles, ni a los gastos mínimos de funcionamiento (Decreto 6.649 de fecha 24 de marzo de 2009).

Sin embargo y con el ánimo oculto de soliviantar el espíritu volátil de los estudiantes -carne de cañón por excelencia, de las “cruzadas” anti régimen emprendidas por la oposición criolla-, los medios de comunicación contrarios al proceso de cambios emprendido y apoyado por la mayoría del pueblo venezolano, han dedicado una porción significativa de su centimetraje a difundir la especie de que “el recorte va a afectar el ingreso de estudiantes al Subsistema de Educación Superior”, que los va a dejar sin servicios fundamentales para ellos, como son los de transporte y comedor. O mencionan cosas tan absurdas como que el recorte afecta solamente a las universidades “opositoras” ¡Qué tal!

Se cuidan de mencionar en estas campañas de pánico, datos relevantes como que del presupuesto asignado en general a las universidades nacionales en 2008, sólo el 45% fue ejecutado, o que del monto total concedido “hasta 1 millardo 53 millones 809 mil 602,16 de BsF., fueron represados en bancos del país por parte de las autoridades de algunas universidades públicas autónomas como: la Universidad Central de Venezuela, Universidad de Oriente, Universidad Nacional Abierta, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Universidad Simón Bolívar y La Universidad del Zulia, entre otras” (fuente no desmentida por nadie: http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?23639).

Obvian mencionar los Barones de la prensa opositora que, una parte jugosa de los recursos asignados a las Universidades desaparece en el pago de gastos suntuarios -disfrutados por unas pocas “Autoridades” o “Personalidades destacadas”-, tales como viáticos, gastos de representación, cancelación de cifras astronómicas por servicio corporativo de celulares, ¡pero no de “vergatarios” no, de Blackberry’s que si dan caché!.

Despluman el presupuesto de estas Casas de Estudio, las cantidades ingentes de dinero que, por concepto de “Acuerdos Federativos”, van a parar a sindicatos de obreros y empleados o a las Asociaciones de Profesores, en donde Directivos inescrupulosos emplean el dinero de todos en pagar campañas incendiarias en contra del gobierno que muchos de los agremiados –chavistas o no- muchas veces no comparten.

Pero increíblemente la solicitud de más recursos por los que claman las Universidades, se ve ensombrecida por el peso de las circunstancias. En estos momentos sobre el mundo se cierne un peligro cierto, tan real que la OMS decidió elevar el grado de alarma al nivel 5 de una escala de 6, ante la pandemia desatada por la presencia lóbrega del virus de influenza AH1N1 (http://eleconomista.com.mx/notas-online/internacional/2009/05/07/oms-mantiene-nivel-alerta-virus-ah1n1-nivel-5) y sin embargo podemos observar el lamentable comportamiento de nuestras Máximas Casas de Estudio, las cuales en su autismo no han podido efectuar ningún pronunciamiento serio, responsable, involucrándose directamente en la atención de este megaconflicto, del cual no estamos exentos de padecer.

Si, en serio, ¿Alguien ha visto, leído u oído comentar acerca de algún tipo de declaración que, haya surgido aunque sea del más oscuro de los Departamentos de Microbiología de alguna de las flamantes Facultades de Medicina, de alguna de nuestras rutilantes Universidades, incluyendo la Bolivariana?, si lo conoce remítalo a mi correo electrónico por favor, que quisiera echarle una hojeada.

No es posible que ninguna de nuestras Universidades hasta el momento, se haya hecho eco de la advertencia de la OMS y no haya hecho referencia a los ajustes que debe practicar a sus laboratorios para poder procesar la cantidad de muestras que, hipotéticamente, se van a tener que analizar para aclarar cuantos de los enfermos que eventualmente aparezcan, serán positivos para un virus del cual se espera enferme y mate a más personas que las tres últimas grandes pandemias, la de 1919 alías la gripe española, la de 1956 y la gripe de Hong Kong de 1968.
¿Saben ustedes de la existencia de un plan de contingencia que se haya preparado espontáneamente en el seno de nuestras instituciones de Educación Superior para ejecutarlo en los Hospitales Universitarios, jurisdicciones que están bajo la égida de nuestras más rancias –por abolengo- o noveles Facultades de Medicina?, ¿Están los estudiantes de medicina de los últimos bienios enterados formalmente de las características que deben identificar en los enfermos para detectar con prontitud los probables casos y seguros reservorios y fuentes de contagio de tan deleznable y novedoso mal?, ¿Han sido entrenados los estudiantes de bioanálisis en el manejo de equipos y en la interpretación de datos para el óptimo procesamiento de las muestras provenientes de los probables infectados?, ¿Saben los médicos generales que recibirán a los pacientes contaminados con el virus de la influenza en las salas de emergencia de nuestros centros asistenciales el tipo de tratamiento idóneo para limitar el daño ocasionado por esta enfermedad?.

