lunes, 15 de noviembre de 2010

50 razones para seguir comprando El Nacional

Cuando era muy chico, la primera tarea que debía cumplir cada domingo -como buen niño de provincia-, era la de salir en mi bicicleta hasta el kiosco más cercano a comprar la prensa, que mi padre a lo largo del día entre el desayuno, el almuerzo y las carreras de caballos leería hasta el obituario.

Par mi en aquellos tiempos un periódico era un periódico y punto; y lo único interesante que traía en sus entrañas eran las comiquitas.

Pero para mi padre leer su contenido era una religión y como todo acto de fe ese ritual tenía su credo y su profeta. Para papá la palabra verdadera venía impresa en El Nacional y cuando en una oportunidad le llegue con una resma de hojas de periódico similar a mi entender a la que todos los domingos le llevaba, pero que en el encabezado decía El universal, la cara se le descompuso y con su típica manera de decir las cosas me espetó: “¡Te dije que trajeras el periódico, no esa porquería!, ¿Es que acaso yo voy a envolver pescado?”

Eran tiempos gloriosos para El Nacional. Sus articulistas eran brillantes, su ecuanimidad era proverbial, las noticias eran noticias y no caliches, los reporteros investigaban antes de publicar, la mano de Miguel Otero Silva enderezaba cualquier atisbo de descarrilamiento, en fin eran otros tiempos.

Más grandecito, ya adolescente, mientras participaba en un taller de fotografía, el veterano fotoperiodista Luigi Scotto nos contó a los presente una anécdota de redacción. Narraba el experimentado retratista que Amadis -seudónimo con el que editorializaba Luís Teófilo Núñez-, al escuchar que repicaba el timbre del teléfono de la redacción exclamaba: “¡No contesten… que puede ser una noticia!”

Episodios como esos inclinaban los afectos de la gente que quería estar bien informada a apertrecharse todos los días con su respectivo El Nacional.

Sin embargo a este último diario le cayó Macúmba con el ascenso del vástago de MOS a la dirección del consorcio que le heredó su padre y ahora es “sombras nada más” de los que fue. No merece ni dedicarle un réquiem.

Aún así existen múltiples razones para seguir adquiriendo el nacional, pues el sirve para:

1. Madurar aguacates.

2. Tapar las vidrieras cuando están remodelando un local.

3. Ponerle al piso en caso de una gotera.

4. Que el perrito de la casa se acostumbre a hacer pis en un solo sitio.

5. Hacer papagayos (papalotes, cometas, barriletes, o como los quieran llamar).

6. Embalar huevos (en el campo meten los huevos en una lata de leche y para que no se rompan en el traslado los separan unos de otros con trozos de El Nacional).

7. Dejar limpiecito el parabrisas del carro.

8. Arroparse en las bancas del parque más cercano cuando uno se queda limpio y no tiene a donde ir.

9. Guardar la vajilla de lujo que se saca sólo cuando hay invitados en casa.

10. Colocarle en la barriga a los niños que se marean y vomitan mientras viajan (recetas de la abuela).

11. Matar moscas y/o zancudos.

12. Encender el fuego de las parrillas, asados y sancochos domingueros (recomendaciones de softbolistas).

13. Que los ratones hagan sus nidos.

14. El vestido de Lady Gaga.

15. Cuando se acaba el papel toilette.

16. Hacerle la cabeza a los títeres de los niños.

17. Fabricar un sombrerito estilo Napoleón Bonaparte.

18. Guardar el chigüire seco hasta la Semana Santa.

19. Hacer piñatas.

20. Cortar tiritas en la escuela y armar los taquitos que le vas a lanzar a los demás con una cerbatana.

21. Envolver pescado.

22. Que tu mamá haga los patrones para los vestidos que les va a hacer a tus hijas.

23. Nivelarle la pata coja a una mesa.

24. Colocarle en el piso al carro luego de lavarlo y aspirarlo por dentro.

25. Darle de comer a las cucarachas.

26. Comenzar una campaña de reciclaje en el barrio o la urbanización en donde vives.

27. Enrollar el cuerpo B y darle un pescozón al mayorcito de los chamos que se quiere amotinar.

28. Guardar hasta la próxima navidad las bolitas de cristal del arbolito de casa de tu mamá que tienen como 30 años.

29. Hacerle el germinador al carajito chiquito que la maestra en un arranque de originalidad le mandó a construir.

30. Ponerle al colchón mientras el niño niña o adolescente de la casa aprende a controlar esfínteres.

31. Castigar al perro que no aprendió el punto 4.

32. Disimular la Play Boy que te llevas caleta para el baño.

33. Tapar el hueco que tiene la pared.

34. Elaborar las máscaras para el baile de los Diablos de Yare.

35. Confeccionar un vestido a lo María Josefa García Prado, a lo Lía Griffith o a lo Jolis Paons.

36. Para secar los zapatos cuando llegas a tu casa bajo un rolitranco palo de agua como los que están cayendo estos días (los rellenas con papel periódico arrugado y al otro día están sequitos).

37. Confeccionar cestas tejidas (¡en serio, se pueden hacer como si fueran de mimbre y luego de pintarlas quedan arrechísimas!).

38. Quitarle los malos olores a la nevera (le pones papel periódico en el compartimiento de las verdura y de pana que le quita el mal olor a tu nevera).

39. Fabricar Newspaper Wood con la fórmula del holandés Mieke Dingen.

40. Manufacturar cartón con papel reciclado.

41. Forrar cuadernos (¡claro, eso era cuando las personas de mi edad éramos chamos… ahora es la propia raya!).

42. Elaborar flores de papel.

43. Producir obras de arte como León Ferrari, Sandhi Schimmel, Carlos Meira, Nick Georgion, Omar Abud, etc.

44. Envolver cuando te vayas a mudar los pavosísimos adornitos de porcelana que vas a dejar caer escaleras abajo para después contarle a tu mujer el trágico accidente que sufrieron.

45. Confeccionar papel artesanal.

46. Quemar avisperos o correr a un enjambre de abejas asesinas.

47. Hacer el Pájaro Guarandol, el Carite o la Lancha Nueva Esparta.

48. Realizar las montañitas y las cuevas del pesebre cada navidad.

49. Ponerle en el piso a la jaula de los loros.

50. Para que ahora te toque a ti prenderle un peo a tus hijos si se aparecen con ese bendito mamotreto cuando tú los mandas un domingo a comprar el periódico.

Seguramente habrá muchas otras cosas, miles de ideas más que se pueden ejecutar empleando El Nacional como base, pero lo único que usted no puede hacer con ese pasquín es estar bien informado.

domingo, 14 de noviembre de 2010

IPC

“Intercedan Por Caridad (IPC)” gritaban desesperadas ante las cámaras de televisión cientos de personas estafadas por las pseudoconstructoras que les habían esquilmado los ahorros de su vida a miles de familias que, en la búsqueda de un sueño, el de” salir de abajo”, el de mudarse a “una zona más apropiada” para ver crecer a sus hijos, cayeron por inocentes y se descubrieron de golpe y porrazo arruinados, estafados y desprotegidos.

“Ingenuos Pónganse a Creer (IPC) que nosotros los empresario de la construcción personas de influencia en este y en cualquier gobierno vamos a devolverles el dinero que ya tenemos fuera del país para complacer a una cuerda de pata en el suelo que con Ínfulas de Pertenecer a nuestra Clase (IPC) se pusieron a soñar despiertos y salieron con las tablas en la cabeza ¡ja ja ja!”.

“Imbéciles Paguen y Callen (IPC)” es el comentario que hacen los dueños de medios durante la reunión de planificación para reventar al gobierno con la noticia o mejor dicho con el “tratamiento” que le van a dar a esta noticia para en una excelente jugada de doble play darle el espaldarazo a sus respectivas divisiones en el negocio de la construcción mientras le echan el ganso al gobierno por querer expropiar a honrados constructores que: “puede ser que especulen pero dan empleo”.

“Irreparable Pérdida de Capital (IPC)” vociferan los economistas venezolanos, estrellas de las cuentas en otros gobiernos y que aún cuando no han pegado una nunca con sus agoreros anuncios, son entrevistados todas las mañanas como si de verdaderos oráculos se tratara, necesarísimos para decidir el buen rumbo de la nación.

