viernes, 21 de enero de 2011

Prefacio del poemario HAIZOO

A propósito del Haizoo

El Haiku es una de las más importantes formas de expresión poética japonesa, consiste en la conformación de versos de 17 sílabas distribuidas en tres unidades métricas de 5, 7 y 5 sonidos silábicos, respectivamente. En su brevedad expresiva el haiku es enteramente imagen, es la palabra haciéndose forma, un núcleo mínimo de poesía que, desposeído de toda accidentalidad, de todo lo retórico, de toda circunstancia histórica, de toda verbosidad e incluso de todo sentimiento, nos permite aislar el alma de la poesía convirtiéndola en una realidad espiritual, es decir el haiku es, sensación al desnudo.

El antepasado más antiguo del haiku del cual se tienen noticias es un poema breve denominado Katauta, verso de entre 19 y 17 sílabas cuya pauta de 5,7,7 ó 5,7,5 sílabas prefiguró lo que sería el patrón del haiku. A aquel le siguió el Mondoo, poema resultante de la unión de dos katauta, en donde la primera estrofa configuraba una pregunta mientras que la segunda constituía la respuesta del precedente.

Para el siglo VIII DC., aparecen tres tipos de versos dotados todos ellos del ya determinado juego de sílabas, ellos eran el Chooka, el Sedooka y el Tanka. Este último se convirtió en la forma poética dominante en Japón, mientras las demás entraron en decadencia. Debido a la popularidad alcanzada por el tanka hoy también se le conoce como Waka, término que literalmente se traduce como canción japonesa.

Del tanka nació el Renga vocablo que significa canción encadenada y el espíritu festivo del pueblo japonés se apoderó de él. Los enlaces de las estrofas se realizaban entre el Hooku (verso de arriba, de 5, 7 y 5 sílabas) y Geku (verso de abajo, de sólo 7 y 7 sílabas). Es decir, el hooku es entonces el primer verso, el eslabón de arranque de una larga cadena de versos conocida por el nombre de Haikai no renga o simplemente Haikai.

Haikai significa humor y de estas largas cadenas de versos que tenían mucho de juegos de ingenio, escritos en un lenguaje directo, chispeante, desenfadado y muchas veces colocado al borde de la vulgaridad, generalmente sólo se podían rescatar los tres primeros versos, porque eran los más fáciles de recordar y en la mayoría de los casos, los mejor logrados en cuanto a calidad literaria. Yamasaki Sôkan (1465-1553) y Arakida Moritake (1473-1549) lo popularizaron dándole a su vez cierto grado de refinamiento. Pero fue Matsuo Bashô (1644-1694) quien logró imprimir la dignidad y la profundidad necesarias al hooku como para pensar en su independencia.

Gradualmente el hooku fue tomando un estilo y un carácter totalmente independientes y particulares. Debido en gran parte a los esfuerzos de Masaoka Shiki (1867-1902), esta independencia fue formalmente reconocida en la década de los 90 del siglo XIX con la creación e introducción del término haiku.

Surge entonces, el haiku como un nuevo tipo de verso que, aunque similar al hooku tradicional en sus medidas, es concebido, escrito, leído y entendido como un poema independiente, completo en sí mismo, y no como un elemento más de una larga sucesión de versos. La utilización indiscriminada de los términos hooku, haikai y haiku como si ellos fueran sinónimos por parte de traductores, estudiantes, lectores e incluso por los mismos poetas dedicados al género, ha hecho que surja un gran enredo que, esperamos con este brevísimo recuento contribuir a subsanar.

Es entonces que, gracias a Shiki, desde las postrimerías del siglo XIX, a la composición de 17 sílabas dividida en tres líneas de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente se le denomina haiku y de allí ha surgido toda una gama de tendencias y variantes que se apegan o se alejan de los cánones tradicionales.

Introducido en Europa en los albores del siglo XX por poetas franceses (Paúl Louis Conchoud), ingleses (B. H. Chamberlain) y españoles (Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Juan José Domenchina, etc.), llegó a América en las alforjas de los Modernistas (Rubén Darío, Amado Nervo, Leopoldo Lugones, etc.) y a Venezuela muy tempranamente de la mano de José Juan Tablada (1871-1945), quien siendo el segundo secretario del servicio diplomático mexicano, arribó a Caracas en 1916 integrándose de inmediato a las tertulias literarias que sostenían los miembros de la llamada Generación del 18, entre los que se contaban Fernando Paz Castillo y Enrique Planchart. En 1919, Tablada publicó entre nosotros su famoso poemario Un día (Caracas, Imprenta Bolívar). El haiku tuvo una entusiasta acogida entre los integrantes de la vanguardia ilustrada venezolana y así lo notamos presente en la obra de Fernando Paz Castillo, Ángel Miguel Quemeral, Luís Barrios Cruz, Héctor Cuenca y Gustavo Pereira (este último denominó a los suyos Somaris). Más adelante encontramos al haiku presente en la obra de Jean Aristeguieta, Víctor Manuel Crespo, Carlos y Oceanía Oráa, Wafi Salih, Vicente Di Marzo, Raíza Andrade y recientemente en los experimentos literarios que nos han dado a leer Valmore Gómez, Hermes Vargas, Don Rodrigo Andrade, Otoniel Contreras y la poetiza merideña Karelyn Buenaño.

