Imagine usted apreciado lector(a) un mundo sin la posibilidad de poder repetir las cosas, así estas hayan dado buenos resultados, o aún si su disfrute haya sido placentero. Eso es lo que está planteando el NO irracional que enarbola la oposición, ante la posibilidad cierta o no de reelección que tenga un individuo, aspirante a un cargo de escogencia popular.
Un NO que exige no pensar para colocarlo. A lo mero macho, ¡NO es NO y punto!
De ahora en adelante, si a usted le ha gustado determinada marca de cerveza desde que se escapaba del colegio con su franelita azul claro, váyase olvidando de la burbujeante amargura que desciende por su garganta por que más allá de la segunda birra NO podrá pasar, esté o no, su conyugue presente. NO es más de dos cajas, ¡NO!... son sólo dos piches cervecitas y NO más.
NO discuta usted amigo(a) lector(a), esto es peor que las restricciones que impone el médico. Y sepa que de aquí en adelante, el plato aquel que tanto ha disfrutado, o la parrillita del fin de semana, quedarán proscritos por qué la dirigencia opositora en sus desafueros le tiene prohibido a sus seguidores y por extensión al resto de los venezolanos, el repetir lo bueno más allá de dos veces consecutivas. ¡Dije que NO carajo!
Los argumentos que usted pueda esgrimir a favor de de la reelección de las cosas que apetece, tropezarán con la inmensidad de un NO que, como los globos aerostáticos, se sostiene por obra y gracia del aire caliente que exhalan los televisores o los titulares incendiarios.
Por más que usted no quiera, las bondades de un NO irreflexivo nos harán retroceder a épocas ya superadas, en las que la gente votaba por los colores del “partido tal” por que NO sabía leer lo suficiente como para interpretar el mensaje de sus candidatos. Con saber firmar bastaba.
Partamos del hecho inexplicable que representa el NO despiadado con que enfrentan los líderes opositores la posibilidad de reelección. Personas que, como esos señores, llevan media vida siendo los dueños de un cargo, sin someterse a una escogencia previa, muchas veces heredado, sin méritos, sin apoyo popular, representando los intereses de grupos económicos que son los que en realidad hasta ahora habían y en muchos casos, continúan mandando, nos señalan de forma descabellada que debemos decirle NO a la opción de reelegir a alguien que en su accionar como mandatario nos haya agradado.
Para ellos, para estos bribones, Sumos Sacerdotes del fariseísmo contemporáneo, si el mismísimo Jesús se hubiese querido reelegir, el adverbio de bienvenida con que deberíamos recibir su solicitud sería un radiante NO. Judas por su parte, militaría en PODEMOS y tendría además de sus 30 denarios, un programa en GLOBOVISION. Nada mal para resolver a un traidor, ya que según refieren los que estudian esas menudencias, las tres decenas de denarios al cambio actual y sin CADIVI, le reportarían 50.000 retratos verdes de George Washington para ponerle su “carita feliz”. Y el programita en la TV le proporcionaría una vitrina en donde desnudar su impúdica inconsistencia ideológica. Pedro mientras tanto, negaría al Presidente 3 veces antes de sonar un eructo. Y un tercio de los apóstoles estarían metidos en tantos guisos que con el escándalo, terminarían por revivir al Mar Muerto.
Pero si resulta un acto de fe decirle NO a las posibilidades de postulación por más de dos periodos consecutivos al mismo cargo: ¿Como haría el “Santo Padre” para convencer a Urosa Sabino de que dejara de echarle paja?, ¿Le recordaría que él, el Vicario de Dios, ocupa a perpetuidad la silla papal?, ¿Le mencionaría el pequeñísimo detalle que el cura Ugalde lleva más de 17 años como Rector de la UCAB?
Si parece ser indispensable el pronunciar un NO a la solicitud de enmienda que realiza la Asamblea Nacional: ¿Cómo va a hacer el inefable Henry Ramos Allup -cuyo nombre vengo escuchando desde carajito como Secretario General de Acción Democrática y que llevaba varios periodos consecutivos como parlamentario del extinto Congreso que, es más, alcanzó a rasguñar la actual Asamblea Nacional-, para presentar sus alegatos a favor del NO? Les dirá -seguramente- de inmediato que NO, quela reelección no es algo que decida el candidato, sino que el pueblo por mayoría eleccionaria será quien resuelva finalmente la viabilidad de las aspiraciones que pueda manifestar un ciudadano de volver a optar a un cargo de elección popular, como ocurrió en su caso.
Tendrán que decirle NO como lo han hecho Manuel Rosales, Liliana Hernández, Miguel Enrique Otero, Marcel Granier etc., cada vez que se les presenta la disyuntiva “Aspirar o NO Aspirar”, “Cambiar o NO Cambiar” he allí la cuestión.
Pero todos nosotros, los venezolanos, de verdad tendremos que decirle NO a las posibilidades de estudio que se han abierto durante estos últimos años, tendremos que volver a esperar sentados -como lo hacíamos antes-, mientras recibimos un NO como respuesta cuando vayamos por auxilio a los hospitales que mal que bien ahora están funcionando. Tendremos que tragarnos un NO, cuando en las noches, se nos presente una emergencia y NO haya un módulo de Barrio Adentro a donde acudir para solventar el trance. Tendremos que “comernos las alfombras” cuando la crisis apriete y NO tengamos MERCAL para adquirir los productos básicos. Es más tendremos que conformarnos cuando nuestras parejas nos digan en la cama: “De aquello… NO más de dos. ¡Hay que darle la oportunidad a otros vale!”
