domingo, 22 de marzo de 2009

Párese a sufrir

(Favor leer este texto con acento portuñol)

¡Queridos hermanos!, les habla el Obispo Alberto Federico. Reciban todos ustedes los fraternos saludos y la bendición de nuestro señor: El Dinero.

Como Obispo de la Iglesia Universal Reaccionaria y Ultraderechista Párese a Sufrir, quiero hacer del conocimiento público, los esfuerzos que todos nuestros Pastores han venido realizando a lo largo de estos años para ofrecerles a ustedes el camino de la salvación y la verdad.

Día tras día, hemos llevado nuestro mensaje apocalíptico a través de interminables horas de transmisión radioeléctrica y a lo largo de kilómetros de escritura incendiaria y espeluznante. Pero no hemos podido vencer la labia de Lucifer.

Encienda la tele, sintonice alguno de nuestros canales, busque el programa de alguno de nuestros Pastores y… ¡Párese a Sufrir!. Salga de su casa, diríjase hacia la panadería de la esquina y, antes de tomarse el cafecito matutino, empuñe el periódico comenzando por la primera o por la última página y… ¡Párese a Sufrir!

Titulares perversos, noticias despiadadas, mentirillas blancas, cobas del tamaño del Empire State Building, y embustes que por su magnitud mandan derechito al psiquiatra víctimas de un gran complejo de inferioridad, a las Torres Petronas de Kuala Lumpur, no han podido convencer a las mentes incautas de nuestro pueblo que, en su afán por salir de abajo, se cobijan bajo las alas de Luzbel.

Antes de que los evangelizadores brasileños con el “Reverendo” Edir Macedo a la cabeza, comenzaran su negocio… digo, su “Cruzada Religiosa” (empresa que los ha llevado a convertirse, seguramente en contra de su voluntad, en magnates de un emporio internacional), ya nosotros aquí, en Venezuela, habíamos patentado la idea de crear una nueva presentación para distribuir el opio de los pueblos.
Nuestro negocio, está cubierto bajo El Manto Sagrado de la Impunidad.
Estamos concientes de la importancia que poseen los medios de comunicación en el dominio de la voluntad de las masas y por ello nos hemos hecho con el control de grandes cadenas de radio, de influyentes periódicos, de imprentas, editoriales, estudios de grabación y de las joyas de la corona que para nosotros representan las estaciones de televisión. Hemos pontificado acerca del desastre económico hacia el que conducen a la nación los populistas del gobierno, y no importa que no hayamos pegado una, que por pequeñeces como esas no vamos a parar de seguir.
Nuestros pastores, el Reverendo Miguel Rodríguez, los Hermanos Gerver Torres, Moisés Nain y Hugo Faría, todos ellos expertos en economía, nos han brindado recetas infalibles para acabar con los pobres… pero los muy malagradecidos no quieren entender que el camino para alcanzar el cielo comienza por pasar mucha hambre y trabajo.
Los obispos de nuestra iglesia, Teodoro Petkoff, Emeterio Gómez y Francisco Faraco, infalibles en sus apreciaciones, han recibido del pueblo el reconocimiento y el apoyo ganándose el mote bíblico de Profetas del Desastre, pero éste Régimen no los ha escuchado.
Los apóstoles de nuestra fe, Luís Giusti, Humberto Calderón Berti y Alberto Quirós Corradi, jamás se han equivocado en sus predicciones acerca del comportamiento del mercado petrolero y mucho menos han errado en los consejos sobre cómo hay que emplear los recursos que nos proporciona ese Aceite Milagroso que mana en nuestra tierra como del Huerto de Getsemaní.
Pero queridos hermanos, ¡El demonio, en realidad no tiene cuernos como hasta ahora las falsas religiones han divulgado, no!, ¡Belcebú tienen una verruga! Y si se la examinan con una lupa verán que tiene escrito –al lado del letrero de Made in China- el número de la bestia… ¡El 666!
En realidad, queridos hermanos, no deja de impresionar la capacidad y la astucia que tienen algunas personas de envolver a la gente, y éste falso profeta ha hecho que las personas pobres piensen que tienen derecho a salir de marginalidad.
Para realizar el culto y defender nuestra doctrina, abandonamos la idea de reunirnos en teatros quebrados y cines de mala muerte y, pasamos a mostrarnos ufanos en lugares abiertos, como en plazas o avenidas en donde con un poquito de la ayuda de nuestras cámaras de televisión, hemos llegado a pensar que de verdad somos la mayoría; hemos brincado y sudado al ritmo de bailoterapia, hasta lograr que las más gordas de nuestras seguidoras -con excepción de La Bicha- hayan rebajado ostensiblemente sus panzas y sus papadas.
Nos hemos burlado del sistema de justicia del país y hemos armado berrinches de carajito malcriado en los circuitos internacionales cada vez que nos ha dado la gana, hemos presentando ante el mundo la persecución, el maltrato y la exclusión de la cual son víctima nuestros mártires, pero no hemos podido quebrantar el espíritu de Pazuzu en su afán por hacer más democrática la distribución de los ingresos de la patria.
Nuestros adeptos siguen ciegamente y al pié de la letra nuestra doctrina. Y esto se les ha convertido en un asunto de fe. Su impacto en la industria de los mercados mediáticos y financieros es indiscutida y si bien no hemos podido demostrar que la gente con nosotros para de sufrir, es bien cierto que jamás para de pagar. En una economía basada en nuestros principios, tendrán que pagar por el agua precios que les harán pensar que la extraemos del mismísimo río Jordán. El pan que se coman llegará a costar más que el bendecido por Nuestro Señor en la última cena, y el valor de los terrenos les hará pensar que están adquiriendo lotes de Tierra Santa.
Sin embargo anoche Mefistófeles anunció al país su Paquete de Medidas Anticrisis y otra vez nos ha dejado en ridículo, mirando para San Felipe. Ha retado al poder del mercantilismo, ha hecho a un lado los sentimientos casi religiosos que hacia el dinero le hemos inculcado al hombre contemporáneo. Nada de medidas de shock, nada de devaluación, nada de despidos masivos, nada de escenarios lúgubres, nada de decrecimiento, nada de contracción en el gasto público, nada de desaceleración de la economía, ¡nada de nada!

¿Qué falta de seriedad es ésta carajo?. No hubo aumento de la gasolina, se dedicó a sincerar el presupuesto nacional en base a un barril de petróleo con precio de 40 dólares; se afincó en la eliminación de los gastos suntuarios, se atrevió a tocar los coroticos del pesebre y ordenó la reducción de sueldos de los altos funcionarios del gobierno, en fin una falta de seriedad total en los planteamientos económicos por parte de este régimen.

¡Así, de verdad, no se puede!, ¡O Chávez entiende que la economía es algo serio y que los intereses que tiene que defender son los intereses de los banqueros, de los latifundistas, de los usureros que son las personas que de verdad le dan de comer al pueblo, o desde el púlpito de nuestras iglesias le comenzamos a azuzar nuevamente a la gente!.
¡¿Con un gobierno así, quién puede parar de sufrir?!

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