lunes, 26 de enero de 2009

Un Mundo sin Reelección

Imagine usted apreciado lector(a) un mundo sin la posibilidad de poder repetir las cosas, así estas hayan dado buenos resultados, o aún si su disfrute haya sido placentero. Eso es lo que está planteando el NO irracional que enarbola la oposición, ante la posibilidad cierta o no de reelección que tenga un individuo, aspirante a un cargo de escogencia popular.
Un NO que exige no pensar para colocarlo. A lo mero macho, ¡NO es NO y punto!
De ahora en adelante, si a usted le ha gustado determinada marca de cerveza desde que se escapaba del colegio con su franelita azul claro, váyase olvidando de la burbujeante amargura que desciende por su garganta por que más allá de la segunda birra NO podrá pasar, esté o no, su conyugue presente. NO es más de dos cajas, ¡NO!... son sólo dos piches cervecitas y NO más.
NO discuta usted amigo(a) lector(a), esto es peor que las restricciones que impone el médico. Y sepa que de aquí en adelante, el plato aquel que tanto ha disfrutado, o la parrillita del fin de semana, quedarán proscritos por qué la dirigencia opositora en sus desafueros le tiene prohibido a sus seguidores y por extensión al resto de los venezolanos, el repetir lo bueno más allá de dos veces consecutivas. ¡Dije que NO carajo!
Los argumentos que usted pueda esgrimir a favor de de la reelección de las cosas que apetece, tropezarán con la inmensidad de un NO que, como los globos aerostáticos, se sostiene por obra y gracia del aire caliente que exhalan los televisores o los titulares incendiarios.
Por más que usted no quiera, las bondades de un NO irreflexivo nos harán retroceder a épocas ya superadas, en las que la gente votaba por los colores del “partido tal” por que NO sabía leer lo suficiente como para interpretar el mensaje de sus candidatos. Con saber firmar bastaba.
Partamos del hecho inexplicable que representa el NO despiadado con que enfrentan los líderes opositores la posibilidad de reelección. Personas que, como esos señores, llevan media vida siendo los dueños de un cargo, sin someterse a una escogencia previa, muchas veces heredado, sin méritos, sin apoyo popular, representando los intereses de grupos económicos que son los que en realidad hasta ahora habían y en muchos casos, continúan mandando, nos señalan de forma descabellada que debemos decirle NO a la opción de reelegir a alguien que en su accionar como mandatario nos haya agradado.
Para ellos, para estos bribones, Sumos Sacerdotes del fariseísmo contemporáneo, si el mismísimo Jesús se hubiese querido reelegir, el adverbio de bienvenida con que deberíamos recibir su solicitud sería un radiante NO. Judas por su parte, militaría en PODEMOS y tendría además de sus 30 denarios, un programa en GLOBOVISION. Nada mal para resolver a un traidor, ya que según refieren los que estudian esas menudencias, las tres decenas de denarios al cambio actual y sin CADIVI, le reportarían 50.000 retratos verdes de George Washington para ponerle su “carita feliz”. Y el programita en la TV le proporcionaría una vitrina en donde desnudar su impúdica inconsistencia ideológica. Pedro mientras tanto, negaría al Presidente 3 veces antes de sonar un eructo. Y un tercio de los apóstoles estarían metidos en tantos guisos que con el escándalo, terminarían por revivir al Mar Muerto.
Pero si resulta un acto de fe decirle NO a las posibilidades de postulación por más de dos periodos consecutivos al mismo cargo: ¿Como haría el “Santo Padre” para convencer a Urosa Sabino de que dejara de echarle paja?, ¿Le recordaría que él, el Vicario de Dios, ocupa a perpetuidad la silla papal?, ¿Le mencionaría el pequeñísimo detalle que el cura Ugalde lleva más de 17 años como Rector de la UCAB?
Si parece ser indispensable el pronunciar un NO a la solicitud de enmienda que realiza la Asamblea Nacional: ¿Cómo va a hacer el inefable Henry Ramos Allup -cuyo nombre vengo escuchando desde carajito como Secretario General de Acción Democrática y que llevaba varios periodos consecutivos como parlamentario del extinto Congreso que, es más, alcanzó a rasguñar la actual Asamblea Nacional-, para presentar sus alegatos a favor del NO? Les dirá -seguramente- de inmediato que NO, quela reelección no es algo que decida el candidato, sino que el pueblo por mayoría eleccionaria será quien resuelva finalmente la viabilidad de las aspiraciones que pueda manifestar un ciudadano de volver a optar a un cargo de elección popular, como ocurrió en su caso.
Tendrán que decirle NO como lo han hecho Manuel Rosales, Liliana Hernández, Miguel Enrique Otero, Marcel Granier etc., cada vez que se les presenta la disyuntiva “Aspirar o NO Aspirar”, “Cambiar o NO Cambiar” he allí la cuestión.
Pero todos nosotros, los venezolanos, de verdad tendremos que decirle NO a las posibilidades de estudio que se han abierto durante estos últimos años, tendremos que volver a esperar sentados -como lo hacíamos antes-, mientras recibimos un NO como respuesta cuando vayamos por auxilio a los hospitales que mal que bien ahora están funcionando. Tendremos que tragarnos un NO, cuando en las noches, se nos presente una emergencia y NO haya un módulo de Barrio Adentro a donde acudir para solventar el trance. Tendremos que “comernos las alfombras” cuando la crisis apriete y NO tengamos MERCAL para adquirir los productos básicos. Es más tendremos que conformarnos cuando nuestras parejas nos digan en la cama: “De aquello… NO más de dos. ¡Hay que darle la oportunidad a otros vale!”
Por todos los NO anteriores, digámosle ¡SÍ!, un solo SÍ, un SÍ rotundo, a las posibilidades de perfeccionar las cosas que la Revolución ha generado.

