-“Sujetos al nuevo Reglamento Interior y de Debates, tiene la palabra ciudadano.”
-“Ciudadanos, ciudadanas, camaradas y escuálidos, diputados y diputadas, representantes de las etnias indígenas, de los negros, de los mestizos, de los blancos de orilla y de los blancos peninsulares, de los gays y de las gueisas, admiradores de Fidel Castro o del Ratón Miguelito, procomunistas y proyankees, Compatriotas todos.
He solicitado este derecho de palabra porque rotundamente me niego a seguir funcionando así. Me niego “colegas” diputados -y junto conmigo seguramente una buena porción de los venezolanos mayores de edad y que en las últimas elecciones ejercieron su derecho al voto- a seguir cancelando con mis impuestos, con la parte que me corresponde de la renta pública -ganancia que bien orientada por cierto, podría servir para que estuviéramos disfrutando actualmente de una envidiable calidad de vida-, el sueldo de esta caterva de gandules y zánganos.
Desde que se inauguró la televisora de la Asamblea Nacional, he venido sosteniendo que esos son los reales mejor gastados que este u otro gobierno haya podido desembolsar, sin embargo jamás pensé que su rendimiento alcanzaría los niveles de eficiencia que en esta mismísima primera sesión de este cuerpo legislativo, con motivo de la escogencia de su junta directiva para el nuevo período, haya alcanzado nuestra televisora parlamentaria.
Antes de este día, se esgrimía que no importaba lo que se propusiera en este recinto, pues al ser esta una corporación monótona por aburrida y por uniformada, sus antecesores como focas y focos iban a aplaudir y a levantar las aletas, perdón iban a elevar sus manos en signo de aprobación ante cualquier cosa por absurda que se les planteara. Hoy ya ese no será argumento.
Debido a la polarización de nuestro pueblo señoras y señores, ustedes, han podido llegar hasta este salón con los votos de convencidos y confundidos, de conversos y de débiles de criterio, de oportunistas y de desencantados, de abducidos y de engañados, de probados revolucionarios o de gente simplemente tan arrecha con el gobierno que, por odio visceral es capaz de apretar el gatillo contra quien utiliza de rehén a uno de sus propios familiares, aunque se corra el riesgo de llevarse en los cachos camino al otro mundo a su padre a su hermano o a alguno de sus propios hijos circunstancialmente en el papel de escudo humano. Unos y otros les deben sus respectivos sueldos al pueblo de Venezuela.
Pero retomando la senda original del discurso les digo que, desde el mismo momento en que las cámaras de ANTV nos han permitido a todos escudriñar lo que hacen las damas y caballeros representantes del pueblo, me he dado cuenta de que realmente hemos estado dilapidando nuestro dinero al pagarles sus sueldos dietas o como se les llame, para que ustedes sin importarles un comino, sin interesarles para nada el ridículo comunicacional que están dando, se dedicaran mientras intervenían sus honorables colegas diputados a mandar como impúberes mensajitos de texto, mientras se cagaban de la risa ante las reminiscencias y disquisiciones de nuestro ahora Presidente del Hemiciclo Fernando Soto Rojas recién estrenado en el cargo. Mientras tú María Corina chismeabas con ese ilustre desconocido que te acompaña ahora en la bancada opositora, Marquina miraba insistente para el techo con cara de ladillado. Tan deplorable era el espectáculo que el jamás bien ponderado William Dávila por primera vez lucía concentrado en las palabras pronunciadas por los que intervinieron, anuqué conociéndolo como lo conocemos, todavía cabe la posibilidad de que hubiera estado pensando en la redondez del rabo de alguna de las carajitas que merodean -más por moda que por ideología- las reuniones y los eventos de bailoterapia que convoca epilépticamente la autodenominada mesa de la unidad.
No nos calamos los venezolanos más torpezas de la estirpe de las que hoy nos enseñaron. ¿Para qué insisten en el discurso de que son mayoría si ya todo el que se haya querido enterar sabe exactamente por qué se constituye como quedó la Asamblea Nacional? Simplemente 98 no es más que 65, sin entrar a considerar que este último dígito no constituye realmente un solo bloque, sino que se encuentran unidos con la endeble cinta adhesiva de la conveniencia política.
No queremos escuchar otra vez que se mencione en este recinto el nombre de Alias Mazuco porque ustedes bien lo saben, no estuvo hoy aquí en esta sala porque él es un criminal, el está detenido no por emitir opiniones políticas, no por planificar la toma de un cuartel o por haberse echado al monte, está preso acusado de asesinato.
Marquina pidió a gritos la presencia de uno de los suyos en la composición de la directiva asambleísta pero propuso a Mazuco para una de las vicepresidencias y se la puso bombita a quienes con un gran mazo rojo se la querían batear. Claro que eso no es ninguna inocentada de su parte. Desde el mismo momento en que propusieron a todos los delincuentes políticos que incluyeron en su line up, los adecos estaban pensando en la jugada de doble play, por un lado conquistaban los votos emocionales de un sector opositor desideologizado y por otro disfrazaban la presencia de accióndemocratistas en todos los puestos de suplentes y de esta forma juegan a ganar ganar… pero ellos.
Hoy pudieron haberse lucido con una sola intervención concisa pero elocuente, pudieron entregar la dirección del parlamento a los que iban a demoler su absurda propuesta con el poder que otorga la mayoría y solicitar que en vez de perder el tiempo en discusiones estériles, se comenzara de inmediato a confeccionar las diversas comisiones que resultan ser el verdadero engranaje del parlamento y en las que realmente vale la pena figurar.
Entre ustedes hay una persona que cuando todavía éramos estudiantes y fungíamos de dirigentes universitarios -unos cuantos de ustedes saben muy bien de quién hablo-, al bajarse del podio del auditorio de la facultad de medicina se acercaba hasta donde estábamos colocados y nos preguntaba acerca de su discurso: “¿Esta vez cómo lo hice?, ¡Del carajo verdad!”. Pues acerca de ese ciudadano les digo compatriotas que creo que lleva con éste tres periodos sentado en esas mismas sillas que hoy ustedes se empeñan en empollar, sin que yo por ninguna causa lo haya escuchado opinando.
Les reitero, ni uno como ese de los nuestros y ni de verga ninguno de los de vosotros me agrada para que me representen, pero fue la voluntad del pueblo que ustedes estuvieran allí arrellanados juiciocitos reposados y reflexivos…”.
No sé si esto fue un sueño de esos de los que sólo el sopor de la tarde engendra o de verdad estuve como invitado a esta primera sesión de la Asamblea Nacional, pero lo cierto es que si la cosa sucedió en estos términos nos espera una larga temporada circense hasta que los diputados de uno y otro bando realmente se ajusten a las normas que rigen los tiempos que corren y asuman sus responsabilidades.
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