“¡Inyéctenle Plata a las Constructoras (IPC)!, ¿por qué privilegiar a las empresas portuguesas, chinas o bielorrusas concediéndoles contratos multimillonarios para desarrollar complejos habitacionales que beneficiarían al pueblo si nosotros podemos ganarnos esos reales y sólo les impondríamos un pequeño sobreprecio del 1000%?”

Iluminado el Purpurado Comenta (IPC): “Si el señor en su infinita bondad ha hecho a la gente pobre, infalible como es nuestro dios en su absoluta misericordia, debe ser porque es necesario que haya personas en la indigencia para que por la vía dolorosa del sacrificio y el dolor, sirviendo a nuestros señores -los dueños del capital-, socorriéndolos al darles su poco dinero, trabajando para ellos por sueldos miserables se ganen el derecho divino de subir al cielo y ser realmente felices en el paraíso”

“Invite Presidente a Conciliar (IPC)” claman los empresarios “honestos” de la camarilla de la construcción quienes ofrecen sus buenos oficios para socorrer a las personas estafadas por miembros de esa misma caterva.

Intempestivamente Parecen Chavistas (IPC) muchos de nuestros conciudadanos afectados por esta estafa a gran escala y que ahora, aunque antes renegaban de su tierra y tildaban de “Loco de Sabaneta” o “Autócrata de Miraflores” a “Esteban de Jesús”, ahora imploran “¡Intervenga Presidente Comandante (IPC)!” poco conocedores como son “de la jerga oficialista”. Al menos de la boca para afuera, Integrantes de la Pomposa Clase media (casi otro IPC) expresan cierto grado de adhesión al proceso revolucionario que vive el país, aunque me imagino que les durará hasta que recuperen sus casas o su dinero.

“La Ingenuidad se Paga Caro (IPC)” se les escucha decir a los afortunados que ya habitan los conjuntos residenciales en cuestión, y quienes se ven “Importunados Por la Chusma (IPC)” que se quiere mudar para esos exclusivos sitios. “Quién sabe qué tipo de personas va a meter el gobierno en esos edificios, ¿con quienes se van a codear ahora con nuestros hijos?”. Impertinentes y Pretenciosos Ciudadanos (IPC) que olvidan, con una especie de amnesia selectiva, que sus orígenes los acercan más a las personas que hoy imploran la ayuda gubernamental que a los ladrones que los arruinaron.

El imperialismo Protegerá a los Corruptos (IPC) como siempre. Y ya se escuchan las voces de sus acólitos, apátridas vendidos al mejor postor que, a la menor señal de desventaja suplican la intervención extranjera, incapaces como son de ganarle una por sus propios medios al actual gobierno.

“¡Irreverentes, Pobretones, Choros (IPC)!” vocifera Ramos Allup con su animosa y cultisima verbosidad ganándose no el aprecio de los estafados precisamente, que para él significan poca cosa, sino el favor de sus empleadores los amos del valle, que le han costeado hasta este momento la vida de holguras que ha llevado, viviendo y amasando fortuna sin trabajar “por qué el trabajo lo hizo dios como castigo”

“¡INDEPABIS, Pilas con esos Cacos (IPC)!”, que el cobro ilegal del IPC fue eliminado en 2009(1), que son más de 8.000 las denuncias que recibió el Parlamento por el cobro ilegal del IPC (2), que son más de 60.000 los afectados por el cobro ilegal del IPC(3), que a 4.5 millardos asciende la estafa inmobiliaria por el cobro ilegal del IPC(4).

Increíblemente, Parece Cambiar (IPC) el viento a favor de los embaucados. En Venezuela existe un gobierno que a través de sus instituciones hace cumplir las leyes ¡Y Protege al Ciudadano (otra clase de YPC)!.

(1)http://el-nacional.com/www/site/p_contenido.php?q=nodo/85009/Econom%C3%ADa/Eliminado-el-cobro-de-IPC-para-las-viviendas
(2)http://www.el-nacional.com/www/site/p_contenido.php?q=nodo/152397/Econom%C3%ADa/8.000-denuncias-ha-recibido-la-Asamblea-Nacional-por-cobro-ilegal-del-IPC
(3)Aún que El Nacional lo haya descolgado de internet, este link existió y al colocar en el buscador Google: el nacional ipc, sale en el octavo puesto de las llamadas con esas señas.
(4)http://www.aporrea.org/contraloria/n165662.html 16/09/2010

miércoles, 27 de octubre de 2010

Amistades Peligrosas

¡Qué tiempos aquellos, los de la Coordinadora Simón Bolívar!, el 23 de Enero era en ese entonces más que una parroquia un pueblo del oeste, sin ley y sin alguacil. No era nada fácil vivir en esas tierras. Lidiar con la falta de agua, sorteando montañas de basura, esquivando las gargantas abiertas en las esquinas por la falta de alcantarillas, evitando las troneras de las calles, eludiendo obstáculos por las aceras carcomidas, escapando de las balas.

Dentro del monstruo, en las entrañas de los súperbloques, sus humildes habitantes debían batallar a diario con la falta de ascensores -descompuestos desde hacía ya muchos años-, luchar contra la ausencia de luz en los pasillos -porque se rompían, se quemaban o se robaban los bombillos-, bregar con el pago de peaje para poder subir por las escaleras, siendo asaltados por carajitos con el cerebro fundido de tanto meterse bazuco.

Delincuencia sonaba como una palabra hueca, vacía de sentido después de mirar el 23 de Enero a través de los ojos de los noticieros.

Muchachos con cara de barrio devenidos en malhechores, vendedores de droga a los que no alcanza la ley, prostitutas de edad mínima, niños probando su dureza a punta de pistola, borrachos durmiendo la mona en una acera curtida, pringada de grasa de motor. Estos rostros podrían haber sido de vecinos, hijos, hermanos, o madres de cualquiera de los sufridos moradores de la efímera y pérezjimenista Urbanización 2 de Diciembre.

Esa fue la realidad del 23 de Enero hasta la aparición de los Tupamaros. ¡Ya no más!

Los miles de hombres, mujeres y niños que, desde muy temprano por la mañana, abandonan los megabloques para ir a engrosar las enormes colas que se hacen frente a las paradas de autobús, para instantes después desaparecer bajo tierra en las entrañas del metro, podían estar tranquilos.

El accionar Tupamaro dio la oportunidad a los vecinos de apropiarse de sus espacios, de recuperar las zonas destinadas inicialmente al esparcimiento ciudadano, a la recreación de los niños, arrebatados -quién sabe en qué momento- por la delincuencia.

Especie de Llaneros Solitarios sin caballo, los Tupas acabaron con la delincuencia, con la venta y distribución de drogas, con las bandas juveniles. Ya la gente no teme salir de sus casas aún durante la noche. Gracias a estos paladines de la justicia el 23 de Enero es otra cosa.

Y así mismo pasó en Mérida -para ser exactos con la geografía-, en las Residencias Estudiantiles Br. Domingo Salazar, urbanización que gracias a la franquicia Tupamara dejó atrás su pasado delictivo para convertirse en “una tacita de plata”. Desde que aparecieron los Tupas, ya no más venta de drogas, ya no más prostitución, ya no más blimblineo… ¡cero malandraje en las Domingo!

"El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio, si puedes simular eso, lo has conseguido" jugueteaba Groucho Marx con la ironía. La misma manera de pensar pero cargada de cinismo parece guiar a los “camaradas” Tupamaros guardianes autoimpuestos de las Domingo Salazar.

En la avenida que les pasa por el frente a estas residencias estudiantiles colocaron un reductor de velocidad –antes denominados policías acostados-, que es un monumento al sarcasmo. A nadie han atropellado allí, nadie ha fallecido arrollado, no hay escuelas cercanas pero ahí lo instalaron, mientras en Domingo Salazar la lista de asesinados es extensa y sin embargo no han construido una barrera segura para detener este largo inventario de homicidios no aclarados.

Los compañeritos Tupamaros se han encargado de hacer de estas residencias estudiantiles un pequeño paraíso. Su labor incluye el secuestro y posterior quema de unidades de trasporte público o propiedad de la universidad en donde dicen estudiar, la destrucción de un ambulatorio que existía dentro del conjunto (que les prestaba servicio a los estudiantes a sus hijos, a sus familiares y a los vecinos de las barriadas aledañas), el destrozo de mobiliario citadino tal como semáforos, cercas perimetrales etc., el cobro de rescate a particulares a los que previamente han despojado de sus automóviles durante las manifestaciones, el ataque a transeúntes mandando a algunos de estos derecho al hospital, la protección de las mafias de vendedores y traficantes de drogas que aprovechan el status de dependencia universitaria que le otorga autonomía a estos edificios para efectuar impunemente su despreciable negocio , y otra serie de hazañas que engloba el resguardo de proxenetas, chulos, delincuentes y prostitutas.

