Que
doloroso resulta sentir como la desilusión poco a poco le arranca a la vida unos
cuantos pedazos. Decepciones amorosas, contrariedades familiares, frustraciones
académicas, chascos amistosos, desaciertos laborales, no duelen tanto como el
desplome de un icono, el derrumbamiento de una persona idolatrada. Desde la
lejana Tel Aviv llegaron los ecos de un concierto inexplicable. Girones de
melodías, estribillos malogrados. Como perros rabiosos, el desengaño y la desesperanza
le descuajaron a nuestra existencia con cada nota emitida, con cada frase
entonada, con cada dentellada propinada, grandes trozos de nuestras almas.
Dos
artistas españoles en el ocaso de sus carreras y por un puñado de dólares
hicieron sentir a su antiguo público lo mismo que se siente al vagar por las
calles de Roma o de Atenas, por el tiempo devastadas. Así, como bajo un cielo esplendoroso,
con el sol radiante del Mediterráneo cayendo a plomo sobre sus geografías
escarpadas, piedras muertas y ruinas silenciosas, llenas de confusión y sigilo
invocan la contrariedad, así mismo, el comportamiento avieso de individuos a
quienes tú idealizaste sinceros, arruinan de un zarpazo el sonido aletargado de
las tardes de adolescencia, la banda sonora de los recuerdos colegiales.
Despechos
sin orden, decepciones sin cronología, pueblan de misteriosas inscripciones, de
jeroglíficos inoportunos, las reminiscencias universitarias y de golpe se
revelan bajo el tono del desaliento que la esquela redentora trueca en la Piedra
Rosetta de la amargura. El hechizo se derrumba y los actores en un descuido
pecuniario, dejan al descubierto su verdadera cara. Insensibles al calor de
Gaza, a las nubes polvorientas que luego de cada explosión se levantan, Joaquín
Sabina y Joan Manuel Serrat cantan. Lo hacen para unos seis mil israelíes,
quizás la mayoría ajenos a la conducta genocida de sus gobernantes, pero que si
pudieran haber entonado alguna consigna de inconformidad ante la masacre
sistemática de seres humanos, pero que en la festiva emoción omiten, olvidan,
desdeñan, simplemente dejan de lado.
Mientras
los “Dos pájaros de cuenta” se divertían y hacían guiños descarados al régimen
sionista, los noticieros televisivos mostraban al resto del mundo los cuerpos
lanzados a la distancia por las ondas expansivas vueltos cadáveres
impertinentes frente a sus propias cámaras. Señalaban y revelan como un pueblo
que ha sufrido persecuciones, éxodos, exterminios, crímenes de lesa humanidad,
es capaz de emprender contra otros seres hasta arrasar su tierra e intentar aniquilarlos.
Sobre
los escombros surcados de grietas, tras los bloques carcomidos, sobre el
terreno calcinado, se podía percibir el sonido de las pisadas de un ejército
homicida, instrumento de opresión de otras fuerzas más allá de la metralla, que
alternaba con los compases apagados de la música de estos cantantes.
Imperturbables
los oídos de Sabina a los hombres que blasfeman mientras avanzan por
callejuelas estrechas cargando a otro inocente asesinado, Indiferentes los tímpanos
de Serrat al desorden estruendoso del rebaño adolorido por la sangre derramada,
dejan escapar canciones de su gira “Dos pájaros contraatacan” mientras aviones
israelíes sueltan su mortífera carga sobre la Franja de Gaza.
Hasta
los Backstreet Boys decidieron suspender sus conciertos en Israel y elevaron
peticiones a favor de la paz y el respeto a Palestina, pero nuestros antiguos
conocidos en una senil decisión, se desplazan tan deprisa en contra de la
corriente mundial de apoyo a la concordia y a la convivencia en medio de la
Franja de Gaza que se vuelven insensibles al clamor de la humanidad.
Como
con Roma y Atenas, recordaba la grandeza de lo que ahora se presentan como dos
ruinas humanas. Hablamos de incongruencias entre lo que dicen sus canciones y
lo que particularmente hacen con el negocio de su espectáculo. Se han degradado
al mismo nivel de Arjona a quien nadie le cree el contenido de sus letras, la
perorata de sus canciones.
Humaredas
atizadas con cadáveres de niños, de mujeres, de inocentes, hacen de efectos
espaciales a las funciones, representaciones o actos que se presentan ahora en
territorio israelí. De sobrevivir algunos de esos niños a este verdadero
holocausto: ¿Qué sentimientos habrían de albergar contra los asesinos de sus
padres? Semillero de conflictos, esta lucha fratricida por el control de un
territorio que, sin lugar a dudas les pertenece a los palestinos, traerá como
frutos la perpetuidad de la matanza, un ojo por ojo bíblico que culminará con
la destrucción de generaciones enteras, con la diseminación del odio por las
arenas del medio oriente y que los vendavales del desierto trasladarán por los
aires sembrándola por toda la intranquilidad del orbe.
Entregan
pues al público Serrat y Sabina su palabra tarifada, se volvieron así
prostitutas insensibles del canto y desde el lupanar de la industria seguirán
intentando halagarnos con sus melodías, pero en el fondo pensarán
exclusivamente en el resultado monetario.
Terminarán
así con vergüenza los “Dos pájaros de cuenta”, una carrera hasta ahora
descollante. Si de cantar se trataba hubiesen podido hacerlo cómo no, pero
aludiendo así fuese en inentendibles frases catalanas pidiendo por la paz, por
el respeto a la vida, por la dignidad de un pueblo que de no ser por las
apetencias imperiales de controlar el medio oriente con su océano de petróleo
liviano, con su estratégica posición geográfica, con el estrecho de Ormuz
incorporado-, viviría tranquilamente arrancándole al desierto los magros frutos
que éste desde tiempos inmemoriales les ha suministrado.
El
tiempo se confunde y la eternidad se esfuma. En medio de dolores y murmullos,
las ráfagas de plomo y el olor agreste de las piedras devastadas, la
frustración llega a ser un arte. Una charca capaz de devolver en su reflejo
variaciones incontables, interpretaciones infinitas sobre un mismo tema… Caín
contra Abel, la destrucción entre hermanos. La sumisión humillante al becerro
dorado ha hecho que se le pierda el respeto, un poco del cariño que desde
chicos le tuvimos a estos, si se quiere, exitosos cantantes. Les ilumina hoy
día en medio del escenario mundial del desagrado, un rayo cenital, una luz
blanca y enceguecedora, el resplandor de la ironía. Para ellos la conciencia
les resulta una preocupación anacrónica. Para nosotros es la honestidad un
instrumento pedagógico.
Luego
del último bombardeo, la marea avanza bulliciosa cargando sus muertos por una
ciudad sin semáforos. A la distancia nos sumamos al clamor de unos seres
humanos que nos duelen como nos duelen las vidas de todos los seres humanos…
¡Resiste
Palestina! No estás sola en tu lucha, cuentas con el apoyo incondicional de la
mayoría del pueblo bolivariano, ¡Palestina Aguanta!