Por todos los NO anteriores, digámosle ¡SÍ!, un solo SÍ, un SÍ rotundo, a las posibilidades de perfeccionar las cosas que la Revolución ha generado.
Un NO que exige no pensar para colocarlo. A lo mero macho, ¡NO es NO y punto!
De ahora en adelante, si a usted le ha gustado determinada marca de cerveza desde que se escapaba del colegio con su franelita azul claro, váyase olvidando de la burbujeante amargura que desciende por su garganta por que más allá de la segunda birra NO podrá pasar, esté o no, su conyugue presente. NO es más de dos cajas, ¡NO!... son sólo dos piches cervecitas y NO más.
NO discuta usted amigo(a) lector(a), esto es peor que las restricciones que impone el médico. Y sepa que de aquí en adelante, el plato aquel que tanto ha disfrutado, o la parrillita del fin de semana, quedarán proscritos por qué la dirigencia opositora en sus desafueros le tiene prohibido a sus seguidores y por extensión al resto de los venezolanos, el repetir lo bueno más allá de dos veces consecutivas. ¡Dije que NO carajo!
Los argumentos que usted pueda esgrimir a favor de de la reelección de las cosas que apetece, tropezarán con la inmensidad de un NO que, como los globos aerostáticos, se sostiene por obra y gracia del aire caliente que exhalan los televisores o los titulares incendiarios.
Por más que usted no quiera, las bondades de un NO irreflexivo nos harán retroceder a épocas ya superadas, en las que la gente votaba por los colores del “partido tal” por que NO sabía leer lo suficiente como para interpretar el mensaje de sus candidatos. Con saber firmar bastaba.
Partamos del hecho inexplicable que representa el NO despiadado con que enfrentan los líderes opositores la posibilidad de reelección. Personas que, como esos señores, llevan media vida siendo los dueños de un cargo, sin someterse a una escogencia previa, muchas veces heredado, sin méritos, sin apoyo popular, representando los intereses de grupos económicos que son los que en realidad hasta ahora habían y en muchos casos, continúan mandando, nos señalan de forma descabellada que debemos decirle NO a la opción de reelegir a alguien que en su accionar como mandatario nos haya agradado.
Para ellos, para estos bribones, Sumos Sacerdotes del fariseísmo contemporáneo, si el mismísimo Jesús se hubiese querido reelegir, el adverbio de bienvenida con que deberíamos recibir su solicitud sería un radiante NO. Judas por su parte, militaría en PODEMOS y tendría además de sus 30 denarios, un programa en GLOBOVISION. Nada mal para resolver a un traidor, ya que según refieren los que estudian esas menudencias, las tres decenas de denarios al cambio actual y sin CADIVI, le reportarían 50.000 retratos verdes de George Washington para ponerle su “carita feliz”. Y el programita en la TV le proporcionaría una vitrina en donde desnudar su impúdica inconsistencia ideológica. Pedro mientras tanto, negaría al Presidente 3 veces antes de sonar un eructo. Y un tercio de los apóstoles estarían metidos en tantos guisos que con el escándalo, terminarían por revivir al Mar Muerto.
Pero si resulta un acto de fe decirle NO a las posibilidades de postulación por más de dos periodos consecutivos al mismo cargo: ¿Como haría el “Santo Padre” para convencer a Urosa Sabino de que dejara de echarle paja?, ¿Le recordaría que él, el Vicario de Dios, ocupa a perpetuidad la silla papal?, ¿Le mencionaría el pequeñísimo detalle que el cura Ugalde lleva más de 17 años como Rector de la UCAB?
Si parece ser indispensable el pronunciar un NO a la solicitud de enmienda que realiza la Asamblea Nacional: ¿Cómo va a hacer el inefable Henry Ramos Allup -cuyo nombre vengo escuchando desde carajito como Secretario General de Acción Democrática y que llevaba varios periodos consecutivos como parlamentario del extinto Congreso que, es más, alcanzó a rasguñar la actual Asamblea Nacional-, para presentar sus alegatos a favor del NO? Les dirá -seguramente- de inmediato que NO, quela reelección no es algo que decida el candidato, sino que el pueblo por mayoría eleccionaria será quien resuelva finalmente la viabilidad de las aspiraciones que pueda manifestar un ciudadano de volver a optar a un cargo de elección popular, como ocurrió en su caso.
Tendrán que decirle NO como lo han hecho Manuel Rosales, Liliana Hernández, Miguel Enrique Otero, Marcel Granier etc., cada vez que se les presenta la disyuntiva “Aspirar o NO Aspirar”, “Cambiar o NO Cambiar” he allí la cuestión.
Pero todos nosotros, los venezolanos, de verdad tendremos que decirle NO a las posibilidades de estudio que se han abierto durante estos últimos años, tendremos que volver a esperar sentados -como lo hacíamos antes-, mientras recibimos un NO como respuesta cuando vayamos por auxilio a los hospitales que mal que bien ahora están funcionando. Tendremos que tragarnos un NO, cuando en las noches, se nos presente una emergencia y NO haya un módulo de Barrio Adentro a donde acudir para solventar el trance. Tendremos que “comernos las alfombras” cuando la crisis apriete y NO tengamos MERCAL para adquirir los productos básicos. Es más tendremos que conformarnos cuando nuestras parejas nos digan en la cama: “De aquello… NO más de dos. ¡Hay que darle la oportunidad a otros vale!”
Por todos los NO anteriores, digámosle ¡SÍ!, un solo SÍ, un SÍ rotundo, a las posibilidades de perfeccionar las cosas que la Revolución ha generado.