No todos los que viven en las Residencias estudiantiles son así, es más el porcentaje de desadaptados me atrevería a sostener que es mínimo, pero por ser tan violentos, su agresividad inhibe de actuar a los buenos del rebaño. Con un promedio de edad cercano a los 35 años y con una permanencia dentro del subsistema de educación superior que ronda los 15 años para culminar carreras que duran 6, los números demuestran el talante académico de los compañeritos que se resguardan en esta villa estudiantil amedrentando a quienes realmente desean educarse, aterrorizando a quienes se muestran reacios a permitir los desmanes que ejercen estos facinerosos contra la comunidad merideña.

Dudo que haya alguien entre los universitarios que esté de acuerdo con el homicidio, ningún ser humano en su sano juicio puede disfrutar con el asesinato de dos personas, pero quien a hierro mata no puede fallecer a sombrerazos. De los dos dirigentes Tupamaros asesinados en esa especie de vendetta desatada luego de los últimos sucesos violentos acaecidos en las afueras del Ciclo Básico Universitario de Los Chorros uno de ellos -según informaron por la prensa las autoridades policiales- además de haber sido policía en el pasado reciente, era solicitado acusado de homicidio por lo que ustedes me dirán.

El juego perverso en el que caen estos estudiantes “revolucionarios” guiados por el primitivismo de su pensamiento, le hace el juego a la derecha enquistada en la universidad venezolana y cada vez que se quiere iniciar una escalada de protestas que perjudique al gobierno, estos compañeritos en una especie de mecanismo de acción y reacción, responden a la instigación alterando el orden público con reclamos egoístas y simplones.

Mientras las protestas estudiantiles que llevan a cabo los estudiantes franceses tienen como norte el bienestar de los ancianos, la disminución del precio de los combustibles, mejoras en las pensiones de los jubilados, nuestros “desprendidos” estudiantes ensayaban la quema de camiones para que les dieran cargos fijos a un grupito de ellos que quieren ingresar a la nómina universitaria.

¿Qué es lo que piensan estos caballeritos, al colocarse una capucha y salir a quemar carros diciendo que apoyan este proceso de cambios?, sus actos -más vandálicos que reivindicativos-, atentan contra ellos mismos pues destruyen bienes de la universidad que les podrían servir para mejorar su educación, pero también afectan a la colectividad emeritense granjeándose enemistades entre los que padecen sin remedio el caos generado.

¿Será que estos grupúsculos están infiltrados por individuos que, para malponer al gobierno desatan esta vorágine de violencia absurda y descontrolada?

¿Por qué el Gobierno Regional que pareciera poseer vasos comunicantes con los cabecillas propulsores de los disturbios no interviene a favor de la paz y trata de resolver las cuitas que trasnochan a estos extraños camaradas?

Quedan en el ambiente espesas nubes de interrogantes acerca de las conductas asumidas por unos y por otros ante estos inquietantes espectáculos, por el gobierno regional, por las fuerzas del orden publico de este estado, por las autoridades universitarias, por los dirigentes estudiantiles que dicen estar de este lado, surge un coctel de preguntas que se extiende como un manto.

No queremos que ese manto cumpla el papel de mortaja. A los camaradas aludidos que sentados debajo del árbol de las tres raíces descansan luego de sus gloriosas jornadas, a los que como que no les gusta mucho escuchar lo que pensamos del conflicto los sufridos ciudadanos, les conminamos: siéntense reposados a hilvanar en cuatro líneas y con una pizca de sindéresis el por qué de su andar atravesado.

Cuando logren explicar el leitmotiv de sus andanzas dejarán de ser vistos como amistades peligrosas.

“Quiero creer que la gente tiene un instinto por la libertad, que quieren controlar sus vidas de verdad. No quieren que les presionen, que les manden, que les opriman, etc., y quieren una oportunidad para hacer cosas que tengan sentido. No sé cómo probar esto. En realidad es más una esperanza de que las personas son así, de que si las estructuras sociales cambian lo suficiente, esos aspectos de la naturaleza humana saldrán a la luz” eso lo dijo Noam Chomsky. Que malo que el ruido de los morteros, de las bombas lacrimógenas, de las ráfagas de disparos, de los insultos, de los improperios, de las acusaciones mutuas hasta ahora no nos hayan dejado escuchar.

lunes, 25 de octubre de 2010

Malas Compañias

“No quiero ver a ninguno de mis hijos con malas juntas”
Mi Mamá.


Desde mucho antes de que accediera por la vía democrática a su primer periodo de gobierno, el Presidente Chávez ha tomado una serie de riesgos y ha puesto en peligro su prestigio asociándose con una sarta de grupúsculos difíciles de definir y aceptando la cercanía de una retahíla de personeros de laboriosa categorización.

La imagen romántica que precedía a esos grupos “insurgentes”, el aura de heroicidad que acompañaba a aquellos “mártires”, fabricados ex profeso por los tormentos que les infligió la represión cuartarepublicana, “próceres” llevados de la mano por verdaderos esbirros entrenados en la Escuela de las Américas.

Torturas, extorsiones, ejecuciones sumarias de no tan lejana data, resonaban todavía entre las sienes de muchos de los seguidores de Chávez, esto surtió efecto de mea culpa y los colaboradores más cercanos al paisano de Sabaneta hicieron una especie de Lobby para presentar a aquellos camaradas con el recién estrenado presidente.

El tiempo que todo lo demuestra, el poder que todo lo pervierte y el dinero que todo lo corrompe se encargaron del resto. Ante la vista de la mazorca del ejecutivo desgranándose por el peso del ingreso petrolero, el cuervo de la ambición llevó a unos cuantos a picotear las cuentas a su cargo y rápidamente por prevaricadores perdieron el favor del presidente.

Otros se atragantaron con el poder y se creyeron Maquiavelo tropicalizado. No hubo sacramento que se respetara, no hubo juramento que valiera, no hubo amistad que se honrara, no hubo compromiso que se enalteciera.

Poco a poco el trapiche de la historia fue deshaciéndose del bagazo humano quedando sólo el guarapo con el que cuajar el papelón de este proceso. Pero ha costado esfuerzo, tiempo y dinero. Ha costado la desesperanza, la desconfianza del pueblo.

Pero aquellas malas compañías, atractivas por ser personas que se atrevieron a intentar lo prohibido en algún histórico momento, aquellas de imagen romántica que despertaban admiración, que provocaban emociones grandilocuentes, terminaron mal, muy mal, se empeñaron en caminar sobre la cuerda floja y se cayeron. Han finalizado sus carreras sirviendo de comparsa a sus torturadores, haciendo de chambelanes de quienes los desprecian.

Lo mismo que con las personas ocurrió con las agrupaciones políticas que se comprometieron con el presidente. Llámense PODEMOS, PPT, UPV, etc, al pretender hacerse del poder en su propio beneficio y no en aras de un proyecto -político, social y económico- que busca el beneficio del pueblo, murieron en el intento.

El comportamiento de estos ambiciosos operadores políticos ha hecho merma en la confianza del pueblo hacia el gobierno. Se sostiene el apoyo al presidente Chávez pero sucumbe la fe de la gente en su gobierno.

El movimiento local Tupamaro es el vivo ejemplo de ello. Este grupo entra en la categoría en donde se amalgaman el Ratoncito Pérez, el Ánima Sola, el Silbón o la Bola de fuego, todos hablan de ellos, la gente dice que existen pero nadie los ha visto.

Los integrantes de esta organización se han ido introduciendo en la burocracia del estado, reclutan gente necesitada de un carguito para poder vivir, los colocan de porteros, aseadores o en cualquier otro oficio menor y de esta manera se aseguran fidelidades y un crecimiento que, aunque sutil resulta inusitado. No se han arraigado ni en el 23 de Enero de sus raíces pero ahora tiene sucursales en todos los estados en donde la burocracia del Estado los amamante.