Seguramente las respuestas a esas interrogantes es un rotundo no. Las Universidades surten de pasantes a todos los centros asistenciales que se encuentran en sus respectivas áreas de influencia, pero por lo visto sólo quieren egresar personal médico preparado para el trabajo a destajo, duro y casi esclavizante que se les ofrece en el circuito de las clínicas privadas. No hay sensibilidad que valga, no hay compromiso con nadie, no existe mayor ideal que el de enriquecimiento rápido con el dolor del prójimo.
Triste pero cierto, no conozco la existencia de tan siquiera una campaña de concientización y educación sanitaria, emprendida por nuestras Universidades para tener a nuestros conciudadanos enterados, prevenidos y alertas ante el peligro inminente de aparición de los primeros casos del virus AH1N1en nuestro territorio.

Lástima, las instituciones llamadas por derecho a ser corresponsables en la protección de la salud de nuestro pueblo, distraen sus días luchando contra un tirano inexistente, por el rescate de una libertad jamás perdida, enfrentándose a un Régimen tan peligroso para la democracia, que pierde año por año recursos, fuerzas y talento promoviendo elecciones que a veces hasta lucen destempladas.

Deberían pensarlo dos veces los Apóstoles de la cultura universitaria, antes de iniciar sus lamentos por la leche derramada, antes de reclamar uno solo de los bolívares retirados de sus presupuestos deberían pensar para luego exclamar: ¡Es qué esos recursos los vamos a destinar a promuevan iniciativas que procuren mayor bienestar para nuestro pueblo! ¡Es por eso señor Presidente que los Universitarios exigimos más recursos para el funcionamiento de nuestras Máximas Casa de Estudio! ¡Por eso protestamos el tratamiento de golpistas y conspiradores con los que se nos califica desde Miraflores!

jueves, 23 de abril de 2009

Las Verdades de Miguel

1. El reencuentro

Qué bien sabe en el alma el reencontrarse con un viejo amigo. Qué reconfortante resulta nadar en las aguas de la memoria y darse un baño rodeado de coloridos y buenos recuerdos que como peces del trópico se acercan y nos rondan. Qué bueno resulta constatar que en esta extensa playa llamada vida no estamos solos.
Uno de estos últimos fines de semana tuve el privilegio de desayunar en compañía de un viejo combatiente, el querido camarada Miguel Jaimes, compañero de viejas luchas, quien también escribe en éste medio. Conversamos -como era de esperarse- acerca de todos y de todo, incluyendo por supuesto, la política.
Charlamos respecto a los grandes logros que ha tenido nuestro gobierno en todos los campos, pero también tuvimos que hablar sobre unas cuantas cosas que debilitan el espíritu revolucionario de este Proceso.

2. El suceso

Miguel es un hombre bien informado, es más, resulta un imán para atraer datos interesantes y esa mañana me mostró un ejemplar del Calendario 2009 de PDVSA: “Bolívar en el Imaginario Popular Venezolano”.

Como resulta lógico imaginarse de un producto patrocinado por una de las empresas petroleras más importantes del mundo, la edición del anuario lucía impecable. El mejor papel, una excelente diagramación, sobrio en su conjunto. La labor de curaduría sobre las obras fotografiadas le daba corpus, dotaba de unidad temática al almanaque en cuestión pero… al profundizar en la observación del mismo, comenzamos a notar que una silueta siniestra asomaba sus cuernos por entre las páginas del mismo.

