domingo, 7 de julio de 2013

Adán Chávez sabe algo…

Definitivamente el gobernador actual del estado Barinas sabe algo que los demás mortales desconocemos. Él, tiene fuentes privilegiadas y confiables que le proporcionan informaciones valiosísimas.

El hombre está  dateado, lo sé…

¿Que cómo descubrí que el gobernador anda en algo y conoce algo que nosotros ignoramos?, ¡Muy fácil!, no hay que ser muy observador para darse cuenta, basta un simple viaje por la carretera entre Barinas y Mérida para que el descuido en que mantienen el lado barinés de esta importante vía nos haga entender que allí pasa algo, que ahí ¡hay gato encerrado!.

Esta vez no fue necesario  contar con un yerno contratista del gobierno, con la prima de una vecina casada con un general, ni siquiera hubo que seguir en twitter al bocón de Bocaranda para descubrir la verdad absoluta de esta profunda desconfianza.

Una sencilla travesía desde los andes a los llanos bastó para desenmascarar toda la verdad. Un viaje que en los kilómetros  merideños resultó apacible, culminó en algo más doloroso que una sesión de “insanity” realizada un día después de pasar un dengue o las secuelas de la AH1N1.

Resulta que Adán Chávez sabe algo y ya no lo puede seguir ocultando. No sé, de repente el G2 le informó acerca de la inminente desaparición de nuestras reservas petroleras aspiradas desde los Estados Unidos por un oleoducto transcaribeño que depositaría derechito en Texas, como para que nadie se diera cuenta, íntegras nuestras cuantiosas reservas de crudo.

O tal vez y sin querer caer en la teoría de la conspiración, fuentes extraterrestres le susurraron al oído en medio de una abducción que, el fin del automóvil es inminente, que será substituido por vehículos voladores con propulsión gratuita gracias a pequeños reactores internos de fusión de hidrógeno.

Tiene que ser eso, algunos hombrecitos grises y ojones le informaron al gobernador barinés la obsolescencia del automóvil. Es por esto que el sabio Adán no le ha metido medio más a la carretera trasandina enterado como está de la inutilidad de tal inversión. ¿Para qué más asfalto desperdiciado en esa inservible  cinta negra, si ahora aeronaves personalizadas levitarán sobre los accidentes geográficos, sobre los  bosques, sobre las cumbres andinas y se reirán al pasar por la ingente cantidad de mugrosos huecos que existen en la vía andina?

Está bien entonces la actitud de Adán, ¡Tiene razón el gobernador llanero en ser inmisericorde con los transeúntes que se atreven a desandar por la carretera del páramo! Al manejar información clasificada puede hacer lo que no logran los otros gobernadores de estados vecinos, invierte sus recursos en la construcción de estaciones aéreas de despegue y aterrizaje para las naves espaciales, instala una fábrica de platillos voladores en Sabaneta, destina recursos para la edificación a la vera del Caipe de una refinería de hidrógeno para surtir el tanque de los pequeños OVNI’s que dentro de poco surcarán el cielo barinés. Lo malo es que, para no tener que revelar sus fuentes -me imagino-, el camarada no haya dicho la razón verdadera de su desdén institucional por los conductores de esa vía.

Pudiera ser y esta es sólo otra de las teorías posibles, que ya esté al menos en un 50 % ejecutada la autopista Barinas-Mérida que según recuerdo haber leído (http://caracas.psuv.org.ve/2012/11/09/portada/candidato-por-el-estado-barinas-adan-chavez-presento-plan-de-gobierno-2012-2016/#.UdiqsdKmjko), el mayorcito de los Chávez prometió realizar durante los días de su campaña y el muy rolo e´vivo nos tiene preparada una sorpresa quizás para finales de este año, e inaugure la flamante supercarretera.

La otra cosa que tal vez  esté pasando es que el gobernador de Mérida en el ánimo de una zancadilla, le esté jugando burro negro a su homologo sabaneteño y para hacerlo quedar  mal, con premeditación y alevosía -¡eso no se hace Alexis!-, haya mandado a asfaltar, demarcar con sus buenas rayas blancas y además haya llenado de “ojos  de gato” hasta convertir en un sueño el pedacito de calzada entre Apartaderos y la Raya, sólo por hacer quedar mal al camarada Adán.

Prefiero creer que los extraterrestres nos vigilan y que para el próximo viaje, pilotando una confortable nave espacial como las del los Supersónicos, me vacile desde las alturas la irremediable pérdida de dinero  que, por no  haber tenido ayuda alienígena, el gobernador de Mérida echó a la basura, o mejor dicho a la calle.