Sin embargo, como me lo recuerda mi madre esgrimiendo un refrán: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Estos grupos de desadaptados y anárquicos que ahora pululan en torno a la gestión de nuestro gobierno, más temprano que tarde terminan mordiendo la mano que los alimenta. Tratar de someterlos es como tener a un rottweiler amarrado con hilo pábilo.

Revolcándose en sus cenizas debe estar el alma de José Gabriel Condorcanqui Noguera alias Túpac Amaru II inspirador de los movimientos emancipadores indigenistas de toda la América, pero que ha servido también para que cuatro loquitos de carretera se crean los generadores de la Yihad Latinoamericana.

A simple vista parece una crueldad querer desembarazarse de estos camaradas tupamaros -que tal vez sólo desprenden en su accionar lo básico de su pensamiento-, pero si usted escucha noticias del estado Mérida se dará cuenta del por qué de lo que estamos sugiriendo.

Los compañeritos tupamaros por querer acceder a unos cargos de vigilantes mantienen en zozobra a toda la colectividad emeritense, atentan contra la integridad de las personas, destruyen los bienes de la institución que les educa y a la que quieren ingresar como empleados, violentan la propiedad de humildes trabajadores, delinquen abiertamente, principalmente afectando a los más débiles. Pretenden dominar a través del terror y no se dan cuenta del flaco favor que con su conducta le hacen al gobierno y al proceso revolucionario que este encarna.

Si fuesen adolescentes de carácter lábil, conflictuados y descontentos consigo mismos y con su entorno, les tendríamos condescendencia pero tomando en cuenta la edad que se desprende de las caras de quienes se dicen sus dirigentes, nos sentimos víctimas de unos audaces señores encaprichados.

Podríamos aventurar un diagnóstico para esa conducta antisocial pues esta es sin lugar a dudas, el resultado de individuos provenientes de hogares deshechos, con una falta absoluta de continencia familiar, producto de abandonos, de pérdidas tempranas, de historias de abusos y privaciones que agregan prontuario a sus antecedentes personales.

“El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va” decía Antoine de Saint-Exupéry, pero en este caso el mundo se aparta al ver aparecer a los compañeritos porque en definitiva ni ellos saben cómo van a responder ni para donde quieren ir.

Deshacerse de las malas juntas es de sabios.

domingo, 15 de agosto de 2010

La Catira Regional

La Catira Regional gobierna el estado Mérida.

No es que queramos apuntar que ella se vende más que su competidor gordo y peludo, no, sino que al igual que la rubia modelo imagen de la cerveza, el gobernador del estado Mérida resulta inalcanzable para todos nosotros los seres mundanos, habitantes de la cordillera.

Como la diva platinada, el gobernador del estado Mérida es asediado todos los días por un cortejo de adulantes, que obviamente viven de sus favores y lo mantienen alejado del entorno al que debe servir.

Al igual que la mujer del pelo amarillo y el rostro secreto, el gobernador del estado Mérida descubre su incognito sin querer por el séquito que lo acompaña al acudir a un restaurante o a cualquier lugar público que él desee visitar.

Como la catira, el gobernante merideño es una Leyenda... etéreo, sin cuerpo y sobre todo sin rostro -hasta ahora y con el pasar del tiempo-, nadie sabe a ciencia cierta quién es ese señor al que, gracias al empujón salvador que recibió de Chávez en la campaña electoral, es ahora -al menos nominalmente- quien manda en las estribaciones más empinadas del ande venezolano.

De la catira original van como dos o tres modelos que han hecho de su figura sin rostro la imagen de la conocida marca de cervezas. Realizan su trabajo impecablemente, incitan al consumo, logran vender el producto y desaparecen con sus reales bien merecidos y mejor ganados para perderse desconocidas hacia otras piezas publicitarias. Una chica de rostro ignoto que es reconocida envidiada o admirada por todas y todos.

Pero al contrario que con la chica de la bebida espumosa, aunque la identidad del gobernador del estado Mérida es pública, desde hace mucho tiempo nadie logra verlo en persona, nadie accede a conversar con él para plantearle algún problema, nadie ha podido estrechar su mano, en fin se le conoce sólo por las vallas publicitarias. Y aunque sólo ha sido uno, mucho dinero ha pasado por sus manos. Pareciera entonces que tal vez por motivos de seguridad, el gobernador ha decidido hacerse estrictamente reservado y abandona así el favor del pueblo. Seguramente pensando en la suerte corrida por la primera de las catiras regionales que fue asesinada... nuestro gobernador “chavista” se envuelve de un toque de misterio.

Él resulta ser un punto de inflexión en los anales de la publicidad política. Todos queremos saber quién es… no, perdón: todos queremos verle la cara… pero él permanece oculto, lejano.

No, no es un transform. Al igual que con la historia que contaban acerca de la catira, su ausencia se presta para el surgimiento de múltiples versiones. Todas ellas seguro son falacias… pero como rezaba una de los slogans que acompañan en los carteles a la chica cervecera, al gobernador del estado Mérida le calza la frase: “Tienes el mundo por delante ¿vas a arrugar?

El que pudiera haber sido la Barbie de los gobernadores del Proceso, pues aunque militar asimilado, tenía más cara de prócer civil que de conmilitón, de compañero de cuartel beneficiado por los favores presidenciales, ha resultado ser un veleidoso Kent sin otra aspiración que el pasear su figura más cercana a la de Pedroso que a la de la misteriosa catira, acompañado hasta por la menos agraciada de las candidatas a reina de las ferias patronales del olvidado caserío El Chivo a la vera de la inclemente carretera Panamericana.

Pudo la catira haber sido considerada como pieza central de la publicidad sexista, pero en el caso de este hombretón corpulento no llegará a ser la imagen del sistema capitalista.

Recuerdo haber visto al comienzo de la campaña publicitaria de la cerveza maracucha, una inmensa valla asida al costado de uno de los edificios aledaños a Plaza Venezuela, mostraba un cuerpazo recostado a una lata pero no enseñaba el rostro. Al contrario que con aquél recuerdo, la cara de este individuo aparece sonriente cachetón y rubicundo multiplicado por miles a la vera del camino, en cualquier muro de la ciudad, colgando a media asta en cada poste de alumbrado público, como parte del mobiliario de cualquier oficina pública… en las franelas rojas que deambulan solitarias y tristes con la mano extendida por las frías calles merideñas. Reproducen un perfil que de otra manera permanecería en el olvido voluntario.

Nuestro impecable gobernador cumple una función ideológica dentro del sistema cultural patriarcal, el padre lejano que se sienta a la mesa y distribuye el alimento entre sus hijos que, entonces tienen la responsabilidad de idolatrarlo.

Con su comportamiento alejado del pueblo, este gobernador se dedica a desnaturalizar la imagen de la figura central del proceso revolucionario venezolano. Con cada una de sus inacciones desmitifica la idea, casi que fundacional que repite que “Con Chávez manda el Pueblo”. En el estado Mérida manda la oligarquía serrana.

Médico de profesión, antes de montarse en el autobús revolucionario era muy bueno en el arte de cargarles el bulto a los dirigentes universitarios del Copeyanato emeritense. Ahora que es gobernador, no se da por enterado de las carencias que padecen los hospitales y centros de salud de un estado que es referencia para la gente humilde que viene esperanzada a atender sus dolencias.

Si bien es cierto que los centros hospitalarios están mucho mejor dotados que en los tiempos de la cuarta república, no es menos cierto que el máximo centro asistencial de nuestro estado, el IAHULA carece de Resonancia Magnética desde hace tres años y de Tomografía desde hace casi uno completo. Que eventualmente no se cuenta ni siquiera con toallines para secarle la barriga a los pacientes que van a hacerse una ecografía. Que existen personas que permanecen más de nueve meses recluidos antes de ser operados.

Dirigidas al target popular, como los hechos lo han demostrado, la actividad política de este gobernante refleja los cambios en su condición que muchas veces asimilan algunos personeros para hacerlos vendibles a los ojos del presidente. En privado sólo se reúne con personas pudientes, en público, bueno ante las cámaras de un Aló Presidente declara: “¡Con Chávez todo… sin Chávez nada!”

Luego con su indolencia, banaliza el Proceso como una forma subterfugia de restarle poder a los hechos favorables al pueblo, haciéndolos precisamente cuestionables.

