jueves, 27 de agosto de 2009

El Corazón de Venezuela

Realmente el corazón geográfico de nuestro país corresponde al Estado Guárico. Situado en todo el centro de la nación, con el estado Aragua clavado en su territorio como una puñalada, posee la forma abstracta de un corazón que palpita y se desangra sin ver progreso para sus coterráneos. Por él tenemos que pasar aunque sea de refilón sí pretendemos atravesar en cualquier sentido, de norte a sur, de este a oeste, o viceversa, el suelo venezolano.

Los cielos más hermosos de Venezuela son los del estado Guárico, las nubes más blancas, el azul más prístino; la puerta al llano profundo es el estado Guárico; el mejor queso llanero es el del estado Guárico; la comarca con peores vías de comunicación es sin dudas también el estado Guárico.

El estado Guárico con sus 64.968 km2 y una población tan escasa que no alcanza las setecientas mil almas aún metiendo en la cuenta al Ánima del Taguapire, es un estado productor de petróleo al que se le pichirrea hasta la más ínfima gota de brea.

De lejos se lleva el título de Líder en el Campeonato Internacional de Huecos en todas sus versiones: Carreteras, Calles, Avenidas, Calzadas, etc. Todos sus caminos sin excepción, están plagados de huecos, apolillados por la carcoma de la desidia. Y en donde no hay huecos… ¡Hay “policías acostados”!

Pareciera que los recursos para la compra de asfalto destinado a la refacción y al bacheo de las vías, se distrae en la diseminación de obstáculos (eufemísticamente denominados “reductores de velocidad”) que, con un sadismo impresionante han resuelto instalar -o permitir que su establecimiento ocurra- las autoridades del tránsito guariqueño.

Limitando con Carabobo, Aragua, Miranda, Barinas, Cojedes, Apure, Anzoátegui y Bolívar, su tierra feraz es el granero que provee de maíz, arroz, sorgo y leguminosas, de carne y de leche al grueso de la agroindustria criolla. Sin embargo le ha tocado sufrir una estirpe de gobernantes regionales que han sumido a esa entidad en el inframundo del deterioro progresivo y perpetuo.

El llanto de los guariqueños y de los que circunstancialmente tenemos que pasar por allí llena y desborda el embalse de Calabozo. Debería patentarse un adminículo que transformara las arrecheras y las mentadas de madre de los conductores en energía y, sólo gracias a la cuota energética que aportaría el estado Guárico, se acabaría el problema mundial de la contaminación del aire.

Tengo años atravesando el Guárico y con ninguno de los gobernadores de turno -del signo que estos hayan sido- he tenido suerte. No hay manera de hacer la travesía sin que alguna parte de su vehículo sufra las consecuencias de su osadía. La industria más próspera de ese estado debe ser la de los talleres para automóviles.

William Lara es sin lugar a dudas, el más leguleyo de los periodistas venezolanos; su hablar atiplado, de carácter pausado, su acento singular, marcaron la manera vernácula de hacer parlamentarismo. Con la ayuda del Presidente Chávez llegó a la Gobernación de Guárico y se esperaba mucho de él, más aún siendo éste el sucesor de Manuitt “El Destructor”.

Parado en una estación de servicio en Ortiz mientras me arreglaban un caucho que se había estropeado víctima de uno de aquellos ya legendarios boquetes, escuchaba yo la radio y conversaba con los empleados de la cauchera cerca de la media noche y en medio de una oscurana -pues para colmo de males no había electricidad por toda esa sabana-, cuando oí una voz conocida. No era la de Luís Silva ni la de Reynaldo Armas… no, ¡Era la voz de William Lara!

Hablaba el gobernador con su jerga clásica, mencionaba artículos, citaba la Ley de Tránsito, aludía al Código Penal y yo me dije: ¡Carajo, tengo que pararle bolas a Lara!

Mientras esperaba que repitieran por la radio la perorata de William, me enteré de boca de los caucheros, personas autóctonas de la zona, que al mandatario regional lo apodaban “Dos Kilómetros” y, socarronamente pregunté el por qué de semejante apodo, apresurándome a pensar que la causa venía por otro lado.

Con el cantaíto típico del hombre de llano adentro, obtuve por respuesta un: “¡Gua por qué más va’sé pariente!, ¡Por qué’se hombre na’más anuncia arreglos de carretera que no alcanzan un porción de 2 kilómetros je je je!”