En 1987 aparece como parte de la Colección Paisano, un opúsculo del poeta barinés Adelis León Guevara intitulado Zoonetos. En ese poemario coeditado por la Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes (APULA) en conjunto con la Facultad de Humanidades y Educación y el Instituto de Investigaciones Literarias “Gonzalo Picón Febres” y la propia Universidad de Los Andes, el poeta Adelis León Guevara le otorga la invención del término zooneto al crítico literario venezolano Alberto Rodríguez Carucci quien le sugirió que llamara de esa forma a dicho texto compuesto por 10 sonetos, en donde más que describir, ensalza desde nobles compañeros del hombre como el caballo y el perro hasta misteriosos e incomprendidos seres como la serpiente y la araña, enalteciendo a su paso al estigmatizado sapo y al vilipendiado cochino, hasta culminar ubicando en su lugar, junto a los otros integrantes del reino animal, al engreído ser humano.

Si bien es cierto que dentro de la genealogía del soneto encontramos como raíz primigenia al Estrambote siciliano que dio origen al soneto, que a su vez engendró en la prodigiosa imaginación de Adelis León Guevara a aquel, permítaseme acuñar el término Haizoo a quien su ancestro directo el haiku, legará su abolengo dándole raigambre al vocablo recién patentado.

Retomando la senda del vate de Ciudad de Nutrias (o de su amigo Alberto el crítico literario), estrenamos con este texto el historial de una palabra, de un concepto que, prolonga la evolución del haiku y que nos servirá para acariciar las imágenes de diversos animales que atravesaron, vivieron o que habitan en nuestras mentes.

Enjaulados en esta prisión de tres barrotes, dejamos entonces el bestiario siempre inconcluso que cobija “relatos, descripciones e imágenes de animales reales o fantásticos” confinados tras 17 sílabas, con la que los lectores -al franquear por estas páginas- tropezarán, identificarán y quizás mientras los sueñan liberarán por instantes de su solitario y aburrido cautiverio.

miércoles, 5 de enero de 2011

¡Pido la palabra!

-“Sujetos al nuevo Reglamento Interior y de Debates, tiene la palabra ciudadano.”