Mientras se producen inmensos cambios sociales motorizados por las personas afines al Proceso Revolucionario que les está dando autonomía y responsabilidades más allá del cargo público que pudieran ejercer, que les asegura un surtido alimenticio seguro, que les garantiza asistencia pública para ellos y sus niños, que ofrece educación para el que desee formarse, la actitud de este señor parece velar por la conservación de un status privilegiado para sus protectores, familiares y allegados.

Como sucedió con las feministas juzgadas en atención a sus atributos, este gobernador chica regional terminará sus días rechazado por unos por haber sido un “feo” chavista y por otros por sólo haber sido “una cara bonita” demostrado inconsecuencia con el Proceso de cambio.

Lo mismo que con la catira regional la fragmentación del individuo para mostrar sólo las partes más deseables como las nalgas o el busto, en detrimento de otras como el rostro o los pies se concreta en el cuerpo del gobernador del estado Mérida, reducido algunas veces al producto que se expresa en la invasión progresiva del espacio público por grandes vallas publicitarias con una cara sonriente de más de cinco metros de alto que no dice nada porque no tiene nada que mostrar.

Ahí radica la esclavitud cosmética que sostiene nuestro gobernador con los grupos de poder económico regional que lo apoyan y que son beneficiados con los jugosos contratos del estado.

Pero al final, al igual que con la catira regional, al gobernador del estado Mérida jamás se le ve la cara.

domingo, 18 de julio de 2010

¿Ignorancia, ingenuidad, temor o simples ganas de joder?

I

“La política es el arte de lo posible”, así la definió Gottfried Leibniz bien entrado el siglo XVII, condensando en pocas palabras las intenciones de quienes desde épocas remotas se adjudicaban para sí la conducción de los hombres y de las naciones hacia la tierra prometida. La política es sin dudas un juego de guerra, en donde la estrategia asegura el éxito, donde la adecuada planificación y la apropiada puesta en práctica de cada una de las jugadas garantizan el dominio del adversario, la conquista de posiciones, la victoria sobre el enemigo. Y aunque a principios del siglo XX, Charles Maurras sentenciara mejorando a Leibniz que “La política es el arte de hacer posible lo necesario”, sigue privando mucho de interés, de mezquindad, en el pensamiento de una gran parte de los individuos que se dedican a la política a secas y también a la política universitaria.

II

Desde que en el mes de marzo de 2009 y con el objeto de eliminar –disminuir, o al menos tratar de controlar- el gasto suntuario en el sector público nacional, entró en vigencia el Decreto Presidencial 6649, las autoridades universitarias se dieron a la tarea de restringir la ejecución del presupuesto otorgado por el Gobierno Venezolano.


Así pues, la entrega de los recursos necesarios para el desarrollo normal de la actividad universitaria fue obstaculizada por el propio engranaje corporativo.

So pretexto de cumplir con la normativa gubernamental, los conductores del destino de las universidades han limitado sistemáticamente y por todas la vías, el funcionamiento de algunas por no decir casi todas, las dependencias universitarias. Cuánta razón tuvo Groucho Marx cuando lapidariamente dijo que: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.

III

Yo no creo en ingenuidades a esos niveles y pienso que a mansalva, con el ánimo de indisponer aún más en contra del Gobierno a los integrantes del Sector Universitario –reaccionarios en su mayoría, elitescos por naturaleza, genéticamente excluyentes y molestos ya por el estancamiento de sus sueldos y por el congelamiento de los presupuestos universitarios-, el cártel de los Rectores -o casi la totalidad de sus integrantes-, restringieron la adquisición de insumos, limitaron la reposición de materiales y equipos, abreviaron el otorgamiento de financiamiento para la realización de investigaciones, cursos de actualización etc., culpando de ello al Gobierno central con el fin oculto de soliviantar al profesorado para que estos desde sus tribunas transmitieran desesperanza a sus estudiantes.


IV

Aunque tradicionalmente opuestos a cualquier medida que proviniera del Gobierno Revolucionario, en esta oportunidad las Autoridades Universitarias disciplinadamente cumplieron con el encargo aunque este no fuera para ellos, sin discriminar a quiénes se afectarían con esta manera tajante de acatar las órdenes presidenciales.

De esta manera se nos vendió la idea de que luego de emitido el decreto 6649, la institución universitaria debía ajustarse a los designios del Ejecutivo Nacional, quien por esa vía ejercería un control draconiano sobre las actividades de profesores e investigadores de las máximas casas de estudios del país impidiendo su formación, entrabando la investigación y obstaculizando la posible asistencia de estos a congresos o eventos internacionales.

Muchos fueron los que recordaron con amargura a las progenitoras primero de Ramón Carrizales y luego de Elías Jaua, pues según el Instructivo para el cumplimiento de las Normas de Austeridad, debían ser ellos quienes juzgaran la pertinencia o no de las solicitudes de los universitarios.

Yo mismo saqué alguna que otra madre al sol cuando vi truncada la posibilidad de viajar a algún congreso debido a esta restricción. El CDCHTA -o Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico, Tecnológico y de las Artes-, debió ajustarse a la normativa legal, por lo que sólo se limitó a recibir las solicitudes de los investigadores para luego enviárselas al Rector y este a su vez las remitía a la Vicepresidencia de la República Bolivariana, en donde Jaua decidiría casi que venalmente si se aprobaban o no las compras o los financiamientos. Al menos eso fue lo que a lo largo de este tiempo nos vendieron como excusa para restringir la adquisición hasta de tizas, cartuchos de tinta o los cachitos y el café para el refrigerio de la mañana de los consejeros universitarios.

“El CDCHTA aprueba las solicitudes, en cada una de sus comisiones, éstas son remitidas al Rector de la Universidad de Los Andes, quien envía las aprobaciones al Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria y, éste a su vez, lo tramita en la Vicepresidencia de la República, órgano que en última instancia decide si los profesores de la Universidad de Los Andes pueden asistir a un congreso en el exterior o no”, dijo alguien a la prensa en cierta ocasión justificando el retraso o la negativa para el otorgamiento de buena pro a las solicitudes realizadas.


V

Se nos dijo que en el Decreto 6649, se establece que las misiones oficiales al exterior están prohibidas, y que con esa restricción la participación en una Jornada o Congreso estaba vetada, es decir de un momento a otro los universitarios, según el razonamiento de nuestras propias autoridades, pasábamos a ser miembros del cuerpo diplomático o algo así y no podríamos obtener el financiamiento para asistir a seminarios en el exterior.


Del mismo modo, las invitaciones a académicos de otros países para que participaran en actividades nacionales estarían restringidas.

VI

Nadie -léase bien-, nadie, ni los miembros del Equipo Rectoral, ni los integrantes del Consejo Universitario en donde al menos un abogado debe haber (el Decano de la Facultad de Derecho), ni los honorables leguleyos del Consejo Jurídico Asesor, supieron leer que el famoso decreto 6649, regulaba exclusivamente el gasto público y que como el artículo 14 de la Ley de Universidades vigente reza que “Los bienes y rentas de las Universidades Nacionales no estarán sometidos al régimen de los bienes nacionales que establece la Ley Orgánica de la Hacienda Pública Nacional. Sus ingresos y egresos no se considerarán como rentas o gastos públicos, ni estarán sometidos al régimen del Presupuesto Nacional…”, nos escapábamos entonces de la restricción. Y por allí se deja ir el espíritu de la ley declinando en manos de funcionarios designados por el Consejo Nacional de Universidades y de la Contraloría General de la República la aplicación de los correctivos necesarios para hacer desaparecer este desbarajuste que llamamos Administración Universitaria.


O sea, la eliminación del gasto superfluo en el sector público nacional no nos alcanzó jamás “de una manera inexorable”. La irritabilidad de los Universitarios fue en vano.

¡La lucha contra la vieja cultura del derroche -que ha impregnado a nuestros nuevos gobernantes-, no ha tocado a nuestra puerta. Podemos continuar con el gasto irresponsable! Ya no hay prohibición para la habitual compra decembrina de automóviles lujosos para que Rectores y Autoridades Universitarias recorran las calles de las principales ciudades del país dentro de unas relucientes naves detrás de gruesos vidrios ahumados. Podemos continuar con las modificaciones anuales del decorado y mobiliario de las oficinas de las Autoridades Universitarias porque eso no atenta contra la moral revolucionaria. El largo brazo de la ley no llega tan abajo.