Intrigado por el recuerdo de las palabras de William -hombre siempre tan enterado de las interioridades de las leyes- y, aguijoneado por la curiosidad pues esa noche por los apagones constantes no alcancé a escuchar nuevamente la bendita propaganda, no más llegar a casita me fui derechito a internet a buscar la ley de tránsito.

Ciertamente, de las palabras de Lara se desprendía que la obstaculización de las vías nacionales es un delito que puede ser sancionado con multa o prisión según lo contemplado en el Código Penal venezolano.

Y yo pensé leyendo el articulado: ¡Qué bolas tiene William!, ¡Se me acaba de escoñetar el carro pasando por su jurisdicción y el tiene las santas bolas de acusar y amenazar a las personas que pone obstáculos sobre la carretera!, ¿Es qué acaso los huecos no son obstáculos?, ¿Es qué acaso los “reductores de velocidad” no impiden el libre tránsito?

Descubrí gracias a Lara ciertas cosas que son muy interesantes. Por ejemplo, el Artículo 5 de la referida ley dice que “Es de la competencia del Poder Público Estadal… la conservación, administración y aprovechamiento de las carreteras…”; el Artículo 55 menciona que: “Las autoridades administrativas del tránsito terrestre competentes, en el ámbito de su circunscripción, quedan facultadas para remover los obstáculos… que obstaculicen el normal desarrollo de la circulación vehículos y peatones.”; y a su vez el Artículo 59 apunta textualmente que: “Los usuarios de las vías públicas de uso permanente o casual tienen derecho a circular libremente, en condiciones idóneas de transitabilidad y seguridad, y a ser resarcidos por quienes tengan la responsabilidad de administrarlos, por los daños personales y materiales imputados al mal estado de la vialidad.

Dime tú, William Lara, ¿Quién me resarcirá los daños ocasionados por la caída involuntaria e inevitable en alguno de los cráteres que con tanto esmero han ido estableciendo y/o consolidando a través de tu gestión?, ¿No eras tú el que con su vocecita inconfundible, amenazaba a través de la radio con sancionar penalmente a los ciudadanos que obstaculizaran el libre transito de vehículos o personas por las vías de tu estado?

Te recuerdo William Lara que el artículo 51 de la Ley de Tránsito reza que: “Las autoridades administrativas competentes, en el ámbito de sus respectivas circunscripciones, garantizarán que la circulación peatonal y vehicular por las vías públicas, se realice de manera fluida, conveniente, segura y sin impedimentos de ninguna especie.”, y que tú eres una “autoridad competente”.

William, dime ¡Es qué acaso tú no utilizas nunca la carretera entre Ortiz y San Juan de Los Morros?, ¿Nunca viajas tú William, entre San Juan y Villa de Cura?, ¿Qué tipo de carro usas tú William Lara que, tu fundillo no percibe los impactos tenaces que producen las decenas de “policías Acostados” esparcidos por esas vías?.

Tenías razón William Lara, en el Código Orgánico Procesal Penal como realmente se denomina el artilugio en su Capítulo II De los delitos contra la seguridad de los medios de transporte y comunicación, Artículo 357, señala que “Quien ponga obstáculos en una vía de circulación de cualquier medio de transporte, abra o cierre las comunicaciones de esas vías, haga falsas señales o realice cualquier otro acto con el objeto de preparar el peligro de un siniestro, será castigado con pena de prisión de cuatro años a ocho años.”

¿No eres tú William Lara, la autoridad competente encargada de remover obstáculos que impidan el tránsito fluido y seguro de los ciudadanos por las carreteras de tu estado?

Ve buscándote un buen abogado porque gracias a tus propios argumentos, los cuantiosos afectados por tu negligencia hoy tenemos armas con las que acusarte y leyes por la cuales serás sancionado.

Por ningún motivo puede impedirse el libre tránsito de vehículos o peatones en una vía pública. Yo sé que tú te referías en tus comentarios a los ciudadanos que aspiraban con o sin razón a manifestar, y que sin previa obtención de la autorización emanada de la autoridad competente, querían hacer uso de su derecho a manifestar, sin darse cuenta que con ello afectan, obstruyendo o impidiendo el libre tránsito de las personas y de sus vehículos. Pero esto no te exime de culpas.

