Debido al berriche armado por un hombre inmaduro, caprichoso y malcriado
se va a efectuar uno de los actos más estúpidos que haya realizado la
democracia venezolana en esta nueva era de cambios revolucionaros, más
allá, en los últimos cincuenta años… y si curucuteamos un poco en la
historia política universal tal vez más.
El niñito mimado de su casa Henrique Capriles Radonski, mal acostumbrado
por sus padres a obtener lo que quisiera por cualquiera de los medios
imaginables, ha logrado nuevamente, luego de una pataleta atroz y soez,
el que le complazcan su petición de reconteo de votos a la usanza
antediluviana del recuento manual.
No sé cuantos millones de bolívares se han gastado ni cuantos miles de
horas-hombre se han destinado a construir la moderna plataforma
electoral con la que cuenta hoy día el pueblo venezolano; no sé cuantos
recursos se han invertido para inculcar confianza en el electorado ni sé
cuantas campañas se han gestado para educar al pueblo en la utilización
de este recurso; no sé cuantas cuartillas se han empleado escribiendo
acerca de las bondades del sistema electoral automatizado y ya perdí la
cuenta de a cuanto pingo han traído tanto el gobierno como la oposición
venezolana para que luego de varios días de holgura faraónica subsidiada
con dinero que pudiera ser destinado a mejores causas termine
declarando el fulano de marras que: “¡“Éste” es el mejor sistema
electoral del mundo!, ¡El más seguro!, ¡El mejor blindado!, ¡El más
confiable!”
Y sin embargo, ante los deseos de un solo hombre, flaquean las fuerzas,
surgen las dudas, renace la desconfianza, reculan las instituciones y se
vuelve al arcaico procedimiento de contar papelitos que ya creíamos
pertenecía al museo de la infamia comicial cuartorepublicana.
Henrique Capriles Radonski logró a un costo muy elevado que incluye
zozobra y desasosiego colectivo, pérdida de bienes materiales y el
sacrificio injustificable de vidas humanas, el que le concedieran el
contaje del 46% restante de las urnas electorales que no habían sido
previamente revisadas, es decir que ya antes más de la mitad de las
cajas, o sea el 54% había sido previamente auditada.
Por su grosería ya hubo ocho muertos (1), hubo perdida de
bienes comunales, centros asistenciales destruidos, casas incendiadas,
manifestantes heridos, hermanos absurdamente enfrentados.
La inconsistencia de los argumentos esgrimidos por Henrique Capriles
Radonski para solicitar la apertura de las cajas de votación no es
numérica, es mental y no aguanta una sesión de polígrafo como sus
declaraciones de fraude respecto a los resultados obtenidos en las mesas
del Liceo Bolivariano Antonio José Saldivia, ubicadas en Carache estado
Trujillo.
Por eso antes de que se abran las cajas del último proceso electoral,
les pido a mis compatriotas ofuscados que abran la página web del CNE y
que trate cada uno de ellos en la soledad de su amargura de constatar la
veracidad de las acusaciones que lanzó su “líder” Henrique Capriles
Radonski.
Antes de tomar nuevamente su cacerola y abrir otra vez el balcón de su
apartamento o la ventana de su casa, los insto a recapacitar un momento y
a preguntarse: ¿Si la democracia es el gobierno de la mayoría y 50.78%
es mayor que 48.95%, entonces que reclamo?
Antes de hacer oídos a los rumores que se esparcen como el polvo sin
sostén y con el viento, por qué no preguntarles a su respectivo comandos
de campaña o a sus representantes que antes de realizarse el proceso
eleccionario se ufanaban de poseer una inmensa maquinaria que llegaba
hasta los lugares más recónditos de la geografía venezolana y de contar
con testigos en cada una de las mesas: ¿Por qué esos mismos testigos no
salen a declarar la veracidad de las acusaciones?
Antes de volver a empuñar los fósforos e incendiar el próximo contenedor
de basura pregúntense a ustedes mismos ¿Cómo carajos hizo este gobierno
-“que es tan inepto”- para sacar de cada uno de sus respectivos centros
electorales a punta de pistola, amenazados, delante de cientos quizás
miles de furibundos votantes opositores y de alguno que otro periodista o
fablistán tarifado a ciento diecinueve mil quinientos testigos de mesa
reportados por Carlos Ocariz director nacional del comando Simón Bolívar
un día antes de realizarse el proceso electoral (2)?
Antes de romper el primer precinto y de escuchar el sospechado ¡Ohhh! De
desconsuelo: ¿Por qué no atreverse a pedir explicaciones a su “líder”
Henrique Capriles Radonski acerca de las supuestas cajas de votación
encontradas en Barinas y Barquisimeto? Según declaró Tibisay Lucena el
día previo a los comicios 39.018 mesas fueron instaladas y dispuestas
por todo el territorio nacional para recibir a 18.043.674 hipotéticos
votantes (3). Está claro que de aquellas, 17.948 cajas
deberán ser abiertas y recontadas sus papeletas. Si el 54% pudo ser
sometido a revisión en menos de medio día, este contingente de urnas
deberá serlo en un ratico y así de una buena vez nos quitaremos de
encima el chichón del Henriquito.
Antes de colocar la primera barricada, antes de ocasionar el primer
accidente, les conmino a preguntarse: ¿Será capaz Henrique Capriles
Radonski de asumir -como en 1992 lo hizo Hugo Chávez Frías-, la
responsabilidad por los desastres ocasionados por las bandas de
furibundos opositores luego de haber sido publicadas (por El Nuevo País)
unas fotografías viejas de destrucción de material electoral obsoleto
(de las elecciones de 2010) comentando que ese era el destino del
empleado en el último proceso?
Antes de abrir las cajas le pido a Henrique Capriles Radonski que abra
bien sus ojos y mire con detalle las fotografías con el rostro de los 8
muertos –oficiales, deben ser más- que debe depositar en el cementerio
personal de su conciencia, que observe las cajas de venezolanos que no
debieron haber muerto por su causa.
Hay una variedad de peces, los cíclidos, que guardan a las crías en sus
bocas, cada vez que acecha un peligro, como padres responsables recogen
la nube de alevines dejándoles entrar a sus bocazas, Al menos 7.575.704
venezolanos estaríamos altamente interesados en ver como Henrique
Capriles Radonski abre sus fauces y recoge sus irresponsables palabras.
Antes de abrir las cajas por qué no pedirle al candidato perdedor
Henrique Capriles Radonski que consigne en acto público una declaración
de aceptación definitiva de los resultados para que no vaya a salir más
adelante con otra barrabasada y nos someta nuevamente al espectáculo
tragicómico de otro de sus berrinches.
El “pelito” que trata de ignorar o al menos minimizar Henrique Capriles
Radonski sobrepasa el cuarto de millón de personas, 273.056 para ser
exactos entre los que se encuentran mi voto y seguramente el de usted
que ha tenido la paciencia de llegar hasta este punto de la lectura. Yo
quiero que mi voto se respete y por más cacerolas que suenen y por más
pataletas que se escuchen la voz de la mayoría del pueblo venezolano
tiene que ser respetada.
Antes de que se abran las primeras cajas electorales invito a todos a
abrir los ojos y a reflexionar para no terminar abriéndole las puertas y
las piernas a quien viene a esquilmarnos.