El calendario fue distribuido entre diciembre y enero últimos pasados, es decir en plena campaña previa a la celebración del referéndum para definir si se producía o no la Reforma Constitucional y, ¿adivinen qué?… Desde la mismísima portada del anuario, un pequeño Padre Madariaga con sus ojitos entornados y la mano levantada como haciéndose eco de los ademanes de Guaicaipuro Lameda, Carlos Ortega y Carlos Fernández aquel fatídico 11 de abril de 2002, lanza al viento tres sonoros adverbios que inocentes como serafines dan vueltas volando a su alrededor… ¡Tan lindos e inofensivos!, pero que como en su oportunidad Pedro, niegan tres veces antes de cualquier amanecer.

Portada y detalle de la misma con la figura clerical al centro, indicándole al pueblo y a los militares reunidos en la plaza que voten NO

El almanaque en cuestión, calza en el envés de la caratula la firma -500.000 veces reproducida- de Rafael D. Ramírez Carreño, el mismísimo Ministro del Poder Popular para la Energía y el Petróleo que luego fue distribuida refrendando el exabrupto por toda la Nación, ¡Qué Tal!

¿Gazapos?, ¡No, las casualidades no existen!. Podríamos decir que la manzana por fuera es roja rojita, pero por dentro es blanca y muchas veces tiene un gusano en su interior.

Valientemente, Miguel denuncia en una trilogía de artículos éste fenómeno de trasmutación histórica favorable a la oposición, en donde por obra y gracia de quien sabe que gerente de la estatal petrolera, Bolívar ya para 1811 carga al cinto una faja tricolor con una constelación de siete blancas estrellas dentro de la franja azul, la misma que un 15 de julio pero de 1930, aprobara el congreso del Benemérito, Juan Vicente Gómez. Realmente Bolívar no era un visionario… ¡Era Brujo!


Bolivar en el imaginario que desean sembrar en la conciencia del venezolano luce ya para 1811, el tricolor con siete estrellas ¡Qué Tal!

3. El diagnóstico

Comentamos la mala suerte que ha tenido Chávez al escoger a unos cuantos de sus más cercanos colaboradores, y mientras Miguel opinaba que el Comandante sufría de ceguera, que deslumbrado por las virtudes que mostraban en la superficie algunos de sus allegados, se enceguecía y caía en la trampa, yo opinaba en la misma onda oftalmológica que, lo que le pasaba al Presidente es que sufría un severo cuadro de Daltonismo Político, patología debido a la cual confundía el color verde y el blanco con el rojo revolución. Cosa nada difícil, pues Chávez guiado por sus buenas intenciones y su buen corazón, se obnubila con los chorros de sangre que -como si fueran lagartos cornudos de Arizona- lloran estos señores cuando se plantan frente al presidente.

Bolívar en El Paso de Los Andes llevaba consigo banderas con siete estrellas.

4. El desenlace

Mientras que por error, ignorancia, conchupancia u omisión, los colaboradores del Presidente sigan cometiendo estos tremendos deslices, el comandante Chávez va a tener que andar por el mundo como Emily Elizabet la dueña de Cliford (un perro rojo gigantesco que se la pasa viendo mi hija menor en la tele), que tiene que vivir recogiendo las deposiciones que deja por todas partes el simpático y macrosómico animalito.

5. La recomendación

Ahora, el desventurado Miguel Jaimes recibe insultos y amenazas a través de correos electrónicos que, en algunos casos provienen de las entrañas de la estatal petrolera. Pero por más que se quiera ocultar, están sucediendo cosas que afectan enormemente el desenvolvimiento de este proceso de cambios y los que se dicen revolucionarios so pena de ser tildados de revisionistas, deben gritarle al Comandante las cosas contraproducentes que se vienen cometiendo. Por el bien de la revolución, echemos de nuestras mentes la imagen que asociada al éxito del individuo, nos han vendido los cultores del capitalismo, y que tiene como ícono mayor de su santoral, la acumulación miserable de bienes materiales como muestra de bienestar.

Bertolt Brecht nos dejó como legado un texto que resume la conducta que debe conservar como norte un revolucionario: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.

Adelante Miguel sigue cabalgando así los perros ladren, no cejes en tu empeño, que además ¡No estás solo!