viernes, 16 de enero de 2009

Herrar es de umanos

¡Tan tranquilo que venía yo vale! Relajado y bronceadito. Yo, que no le hago mal a nadie y vienes tú carajito…. a sabotearme la vaina.

Siempre he sido un hombre discreto al que le gustan los buenos tragos y el oficio de titiritero. Cuando seguramente tú no habías nacido, a ver… ¿Qué hacía yo cuando el gobierno de Carlos Andrés Pérez? ¡Ah ya sé…. aprendía a saltar charcos! De allí viene mi afición a brincar de Maiquetía a San Juan… de Puerto Rico, con la ayuda de un avioncito… claro.

No recuerdo bien pero creo que siempre he tratado de aprender de mis jefes y de mis mayores. Y… déjame recordar, cuando tú todavía eras sólo un crío…. ¿Qué hacía yo cuando gobernaba Lusinchi? ¡Ya!... Entendí lo necesario que era tener un buen dominio del dedo índice. Sobre todo para enfrentarme a los muchachitos cagatinta como tú, que quieran pasarse de vivos. Su uso me recomendó Jaimito, siempre debe ir acompañado de algún tipo de amenaza velada o explícita del tipo: “¡Tú a mí no me jodes!”.

¡Qué tiempos aquellos! Cuando tú no llegabas ni a adolescente, cuando eras un salserín, me apliqué a la idea de saborear el poder, de a poquitico. Estudié, repasé, y en un curso avanzado, asimilé el significado de echarle tierrita a los problemas, generando cortinas de humo que distrajeran hasta a los más aguzados. Como en el caso de los “yises”, el de la urbanización Juan Pablo II, o en el de las andadas de Blanca la amante-secretaria o la secretaria-abogado. Como sea, ya eso me resbala.

Déjame pensar… cuando tú todavía no te habías graduado de periodista si es que eso fue lo que estudiaste en la Bolivariana… ¿Qué hacía yo en Miraflores en el año 2003 como pa’el 11 de abril?

¡Coño…. cómo se me escapan vainas!, ¡Que memoria la mía pana! Pero bueno, por donde iba… Eso, seguro, es producto de los momentos de reflexión en beneficio de la gente que acostumbro tener a cada rato.

Cuando tú me sorprendiste Carvajalino venía yo distraído, pensando, entregado a mis cavilaciones más profundas…. “Si a algo había que cargarlo con calorías y colesterol… ¿Por qué Díos no escogió el brócoli y se antojó de ponerle todas esas porquerías a los helados?... ¿Por qué la personas que roncan siempre son las primeras en quedarse dormidas?... ¿Por qué las mamás de telenovela siempre aparentan ser sólo un año mas viejas que sus hijas? ¿Por qué, por qué, por qué?

Y llegas tú Carvajalino amenazándome, con el micrófono en la mano como si me lo fueras a zampar por la jeta, ¿Qué querías que hiciera? Me pusiste sensible chamo…Tú sabes que yo soy un hombre delicado.

Yo sé bien que un consejo siempre ha sido un regalo incierto, pero Carvajalino coño… ¡acéptame uno vale!

Así con ese estilacho tuyo no vas a llegar a ningún lado. ¿Tú crees que comportándome de esa manera con los poderosos fue que yo llegué a Presidente de Venezolana de Televisión chamo?

¡No mí pana! Yo sé… está bien, los hechos son obstinados, y pareciera que yo andaba con la parranda de pendejos esos, con los que tú me viste llegar al aeropuerto y pareciera además que andábamos conspirando, pero no es así mi llave.

A esos tipos yo no los conozco, es más casi ni les dirijo la palabra. Lo que pasó fue que yo para desestresarme me fui un ratico hasta el hotel La Concha y estando allí, tuve que ayudar a un tal señor John Patrick un gringo muy simpático, que no sabía como ordenar la comida en español y como yo medio machuco el inglés, me ofrecí cortésmente a auxiliarle ¿ves?