Eso de que se acabarían de una vez por todas los megasueldos y los megabonos o megaviáticos no es con nosotros los universitarios.

La restricción que pesa sobre los celulares o teléfonos con línea abierta para llamadas a larga distancia nacional e internacional no nos afecta para nada. Y obviamente la prohibición sobre la adquisición de equipos y plataformas tecnológicas queda relegada al olvido selectivo.

El cáncer que merma las finanzas públicas, el de la constante autopromoción que con los dineros del presupuesto universitario o del Estado ejecutan algunas personalidades del quehacer público puede continuar su trabajo destructivo e infatigable.

Para celebrar la no restricción de los gastos dispendiosos de los Universitarios, me imagino que habrá un agasajo rimbombante cargado de vino, champagne, gloriosos canapés y de los más impresionantes arreglos florales.

VII

“Allí en donde hay necesidad hay un derecho” dijo en alguna oportunidad Evita Perón.

jueves, 24 de junio de 2010

Viento Solar


Al salir paulatinamente de la penumbra, una vez superada la línea Karman, en el negro absoluto de un espacio vacío, el tenue residuo calórico heredado del Big Bang, cede lánguidamente a las caricias hirvientes del viento solar.

Quedan atrás los ruidos más estridentes del pulso de la tierra, el espectáculo de colores de las auroras boreales, los recuerdos más íntimos que atesoramos en la memoria y todo se vuelve inestable relatividad.

El sol resplandece, su hiriente lamida ionizada infla las velas de la imaginación, hace surgir una larga cola al cuerpo evaporado que parte hacia el caos molécula a molécula, partícula a partícula hasta quedar yermo, en el alma pelada.

La expansión indetenible del espíritu calca al pié de la letra las alocadas facciones de la Gran Explosión y en el silencio absoluto, observando la curva del horizonte universal enrostramos nuestra insignificancia en un nuevo plano astral.

Ira Dimensión

Acostumbrados a vivir en un mundo de tres dimensiones que podemos ver y en el cual nos desenvolvemos, nos resulta perturbador el hecho -plausible por demás- de que existan más dimensiones espaciales, tal vez no visibles pero ya explicables. Esta situación nos desorienta por la incapacidad biológica que tenemos para percibir esta polidimensionalidad adicional, nos incomoda la extensión inusitada de nuestro entorno, nos inquieta la aparición de otras anchuras. Y la ampliación de nuestros espacios puede cargarse de razonamientos de corte filosófico. La Teoría de la Relatividad acabó provisionalmente con esto al considerar el tiempo como la cuarta dimensión. Sin embargo la Teoría de Las Cuerdas, hasta ahora física teórica, va más allá y plantea un universo de al menos once dimensiones.

Ya en 1919 Theodor Kaluza planteó la posibilidad de que hubiese físicamente más de tres dimensiones espaciales con una versión propia, pentadimensional, de la relatividad general. La razón por la que nosotros no logramos percibir más de tres de ellas, es que las dimensiones adicionales están curvadas sobre sí mismas, o así al menos intentó explicar Klein al refinar las ideas de Kaluza.

Delgadas e infinitesimales cuerdas supersimétricas se mueven en un espacio-tiempo de más de 4 dimensiones resonando con míticas vibraciones que nos impulsan hasta los confines de uno tras otro de los universos qué -como una especie de matriushka galáctica-, se perfilan hacia el futuro separados por D-branas.

Tres dimensiones son sin duda suficientes para manejarnos en este mundo sin demasiados problemas, sin embargo lo que es bueno para la vida cotidiana, resulta no ser suficientemente bueno para la física, o para los físicos empeñados en estudiar y desentrañar lo que sucede en las situaciones más extremas de nuestra imaginación. De allí su necesidad de desarrollar exuberantes modelos matemáticos que les permitan dar cuenta de sus observaciones de manera “experimental”.

La Teoría de la Relatividad entonces, ha sido capaz de señalarnos cómo el espacio y el tiempo se curvan en presencia de la materia y la energía, y la Mecánica Cuántica nos indica certeramente el poco intuitivo comportamiento de las partículas elementales, de las que en definitiva está formada toda la materia. Una, reina en el cosmos, la otra, en el mundo subatómico. Ambas son teorías estupendas, pero sólo funcionan bien cuando se las puede aplicar por separado. Al colocar juntas mecánica cuántica y relatividad se genera un cóctel de incógnitas difíciles de resolver dentro de la tetradimensionalidad.

Si una dimensión nos ata y sólo nos faculta a desplazarnos en dos direcciones -adelante o atrás-, dos de ellas dan la posibilidad física o hasta ideológica de cruzar hacia la derecha o la izquierda, tres nos permiten flotar suspendidos en un punto como un globo aerostático colgado en el aire, pero cuatro ¡nos conceden el placer de volar!, de recorrer libres a través del tiempo distancias inimaginables; pero al vencer el pavor natural, la reticencia instintiva a penetrar hacia otras múltiples dimensiones que, nos darán la desenvoltura necesaria para recorrer con osadía los espacios de Calabi-Yau, las respuestas a estos acertijos se encuentran definitivamente más allá del cuarto portal.

IIda Dimensión

Auguste Comte al legarnos su Ley de los Tres Estadios nos señaló que tanto la humanidad como cada uno de los individuos que la componen, atraviesan a lo largo de su existencia tres estadios diferentes. Cada uno de ellos se alcanza progresivamente, estos son: el teológico, el metafísico y el positivo. El teológico es ficticio, el metafísico es abstracto pero, el positivo es científico. El primero es un punto de partida necesario para la inteligencia humana; el tercero es su estadio fijo y definitivo, el segundo es simplemente una etapa de transición. Cada una de nuestras concepciones, cada rama de nuestro conocimiento, cada acción que emprenda nuestro intelecto pasa necesariamente por esos tres estadios teóricos diferentes. Comte pensaba que para el Occidente Moderno la ciencia representaría la unidad y la armonía que la fe significó para la Edad Media. Pensó en la Ciencia como nuevo polo de atracción y factor de acuerdo. Sin embargo, con el tiempo vio la necesidad de recurrir a la filosofía y a la religión para explicar su desarraigo.

A su vez, Jean Paul Sartre afirmaba que hay mundo porque hay hombre, cuando el hombre descubre lo absurdo de lo real, su esencial contingencia y gratuidad, lo invade el sentimiento de náusea como lo manifiesta a través de su personaje Antoine Roquentin (en La Náusea) que proclama: “…por definición, la existencia no es la necesidad. Existir es ‘estar ahí’, simplemente; los seres aparecen, se dejan encontrar, pero jamás se les puede deducir”… “No hay ningún ser necesario que pueda explicar la existencia: la contingencia no es una imagen falsa, una apariencia que pueda desvanecerse; es lo absoluto y, por consiguiente, la perfecta gratuidad.”

Nietzsche por su parte, enarbolaba una de las tesis más extrañas y radicales en cuanto al tiempo se refiere. Tan extraña que difícilmente la podremos encontrar en alguna de las culturas que se hayan registrado a través de la historia. Según él y su tesis del Eterno Retorno, todo va a repetirse un número infinito de veces. Pero, ¿Por qué habría de ocurrir esto, por qué ha de suceder así?: Pues, ¡sencillo!. Dado que la cantidad de energía que hay en el universo es finita y el tiempo infinito, el modo de combinarse dicha energía para dar lugar a las cosas que podemos experimentar es finito. Pero una combinación finita en un tiempo infinito está condenada a repetirse de modo infinito. Luego, todo se ha de dar no una ni muchas sino infinitas veces; en esto consiste la tesis nietzscheana del eterno retorno y ella se traduce como la expresión de la máxima reivindicación de la vida que vuelve y vuelve sin parar. Independientemente de que esta consideración sea correcta, podemos recuperar la noción de permanencia si hacemos que el propio instante dure eternamente. La existencia dejaría de ser fugacidad, sólo nacimiento, vida y muerte para convertirse en una promesa de eterno retorno.

IIIra Dimensión

En todo esto iba yo pensando y una vez “Leídos los manuscritos, fui a ver al autor, antes de escribirles un prólogo, para clarificar por medio de preguntas una objeción que me molestó durante la lectura. Antes de escribirlo, debía confirmar o suprimir una renuencia en mí…”. Así inicia uno de sus mejores escritos -Amor y terror de las palabras- José Manuel Briceño Guerrero y así, dejando a un lado las escenas de refriega de un choque entre Italia y Eslovenia que constataban “al dente” la teoría de la relatividad, abandoné los predios radioeléctricos del mundial Sud África 2010, y partí al encuentro con un personaje que -predestinado, sin duda- tenía que ser quien fabricara en dos líneas temporales narradas en paralelo, un ideario distinto plagado de ciencia y espiritualidad.

