Vengo saliendo de una guardia de perros, y eso que me estoy refiriendo a un hospital “de provincia”. Pero en una noche, se atienden cientos de pacientes y de ellos unos cuantos por accidentes de transito. Los hay de toda naturaleza, arrollados, colisiones, volcamientos etcétera.
El denominador común: ¡LA IMPRUDENCIA!. El ingrediente con mayor peso específico presente en la mayoría de los casos y agravando las características del hecho: ¡LA INGESTA DE ALCOHOL!
Esta combinación ya lo sabemos, resulta letal en muchos de estos sucesos y en otros tantos incapacitante, por periodos que oscilan entre los pocos días o semanas, hasta toda la vida.
De un tiempo para acá, debido al incremento -quiérase reconocerlo o no- del poder adquisitivo de los venezolanos, el crecimiento en el número de vehículos ha sido considerable, a tal extremo de volver insoportable el tráfico hasta de pueblitos otrora apacibles.
Puesto sobresaliente en este aumento lo ocupa la cifra de motocicletas que circula por calles y avenidas.
He sido (o fui) motorizado desde muy niño y por fortuna nunca llegué a sufrir ningún accidente de importancia, los raspones y magulladuras propios del que coge monte sentado entre dos ruedas. Accidentes más severos los he tenido andando en bicicleta.
Una vez escuche decir a mi madre recriminándome por mi condición de motorista que, sólo existían dos tipos de motorizado: ¡El que se ha caído y el que se va a caer!
Sabia sentencia aquella, pero no es el vehículo en sí el que coloca en riesgo al individuo que lo conduce, es la imprudencia al manejar y la inconciencia de hacerlo bajo los efectos del alcohol la que coloca en peligro a cientos, miles de vidas, en su mayoría de jóvenes conciudadanos que, tal vez eufóricos por el toque etílico sufren la desgracia personal, familiar y social de morir o quedar lisiado en un hecho vial.
Debería el Ministro de la cartera del Transporte implementar con obligatoriedad el uso de un adminículo hibrido entre alcoholímetro y llave que active un chip dentro del sistema que sólo permita encender el vehículo si el conductor tiene valores permitidos de alcohol en su organismo. Obvio que el sistema puede ser burlado, pero es perfeccionable, añádale al hipotético artilugio un elemento que reconozca la huella dactilar del propietario y el rango de evasión disminuirá considerablemente.
De pequeño soñaba con hacer cosas que beneficiaran a las personas… automóviles con la carrocería de gomaespuma compacta como la de las pelotitas de goma… pero salí medio malo para las matemáticas, y terminé practicando la medicina. Ahora en Venezuela existe un contingente cada vez más grande de personas preparadas Ingenieros, Creadores, Inventores que, pudieran cristalizar estas ideas por el bien de nuestra sociedad…. y eso… ¡también es Socialismo!
El denominador común: ¡LA IMPRUDENCIA!. El ingrediente con mayor peso específico presente en la mayoría de los casos y agravando las características del hecho: ¡LA INGESTA DE ALCOHOL!
Esta combinación ya lo sabemos, resulta letal en muchos de estos sucesos y en otros tantos incapacitante, por periodos que oscilan entre los pocos días o semanas, hasta toda la vida.
De un tiempo para acá, debido al incremento -quiérase reconocerlo o no- del poder adquisitivo de los venezolanos, el crecimiento en el número de vehículos ha sido considerable, a tal extremo de volver insoportable el tráfico hasta de pueblitos otrora apacibles.
Puesto sobresaliente en este aumento lo ocupa la cifra de motocicletas que circula por calles y avenidas.
He sido (o fui) motorizado desde muy niño y por fortuna nunca llegué a sufrir ningún accidente de importancia, los raspones y magulladuras propios del que coge monte sentado entre dos ruedas. Accidentes más severos los he tenido andando en bicicleta.
Una vez escuche decir a mi madre recriminándome por mi condición de motorista que, sólo existían dos tipos de motorizado: ¡El que se ha caído y el que se va a caer!
Sabia sentencia aquella, pero no es el vehículo en sí el que coloca en riesgo al individuo que lo conduce, es la imprudencia al manejar y la inconciencia de hacerlo bajo los efectos del alcohol la que coloca en peligro a cientos, miles de vidas, en su mayoría de jóvenes conciudadanos que, tal vez eufóricos por el toque etílico sufren la desgracia personal, familiar y social de morir o quedar lisiado en un hecho vial.
Debería el Ministro de la cartera del Transporte implementar con obligatoriedad el uso de un adminículo hibrido entre alcoholímetro y llave que active un chip dentro del sistema que sólo permita encender el vehículo si el conductor tiene valores permitidos de alcohol en su organismo. Obvio que el sistema puede ser burlado, pero es perfeccionable, añádale al hipotético artilugio un elemento que reconozca la huella dactilar del propietario y el rango de evasión disminuirá considerablemente.
De pequeño soñaba con hacer cosas que beneficiaran a las personas… automóviles con la carrocería de gomaespuma compacta como la de las pelotitas de goma… pero salí medio malo para las matemáticas, y terminé practicando la medicina. Ahora en Venezuela existe un contingente cada vez más grande de personas preparadas Ingenieros, Creadores, Inventores que, pudieran cristalizar estas ideas por el bien de nuestra sociedad…. y eso… ¡también es Socialismo!
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