No es lo que tu piensas Carvajalino, a Borges, Planas, Barboza y Ramos me los tuve que calar ¡por lo decente que yo soy pana! Estaba yo fajao en mi papel de interprete cuando los tipos al ver que el gringo y yo gozábamos una bola bebiendo del escocés mayor de edad, se pegaron como garrapatas y cuando ya estaban un poco paloteaos, comenzaron con una vaina, con una sola habladera de paja que, parecía de verdad, que estábamos conspirando.

¿Pero tú en serio Carvajalino, vas a creer que yo estoy involucrado en golpes y planificación de asonadas? ¿Ves por qué es que yo me arrecho contigo?

¡Después no quieres que yo te ofrezca un carajazo! Y encima me dices Palangrista….

¡Palangrista es el coño’e tu madre! Disculpa hermano que te lo vuelva a decir, eso fue un arrebato. Tú sabes que la peor quiebra es la pérdida del entusiasmo y yo Carvajalino soy más que un borracho, un entusiasta empedernido.

Pero hagamos una vaina vale. Tú no me vuelves a llamar Palangrista y yo, te lo prometo, no te vuelvo a sacar la madre. ¿Ta pago? ¡Si va pues!

Eso sí… se más original vale. ¡Y que los cuatro fantásticos! ¿Y dónde me metes a mí? ¿Y en dónde queda el gringo? ¡Pa eso nos hubieras dicho El Gran Combo de Puerto Rico!

Acuérdate siempre de esto Carvajalino “Fama y dinero no cambian al Hombre, simplemente lo muestran tal como es”. Discúlpame viejito… la próxima vez no me dejo retratar con esos chapuceros de mier… Chávez no se va a enterar de que lado lo han golpeado, te lo juro.

Y aunque me hayan recomendado que me cuide, mejor aplico lo que me enseñaron… lanzo la bola esa de los 57.000.000.000 de $ que Chávez ha regalado y apago el peo en que me metiste con la entrevista sorpresa esa que me mandaste. Ya lo sé rectificar es de sabios… pero errar (otra vez) es de Humanos.

lunes, 5 de enero de 2009

Un consejo para el Ministro de Transporte

Vengo saliendo de una guardia de perros, y eso que me estoy refiriendo a un hospital “de provincia”. Pero en una noche, se atienden cientos de pacientes y de ellos unos cuantos por accidentes de transito. Los hay de toda naturaleza, arrollados, colisiones, volcamientos etcétera.
El denominador común: ¡LA IMPRUDENCIA!. El ingrediente con mayor peso específico presente en la mayoría de los casos y agravando las características del hecho: ¡LA INGESTA DE ALCOHOL!
Esta combinación ya lo sabemos, resulta letal en muchos de estos sucesos y en otros tantos incapacitante, por periodos que oscilan entre los pocos días o semanas, hasta toda la vida.
De un tiempo para acá, debido al incremento -quiérase reconocerlo o no- del poder adquisitivo de los venezolanos, el crecimiento en el número de vehículos ha sido considerable, a tal extremo de volver insoportable el tráfico hasta de pueblitos otrora apacibles.
Puesto sobresaliente en este aumento lo ocupa la cifra de motocicletas que circula por calles y avenidas.
He sido (o fui) motorizado desde muy niño y por fortuna nunca llegué a sufrir ningún accidente de importancia, los raspones y magulladuras propios del que coge monte sentado entre dos ruedas. Accidentes más severos los he tenido andando en bicicleta.
Una vez escuche decir a mi madre recriminándome por mi condición de motorista que, sólo existían dos tipos de motorizado: ¡El que se ha caído y el que se va a caer!
Sabia sentencia aquella, pero no es el vehículo en sí el que coloca en riesgo al individuo que lo conduce, es la imprudencia al manejar y la inconciencia de hacerlo bajo los efectos del alcohol la que coloca en peligro a cientos, miles de vidas, en su mayoría de jóvenes conciudadanos que, tal vez eufóricos por el toque etílico sufren la desgracia personal, familiar y social de morir o quedar lisiado en un hecho vial.
Debería el Ministro de la cartera del Transporte implementar con obligatoriedad el uso de un adminículo hibrido entre alcoholímetro y llave que active un chip dentro del sistema que sólo permita encender el vehículo si el conductor tiene valores permitidos de alcohol en su organismo. Obvio que el sistema puede ser burlado, pero es perfeccionable, añádale al hipotético artilugio un elemento que reconozca la huella dactilar del propietario y el rango de evasión disminuirá considerablemente.
De pequeño soñaba con hacer cosas que beneficiaran a las personas… automóviles con la carrocería de gomaespuma compacta como la de las pelotitas de goma… pero salí medio malo para las matemáticas, y terminé practicando la medicina. Ahora en Venezuela existe un contingente cada vez más grande de personas preparadas Ingenieros, Creadores, Inventores que, pudieran cristalizar estas ideas por el bien de nuestra sociedad…. y eso… ¡también es Socialismo!