José Iraides Belandria resultó ser todo un personaje. Con el aire misterioso de un bonzo, sentado con la espalda enhiesta, enmarcado el rostro por una barba larga y vaporosa, los ojos achinados asomados por detrás de unos cristales cuadrados e intemporales y con un rictus pertinaz, me recibió cortésmente pero fue prudente al intentar conversar. Dos horas de plática bastaron para hacer migas y tender puentes hacia el terreno inexplorado de una nueva amistad.

Accedí de primera mano al imaginario del escritor; relató floridamente los pasajes más relevantes de una existencia agitada, golpeada a veces por el infortunio, acechada en oportunidades por la enfermedad. José Iraides ha sido azotado unas cuantas veces por la adversidad, pero también ha sido premiado en innumerables ocasiones con el abrazo múltiple de Lakshmi, que lo ha alejado de la tempestad y lo ha depositado sano y salvo en las arenas blanquecinas de la creación literaria.

Belandria juega entre dos aguas con sus Relatos Cuánticos. Por un lado muestra los atavíos científicos cultivados a lo largo de una vida de lógica y de demostraciones de la razón pura y por otro enarbola las creencias de una existencia profundamente espiritual. Abjura de la ciencia y sus métodos, pero apela a ella para explicar las cosas con una limpieza aséptica digna de un postulado científico de observancia universal.

Son dos trazos equidistantes que al narrarlos prosiguen, tanteándose, acariciándose apenas con la brisa del relato. Una rueca de algoritmos criptográficos que se trenzan hilvanando imaginarios futuristas que, aunque el autor tenga siempre en mente al lector no especializado, pueden resultar tóxicos a los espíritus indispuestos.

Como sucede con la mecánica cuántica y la relatividad estas dos visiones de Belandria, este par de formas de contar, cuando se rozan originan chispazos, desprenden misteriosos vapores, generan embriagadoras confidencias difíciles de eludir y de aclarar.

Para José Iraides Belandria el ser humano, él, su ego, se convierten en el centro del universo. Bien sea trocado en un punto luminoso en medio del infinito o bien transformado en un observador que mira millones de estrellas girando a su alrededor después de despejada la bruma de las incertidumbres cuánticas.

Persiste en él sin embargo la duda inquietante, la imprecisión probabilística que lo llevan a escribir “Volverán los días y las noches a culminar la efímera existencia de los seres destinados a nacer y morir en los ciclos de la vida, fugaz y breve como el parpadeo de mis ojos”.

El trasfondo infotecnológico, se vislumbra borroso y enmascarado “Al final de la senda...” en donde “…un adivino predice el futuro en una carta matemática.” La ruptura de los códigos utilizados hasta ahora por los hombres de ciencia se patentiza cuando cuenta como “Sobre las olas del mar camina un hombre luminoso y fugaz.”

“Otras veces desapareceremos sin dejar rastros…” se anima José Iraides a develar algunas de las claves encriptadas en sus líneas, pues para él “Todo lo que existe es consecuencia de las vibraciones multidimensionales de infinitas cuerdas de energía.”

La línea dinámica del tiempo como un cuchillo filoso corta trozos de recuerdo y los trae como flashes. “Bello como el encuentro fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas” le escuché decir en sueños alguna vez a Isidore Lucien Ducasse Conde de Lautréamont en medio de un viento dislocado, azotado por las ráfagas contradictorias del surrealismo apremiante. Ahora resuena reciente y con cadencia de verso la voz de José Iraides al pronunciar: “Llegué a la casa antigua donde la/ efigie de un niño hace portentos/ cuando lo adoran con alegría. Su/ presencia extraordinaria/ manifiesta fulgores alquímicos/ que cubren su cara de yeso/ arcaico con hermoso color/ rosado…”

Mientras a Lautrémont lo atormentaban los fantasmas de sus perfidias, a Belandria lo alivian los acercamientos seráficos. Demonios y Ángeles luchando por los despojos de los hombres; Isidore sucumbió, José Iraides fue rescatado del resplandor fatal. Aquel se consumió en una vida de relámpago, éste luce sano y prometedor a su edad.

IVta Dimensión

Derrotado el terror a las palabras, rebusco en el recuerdo hilos conectores entre las ciencias y las artes, al menos entre las leyes elementales de la física y las creencias fundamentales de la vida que nos hacen más humanos. Encuentro un recuerdo débil, descolorido, nostálgico y lejano pero, al quitarle de encima el polvo de los años aparece radiante y cálido. Me llegan Las Palabras de Harina, en donde Andrés Eloy Blanco exclama: “Habló el filósofo:/ -Oh milagrosa luz! Oh padre/ que deshojaste colérico/ la rosa del subjetivismo!/ Oh madurez posible y útil/ de la realidad objetiva/ eficaz en el gajo de la filosofía!/ Oh válvula de esperanza/ que nos saca al camino firme/ de donde se derriba la visual/ sobre llanuras sin hipocresía!/ -Encauzamiento de lo infinito,/relatividad,/amalgama de los dos abismos/ en el estribo de la cuarta dimensión./ Captación del espacio y del tiempo/ en la convergencia de la unidad/ ¡oh milagrosa luz, oh padre!.../ De afuera/ llegaba olor de hogazas/ La boca del horno/ fue recibiendo los panes blancos/ y a fuego, retostándolos,/ dorándolos, acendrándolos./ Después los habló hacia afuera./ Al sentarse a comer el filósofo,/ una mujer con delantal de nieve/ y con una bandeja de palabras de harina,/ sobre la mesa, junto a dos silencios,/ puso el tratado de la vida simple.

El tiempo, que desde atrás resucita en remembranzas, tienta a Uróboros la serpiente de la memoria a morderse la cola, a formar el círculo perfecto, el toro elemental, pero ésta al retorcerse adolorida en sus reminiscencias, insinúa el símbolo del universo y se proyecta azul de tanto ozono por el cielo que se abre a la relatividad.

El plasma energético que se desprende de estos relatos vence la gravedad impuesta por la escritura misma y se expande constantemente, sale y se proyecta como el viento solar llenando su entorno, el orbe y mucho más remotamente, lejos del campo magnético de la Tierra, haciendo el viaje inverso, despidiendo su energía, topándose con los lectores como las aguas de un río que al golpear contra una roca, se separan y arropan la saliente mineral fluyendo a su alrededor para después indetenibles continuar.

Vta Dimensión

Como si de un Sistema se tratara, en los Relatos Cuánticos se cumplen al pié de la letra las leyes de la Termodinámica.

Al igual que en la Ley Cero, al entrar en contacto el autor, el libro y el lector -elementos A, B y C del sistema-, los tres componentes alcanzan gradualmente la temperatura del relato.
Observando la Primera Ley, el trabajo intelectual de José Iraides genera un calor que poco a poco nos abrasa.

Y finalmente al eliminar los grados de restricción impuestos al pensamiento, actúa la Segunda Ley. Se mezclan aleatoriamente la narración y los propios recuerdos como canicas rojas y amarillas vertidas abruptamente en un envase, dándole un nuevo tono más cálido y naranja, de interpretación propia al relato.

Cuánta razón tuvieron y tienen Kelvin y Planck, el resultado de la escritura de José Iraides Belandria no se consume exclusivamente en trabajo intelectual, una parte importante de ella se desprende en forma de luz.

Gracias José Iraides por obsequiarnos tus relatos e iluminarnos.

sábado, 19 de junio de 2010

¿Yes, we can?