-“Ciudadanos, ciudadanas, camaradas y escuálidos, diputados y diputadas, representantes de las etnias indígenas, de los negros, de los mestizos, de los blancos de orilla y de los blancos peninsulares, de los gays y de las gueisas, admiradores de Fidel Castro o del Ratón Miguelito, procomunistas y proyankees, Compatriotas todos.
He solicitado este derecho de palabra porque rotundamente me niego a seguir funcionando así. Me niego “colegas” diputados -y junto conmigo seguramente una buena porción de los venezolanos mayores de edad y que en las últimas elecciones ejercieron su derecho al voto- a seguir cancelando con mis impuestos, con la parte que me corresponde de la renta pública -ganancia que bien orientada por cierto, podría servir para que estuviéramos disfrutando actualmente de una envidiable calidad de vida-, el sueldo de esta caterva de gandules y zánganos.
Desde que se inauguró la televisora de la Asamblea Nacional, he venido sosteniendo que esos son los reales mejor gastados que este u otro gobierno haya podido desembolsar, sin embargo jamás pensé que su rendimiento alcanzaría los niveles de eficiencia que en esta mismísima primera sesión de este cuerpo legislativo, con motivo de la escogencia de su junta directiva para el nuevo período, haya alcanzado nuestra televisora parlamentaria.
Antes de este día, se esgrimía que no importaba lo que se propusiera en este recinto, pues al ser esta una corporación monótona por aburrida y por uniformada, sus antecesores como focas y focos iban a aplaudir y a levantar las aletas, perdón iban a elevar sus manos en signo de aprobación ante cualquier cosa por absurda que se les planteara. Hoy ya ese no será argumento.
Debido a la polarización de nuestro pueblo señoras y señores, ustedes, han podido llegar hasta este salón con los votos de convencidos y confundidos, de conversos y de débiles de criterio, de oportunistas y de desencantados, de abducidos y de engañados, de probados revolucionarios o de gente simplemente tan arrecha con el gobierno que, por odio visceral es capaz de apretar el gatillo contra quien utiliza de rehén a uno de sus propios familiares, aunque se corra el riesgo de llevarse en los cachos camino al otro mundo a su padre a su hermano o a alguno de sus propios hijos circunstancialmente en el papel de escudo humano. Unos y otros les deben sus respectivos sueldos al pueblo de Venezuela.
Pero retomando la senda original del discurso les digo que, desde el mismo momento en que las cámaras de ANTV nos han permitido a todos escudriñar lo que hacen las damas y caballeros representantes del pueblo, me he dado cuenta de que realmente hemos estado dilapidando nuestro dinero al pagarles sus sueldos dietas o como se les llame, para que ustedes sin importarles un comino, sin interesarles para nada el ridículo comunicacional que están dando, se dedicaran mientras intervenían sus honorables colegas diputados a mandar como impúberes mensajitos de texto, mientras se cagaban de la risa ante las reminiscencias y disquisiciones de nuestro ahora Presidente del Hemiciclo Fernando Soto Rojas recién estrenado en el cargo. Mientras tú María Corina chismeabas con ese ilustre desconocido que te acompaña ahora en la bancada opositora, Marquina miraba insistente para el techo con cara de ladillado. Tan deplorable era el espectáculo que el jamás bien ponderado William Dávila por primera vez lucía concentrado en las palabras pronunciadas por los que intervinieron, anuqué conociéndolo como lo conocemos, todavía cabe la posibilidad de que hubiera estado pensando en la redondez del rabo de alguna de las carajitas que merodean -más por moda que por ideología- las reuniones y los eventos de bailoterapia que convoca epilépticamente la autodenominada mesa de la unidad.
No nos calamos los venezolanos más torpezas de la estirpe de las que hoy nos enseñaron. ¿Para qué insisten en el discurso de que son mayoría si ya todo el que se haya querido enterar sabe exactamente por qué se constituye como quedó la Asamblea Nacional? Simplemente 98 no es más que 65, sin entrar a considerar que este último dígito no constituye realmente un solo bloque, sino que se encuentran unidos con la endeble cinta adhesiva de la conveniencia política.
No queremos escuchar otra vez que se mencione en este recinto el nombre de Alias Mazuco porque ustedes bien lo saben, no estuvo hoy aquí en esta sala porque él es un criminal, el está detenido no por emitir opiniones políticas, no por planificar la toma de un cuartel o por haberse echado al monte, está preso acusado de asesinato.
Marquina pidió a gritos la presencia de uno de los suyos en la composición de la directiva asambleísta pero propuso a Mazuco para una de las vicepresidencias y se la puso bombita a quienes con un gran mazo rojo se la querían batear. Claro que eso no es ninguna inocentada de su parte. Desde el mismo momento en que propusieron a todos los delincuentes políticos que incluyeron en su line up, los adecos estaban pensando en la jugada de doble play, por un lado conquistaban los votos emocionales de un sector opositor desideologizado y por otro disfrazaban la presencia de accióndemocratistas en todos los puestos de suplentes y de esta forma juegan a ganar ganar… pero ellos.
Hoy pudieron haberse lucido con una sola intervención concisa pero elocuente, pudieron entregar la dirección del parlamento a los que iban a demoler su absurda propuesta con el poder que otorga la mayoría y solicitar que en vez de perder el tiempo en discusiones estériles, se comenzara de inmediato a confeccionar las diversas comisiones que resultan ser el verdadero engranaje del parlamento y en las que realmente vale la pena figurar.
Entre ustedes hay una persona que cuando todavía éramos estudiantes y fungíamos de dirigentes universitarios -unos cuantos de ustedes saben muy bien de quién hablo-, al bajarse del podio del auditorio de la facultad de medicina se acercaba hasta donde estábamos colocados y nos preguntaba acerca de su discurso: “¿Esta vez cómo lo hice?, ¡Del carajo verdad!”. Pues acerca de ese ciudadano les digo compatriotas que creo que lleva con éste tres periodos sentado en esas mismas sillas que hoy ustedes se empeñan en empollar, sin que yo por ninguna causa lo haya escuchado opinando.
Les reitero, ni uno como ese de los nuestros y ni de verga ninguno de los de vosotros me agrada para que me representen, pero fue la voluntad del pueblo que ustedes estuvieran allí arrellanados juiciocitos reposados y reflexivos…”.
No sé si esto fue un sueño de esos de los que sólo el sopor de la tarde engendra o de verdad estuve como invitado a esta primera sesión de la Asamblea Nacional, pero lo cierto es que si la cosa sucedió en estos términos nos espera una larga temporada circense hasta que los diputados de uno y otro bando realmente se ajusten a las normas que rigen los tiempos que corren y asuman sus responsabilidades.