La pobre Francisca Duarte -el Ánima del Taguaipire-, en su infinita bondad debería halarle las sábanas a quien le competa el mantenimiento de la vialidad a ver si resuelve algún día la “autoridad competente”, iniciar su trabajo.

2 comentarios:

Carlos Pérez Mujica dijo...

Luego de esperar varios días por la aparición de esta artículo en la página APORREA, les envié esta solicitu de aclaratoria:

Estimados moderadores de APORREA. Desde el día Jueves 27 de los
corrientes,aproximadamente a las 2:25 pm, les he estado enviando un
artículo denominado "El Corazón de Venezuela", en él trato de expresar mi
experiencia -desagradable por demás- al atravesar empleando un automóvil,
la geografía del Estado Guarico. Trato de ser lo más objetivo posible y
haciendo uso de los argumentos que esgrime en una propaganda radial el
primer mandatario de ese estado, el Sr. William Lara, demuestro la
responsabilidad que él posee en el mantenimiento de esas vías.

Sin embargo he notado con extrañeza y cierto grado de desilusión que, el
escrito en cuestión no ha sido colocado por ustedes en la página que
administran.En un comienzo le adjudiqué la tardanza a la probale
existencia de algún virus dentro del documento que les había hecho llegar
por esta misma vía, pues como me encontraba de viaje, empleaba para
escribir y para comunicarme con ustedes cualquier máquina a la que tuviese
acceso.

Luego de verivicar la inocuidad del archivo al que me estoy refiriendo y
despues de esperar un tiempo prudencial para comprobar la aparición del
mismo en su página de opinión, pude observar con desencanto que éste no
había aparecido.

Entiendo que los artículos a los que ustedes le dan curso son
predominantemente en su contenido afectos a la línea gubernamental y eso,
ante la carencia de medios que les den cabida a las opiniones pudieramos
decir "progubernametales", no es criticable. Aunque se que esto no es así
pues por sus páginas he tenido pa posibilidad de leer escritos en donde se
expresan duramente del Presidente o del accionar de su gobierno, para
muestra los escritos de Luís Fuenmayor Toro o los de Vladimir Villegas.

Puedo comprender también que ustedes no se hayanm tomado la molestia de
enviar un mensaje explicando sus razones para prescindir de la publicación
de dicho texto, pero me pregunto: ¿En verdad ustedes piensan que esa
debería ser la conducta de una herramienta que está al servicio de un
proceso de cambios que se dice PROGRESISTA?

A mi manera de ver, el ocultamiento de los problemas dista mucho de ser un
atributo destacable de la conducta revolucionaria. Me parece que,
paralelamente a la construcción del SOCIALISMO, se debe también comenzar a
edificar una MORAL REVOLUCIONARIA, que incluya algunos PRINCIPIOS
BOLIVARIANOS que nos permitan ir subsanando las carencias y las fallas que
se puedan presentar o cometer.

Creo firmemente que el camino que estamos transitndo es el correcto,
pienso también que las conductas aberrantes deben ser corregidas antes de
que influyan negativamente en la moral de nuestros ciudadanos o impacten
en la salud del Proceso. Recuerdo en este momento casos como el del Central Azucarero Ezequiel Zamora (CAEZ)en donde a pesar de las advertencias que hicieron opositores y afectos al gobierno,ne se hicieron los correctivos necesarios convirtiendose en una mácula que permanecerá como argumento para atacar al Proceso por el lado flaco de la corrupción;o como por la conducta de personeros tales como el no bien ponderado
General Alfonso Dávila o la del antes mencionado Vladimir villegas a quienes
desde el pricipio se le observaron actitudes poco cónsonas con los
principios revolucionarios y hoy observamos las heridas que dejan en la
piel del Proceso con sus puñaladas arteras.

Es por eso que me arriesgué a escribir refiriendome directamente al
camarada William Lara, con la esperanza de que su accionar al mando de la
gobernación del estado llanero se modifique, cumpla bien con su trabajo y
no de pié a las críticas constantes que realiza la oposición.

En espera de respuesta pero enviando de nuevo el escrito que todavía creo
pertinente se despide:

Atentamente Carlos Pérez Mujica

Carlos Pérez Mujica dijo...

“En una época de mentira universal, decir la verdad constituye un acto de revolución” George Orwell, 1984