A veces -la mayor parte del tiempo podríamos asegurar-, los mandatarios de cualquier signo, aun los más progresistas ven frustradas sus buenas, sus mejores intenciones, pues el sistema oculta detrás de un cuidado decorado, una serie de mecanismos que responden sólo a los designios de los Poderosos.
Y cuando hablamos de Poderosos lo hacemos calzándole la mayúscula en aras de enfatizar el poder que ellos atesoran. Ya no responden a grupos locales ni a países, representan intereses supranacionales, encarnan el espíritu de las Corporaciones Transnacionales.
Entonces se entiende por qué no sirven para nada los niveles de aceptación que hayan podido alcanzar los aspirantes a dirigir el destino de las Naciones, de nada valen los índices de popularidad otorgados por los pueblos a sus Presidentes. La mano negra del Poder bajo las sombras, el imperio del dinero es quien realmente establece las normas.
Más allá de los hombres, las Corporaciones Multilaterales dictan hacia dónde se tuerce el destino de los países. Así fue como Barack Obama asumió la presidencia de la Unión Americana impulsado por una consigna convertida en jingle, ¡Yes, we can! Ideada para estimularle la esperanza a una nación decepcionada, anhelante de cambios… de justicia, pero al mismo tiempo concebida para que al final no pasara nada. Es la versión publicitaria de una explosión controlada.
Aceptado por el Establishment que, desesperado, buscaba cambiarle la cara a sus desmanes, encarnados por la catástrofe viviente que significó tener a George Walker Bush al mando, impulsaron la candidatura de un líder carismático pero alejado de la imagen por antonomasia del WASP siglas inglesas para “blanco, anglosajón y protestante”, herencia eurocéntrica que domina el mundo sustentada en un aparato ideológico que infiltra todos los rincones del orbe y que convence a los desclasados de su particular pertenencia a estos grupos dominantes; que hacen exclamar a un cholo del altiplano que él es hermoso y que los que acompañan a Evo Morales son todos unos indios horrorosos, buenos para nada. Que logran sin trauma aparente que un negrito de Catia le diga mono a Chávez sin que ni el reflejo en el espejo desmienta las ínfulas de WASP que pueda albergar ese hipotético conciudadano.
Como toda religión, la ideología WASP también tiene sus profetas, expertos en todos los temas cercanos a la humanidad, salvadores “al servicio de los más altos intereses del pueblo”, ese mismo que les debe pagar sus sacrificios con sumisión, entregándoles su vocería y convirtiéndolos en sus “Representantes”; cuenta con sus sacerdotes que pontifican desde sus púlpitos mediáticos todas las mañanas, ungiendo a quienes les siguen y excomulgando y sometiendo al escarnio público a quienes osen contrariarlos. Posee además este culto sus propios pastores, muy cercanos al rebaño sensible, susceptible a ser conducido por las praderas del oprobio, sucumbiendo a la conseja de que “el fin se acerca” y que el anticristo en vez del 666 tiene una verruga en la frente.
La feligresía disociada no entiende de donde en realidad provienen los tiros y sucumbe en el fuego cruzado defendiendo a su opresor, como vimos en días recientes: Empleados de una cervecera defendiendo a quienes los han explotado a ellos como mano de obra desechable y quienes de paso los envilecen ahogándolos en el alcohol que ellos mismos fermentan.
Así pues le pasó a Obama, no más trató de cumplir algunas de las cosas que en su cancioncita pegajosa prometió impulsar. Lo bloquearon los halcones cuando trató de modificar la seguridad social de su país. Lo mismo le ocurrió con su postura ante la guerra, así le sucede con el tema de las relaciones con su patio trasero, en fin así tendrá que culminar su periodo, preso de las Corporaciones que verdaderamente manejan la economía, la política y el destino de la nación de las barras y las estrellas.
A esos mismos poderes se enfrenta diariamente el Presidente Chávez. Y sin tener que utilizar el revolucionómetro ideado por Roberto Hernández Montoya (1), fácilmente podemos esclarecer hasta qué punto está gobernando verdaderamente el Comandante.
Hablo de lo que conozco y por eso me remito a mi entorno. En donde yo vivo, el Gobernador del estado es Copeyano, en los actos públicos habla como revolucionario, pero cuando le toca proceder actúa como socialcristiano, no abandona los reflejos que cultivó durante sus años mozos en los cuales militó en las huestes de la Democracia Cristiana Universitaria. ¿Qué importaría si lo fuera, si realmente sirviera para algo?. Ahí tenemos a Roy Chaderton que jamás ha abjurado de su condición política previa a entrar a cumplirle servicios al estado Revolucionario pero, ¿Quién mejor que él ha sabido defender a Venezuela en los foros internacionales?
El Alcalde de mi ciudad, proviene también de lo más rancio del Copeyanato, ni para que detenerme a explicar que con ese no contamos. El Rector de la Universidad es Adeco y por lo tanto la dirección de la institución con más peso en la comarca responde a una política oposicionista que no mira ni mide el daño que le causa a una Casa de Estudios más que Bicentenaria.
El Decano de mi Facultad, la Directora de escuela, los Jefes de Departamento, todos sin excepción abiertamente se oponen a las políticas revolucionarias y está bien, que lo hagan, están en todo su derecho. Lo malo de esto estriba en que usan los recursos de la institución para desestabilizar, para seguir conspirando.
En todos estos años de Revolución, la Corporación de Salud y todos los directores del hospital donde trabajo -todos sin excepción-, han sido en el pasado adecos o copeyanos, algunos cumplieron como no, con sus respectivas pasantías por la izquierda, aquella de cafetines, de Unicornio Azul, de “Sólo se mojaron…”, de estudios en la Universidad Patricio Lumumba, de peregrinaciones a la Habana, en fin, la que al final del camino… se da vida de catedrático apoltronado, pero que como el buen hijo permanecen dispuestos a volver al blanco hogar del que salieron en el momento menos esperado. Restalla en el aire la conseja “Adeco es adeco hasta que se muere”. Pero pudiéramos aplicárselo también a los copeyanos. El resultado de estas gestiones, ingentes cantidades de dinero sustraído, desviado, desaparecido y los hospitales en pésimo estado. Las enfermedades presuntamente erradicadas surgiendo con fuerza por todos lados, las citas para los pacientes humildes se otorgan para el próximo año. La deuda social del sector salud en vez de disminuir aumenta y las autoridades… bien gracias, no deja de sorprendernos su descaro.
Además de la gran debilidad que poseemos en los cuadros “dirigenciales” de los estados en los que hipotéticamente manda el Proceso, disfrutamos asimismo de nuestra ración de aquello que los viejos comunistas bautizaron como lumpen revolucionario, y estos compañeritos básicos hasta el hartazgo, se convierten en “instrumento ciego de su propia destrucción”. Se transforman en “custodios” asalariados de personas que quieren hacer el negocio del siglo vendiéndole al gobierno terrenos que ellos saben no son aptos para la construcción de viviendas ni de nada, bien porque están cercanos a zonas protectoras de acuíferos, por qué están ubicadas en zonas de alto riesgo, por qué forman parte de parques nacionales, o de ABRAE’s, o bien porque sus dimensiones no dan para albergar tantas esperanzas juntas ni siquiera en superbloques. Pero los compañeritos se vuelven comparsas para ver que obtienen en ese festín de dádivas en que se ha transfigurado algo que debería haber conducido a solucionar el déficit de viviendas que como lastre, pesa sobre nuestra sociedad desde la época en que Caldera prometía construir “cien mil casitas por año”.
Intentan estos flamantes compañeritos “revolucionarios”, manifestaciones que cumplen rigurosamente con su horario -“en la mañana de 8 a 12, suspensión para ir a almorzar al comedor universitario, de 2 a 5 en la tarde por que hay que restar una hora de las 8 respectivas ya que no nos pagan cesta ticket ni ninguna clase de incentivo para quedarnos y de paso después de esa hora, se vuelve difícil agarrar camionetica para llegar a tiempo de cena al comedor”-, protestas que se suspenden el viernes sobre todo si ese día coincide con la inauguración de un mundial y que protagonizan mayoritariamente, muchachitos que se cubren puerilmente el rostro con la franelita azul celeste de tanto bachillerato.
Por fortuna Chávez cuenta con el pueblo. Y mientras ese pueblo esté a su lado, sólo por ese inmenso detalle, las esperanzas de reivindicación, de igualdad, de justicia que simboliza este Proceso no se perderán sin dar batalla. Infiltrado como está el estamento gubernamental hasta los tuétanos, rodeado por mil extraños que sólo piensan en engolosinarse con las arcas del estado, le toca sobrevivir al Presidente y salir bien librado de entre tanta ineptitud y desgano. Para ello cuenta con el Pueblo que si puede encarnar el grito solidario ¡Si, nosotros podemos!, ¡Presidente, cuente con nosotros!