“En verdad nos la estamos comiendo.
Con esta huelga de hambre afirmamos el hecho de que, a este Régimen, no le aceptamos más migajas.
Ni que la luna fuera pan de horno para seguir tragándonos el cuento de que la anoréxica mesada que ganan nuestros profesores universitarios se acerca a la “dieta” que devengan los flamantes Diputados de la Asamblea Nacional. Las becas estudiantiles son un potingue, un caramelo que se le da a un niño para contentarlo. Por eso estamos en “pié” de lucha, ácidos como de limón.
Somos más peligrosos que un tetero piche. Tenemos hambre de justicia, por eso nos acostamos ante las puertas del PNUD y alzamos nuestros brazos gitanos, venezolanos, del mundo, en señal de protesta.
Nuestras manos enharinadas muestran la blancura de nuestras ideas y con nuestros deditos de mozzarella señalamos al Autócrata de Miraflores que nos pretende callar con un bozal de arepas.
Es cierto, Chávez nos cae gordo y es por eso que ya le clavamos el colmillo. El Gobierno con esta protesta entra en un ayuno de credibilidad ante la Comunidad Internacional. Ese Chávez de ahora en adelante será un convidado de piedra.
La crema y nata de la Sociedad Civil nos está apoyando, y aquí está presente el lomito de la dirigencia estudiantil, los mejores sesos al servicio de una causa noble.
Nosotros los estudiantes Manitos Blancas vamos a ser el condimento, el ingrediente secreto del aderezo que prepara el chef Ramos Allup para guisar a los integrantes de la Mesa de la Unidad. Esta vez no vamos a quedar como hallaca en Semana Santa.
Embriagados por el poder los viejitos de la Mesa, se engolosinan pensando en el 2012. No hay que chuparse los dedos, no se engañen, ya nosotros vimos y recordamos como cocinaron ustedes sus planchas para la Asamblea Nacional y nos dejaron a nosotros muertos de hambre.
Ahora, le vamos a sacar el jugo al Presidente, mientras vamos adobando a los patriarcas de la Unidad que esta vez serán el postre.
No se engañen, nuestra adicción a los cachitos puede ser superada. Vamos a llegar a las elecciones con candidatos nuestros bien marinados.
Las luchas de calle que hemos planteado son el bastimento que cargamos para nuestra proyección televisiva. Se está poniendo el caldo espeso.
Al llegar a Miraflores haremos un festín con las direcciones, un banquete con los ministerios, una orgía con las embajadas. Nos daremos una embuchada con los cargos mientras dejaremos a la vieja guardia y al chavismo muriendo de hambre.
Continuamos cocinando a fuego lento a todo el que quiera utilizarnos. Ahora el pimentón que estará presente en todos los estofados será el que nosotros cosechamos.
Es tan acertada nuestra estrategia que para estar más cerca del pueblo no nos identificamos con el croissant que es nuestro favorito, sino con ese bollo marginal que es el cachito. Pero a veces pecamos y cruzamos a la acera de en frente para degustar una hamburguesa en nuestro amado Burguer King.
Al llegar al poder como el tequeño Carmona, cambiaremos el escudo nacional por los Arcos Dorados, el Gloria al Bravo Pueblo lo vamos a sustituir por la canción “Cachito Cachito” pero en la versión de Nat King Cole que tiene ese fascinante acento gringo y físicamente se parece a Obama, ¡eso nos gratina!. El ave nacional ya no será el turpial si no el plumífero azul de twitter. También tenemos que planear algo para el pabellón… será cambiarlo por el pavo de Acción de Gracias. Y la torta Bejarana la supliremos por el pié de manzana.
No más pisar Miraflores nombraremos asesores a Ronald Mc Donald en el Ministerio de Alimentación, a Wendy en el de la Infancia y al Coronel Sanders en el Ministerio de la Defensa. En el Ministerio de Agricultura a John Deere y en el de Salud a Charles Pfizer, a Lilly o a Abbott. En el de Energía y Petróleo a alguien de la Shell de la Exxon o de Chevrón, y en el de Economía a un representante de ING o no, propongamos de una vez a Botín, mejor representante de la Banca no podremos encontrar.
¡Ya basta de arroz a la cubana, de ensalada rusa, del escabeche de Evo y de fumarnos una lumpia!, ¡Antes de caer en la inanición por regalarle el petróleo a los compinches tercermundistas del Autócrata de Miraflores, preferimos indigestarnos con Mac Donald’s!.
¿Que nos vieron comiendo cachitos?, ¡Pues mala leche! Peores vainas hacía Lusinchi y lo perdonaron. A Carlos Andrés Pérez le cantaron su papita, maní, tostón y vean cómo lo terminaron llorando. Nuestras acciones van a traer “cola”… ¡y de la negra!
Ya hay mucho chavista salivando comenzando por el Mario Silva y por su secuaz Jorge Amorín. Pero a ellos nos los vamos a comer vivos, nos los vamos a echar en caldo de ñame, los vamos a reemplazar por Bat Man y Robin… ¿escuchaste Joven Maravilla?
Hemos emprendido esta huelga de hambre no porque suframos de anorexia mental como se ha dicho. Embriagados por la televisión y su brillo, decidimos afilar nuestros dientes y ante la nutrida concurrencia que nos sigue desde la comodidad de sus casas, expondremos la sustancia de nuestras ideas. Estas se mueven como si fueran de gelatina pero es más por las secuelas del terremoto de Japón que por la inconsistencia de las mismas.
¿Para qué sirve tanto estudiar?, ¿De qué nos ha valido permanecer por décadas en la universidad, chuleando a nuestros padres y al Estado, si para ganar buen dinero y para ser famosos y postulables a algún cargo lo que teníamos que hacer era rostizarnos bajo el brillo de las luces, tirados en una pringue colchoneta recibiendo masajes en las nalguitas para que no nos vaya a dar pañalitis mientras las cámaras que nos aman nos convierten en el manjar de los televidentes?
¡Nadie podrá arruinar nuestra pijamada! La envidia de las hordas estudiantiles chavistas nos quiere convertir en el bocadillo del gobierno pero no, no podrán perjudicar nuestro picnic.
Carita de sufrimiento de día con el tapaboca puesto por si acaso se nos quedó algo de la cena entre los dientes y en la noche como hemos hecho todas las noche en toooodas las huelgas de hambre en las que hemos participado, nos metemos una buena papa y a descansar por que mañana volverá a aparecer Globovisión y le tenemos hambre a Carla Angola, ¡Grrrrrrr!.
En todo caso coleguitas esto es un jamón: ¡Buen Provecho!”
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